Por Arantxa Castillo y Fotos Cortesía/España ha sido uno de los países más afectados por la crisis sanitaria a causa del coronavirus, desde el inicio de la pandemia hasta ahora, el total de infectados es de 270 mil 166 personas con 28 mil 429 defunciones, de acuerdo a las cifras actualizadas en el periódico El País.

La desescalada paulatina del confinamiento permitió la reapertura de los teatros en la fase 3 del “Plan para la transición hacia una nueva normalidad” que comenzó el 25 de mayo para una parte del país excepto en Madrid, Barcelona y otras comunidades, fase en la que se abrieron cines, museos y teatros con entrada limitada con el tercio del aforo.

Conforme ha ido avanzado la desescalada, más teatros en España han podido abrir sus puertas. En Madrid por ejemplo fue hasta el 17 de junio, que Los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid se convirtieron en el primer recinto de la región en levantar el telón. Las noticias de reapertura han sido celebradas por la comunidad teatral que se esmera por ajustarse a los estrictos protocolos que les permitan continuar en funcionamiento.

Sin embargo, gran parte de los teatros en Madrid continúan cerrados y los hacedores escénicos enfrentan un desafío importante ante el paro de actividades que evidenció la crisis de la industria teatral, afirma Alberto Conejero para Cartelera de Teatro.

El dramaturgo de La Piedra Oscura y  director del Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid, nos cuenta en una videollamada por Zoom desde Madrid, lo que ha significado esta crisis sanitaria para el teatro en su país. Desde una sala llena de libros, Conejero habla mientras mueve las manos para remarcar sus gestos.

“Sin duda fuimos uno de los países más afectados de la pandemia, tuvimos uno de los confinamientos más restrictivos del mundo, estuvimos más de un mes sin ninguna actividad, más que la de ir al supermercado, un mes de marzo y abril especialmente terribles. Fue uno de los silencios más largos de la historia del teatro, ni siquiera en la Guerra Civil, ni en la Dictadura hubo un parón tal de la actividad teatral, nosotros fuimos de los primeros en cerrar, veíamos que seríamos de los últimos. Por fortuna esto no ha sido así, si bien el camino no está siendo nada fácil, no fuimos los últimos”, comentó.

Teatros fieles a los protocolos

Actualmente España afronta un rebrote de contagios de Covid-19 que ha puesto al sector teatral en alerta, despertando en la industria el miedo a un posible cierre o cancelaciones de eventos y festivales de teatro, que de momento en Madrid permiten un 60% o 75% del aforo, según el tamaño del teatro.

“Nosotros fuimos muy beligerantes, porque al principio el sector cultural fue muy generoso, nos volcamos en compartir streaming muchos eventos gratuitos para acompañar a la gente en este confinamiento tan duro, donde la cultura y el ocio fue fundamental para vivir el encierro”, comentó Conejero, también galardonado como Mejor Dramaturgo en los Premios del Público Cartelera 2017.

Abundó: “Estamos sometidos a una gran incertidumbre, porque estamos en un horizonte de rebrotes, pero estos son por el ocio nocturno, lo que estamos luchando es porque no queremos que nos equiparen con el ocio nocturno, no estigmatizamos la industria de la hostelería, pero no somos lo mismo, estamos cumpliendo con las medidas escrupulosamente”.

Conejero asegura que un teatro que cumple los protocolos no es más peligroso que un restaurante o un transporte público:” Lo que nos gustaría es desterrar la idea de que ir a un teatro es peligroso porque nosotros no lo creemos así porque se ha tomado una serie de protocolos acorde a lo que pidió el gobierno, además adentro nadie se quita el barbijo, no se habla durante la función, es mucho más fácil controlar un teatro que controlar un lugar de ocio, donde la gente toma o bebe, aquí no se pueden vender más butacas de las que se pueden vender”.

También explicó que los Teatros han sido nombrados células de convivientes es decir que permiten que los actores, bailarines y músicos se realicen pruebas con regularidad para evitar un contagio por su interacción en el escenario.

Con resistencia y optimismo

Hace unos días se anunció la posible cancelación del Festival Greec, debido a un mensaje emitido por la Generalitat de Cataluña que pedía suspender todas las actividades culturales en Barcelona, por lo cual el sector respondió con un movimiento cuyo hashtags #LaCulturaessegura inundó las redes sociales mostrando la indignación y el desacuerdo ante la idea de asociar la cultura con la propagación del virus.

La iniciativa que partió de la Unión de Músicos Profesionales sumó la voz de productores, actores, directores y dramaturgos entre ellos, la de Alberto Conejero, quien está convencido de que es momento de reivindicar los espacios culturales como seguros.

“No podemos permitir que los poderes oligárquicos que siempre han tenido una relación difícil con la cultura aprovechen la excusa de la pandemia para generar una merma en el sector. Nos toca un ejercicio de responsabilidad, pero también de optimismo, no de derrotismo y de reivindicar que ir a un teatro es seguro”.

Agregó: “Ya hemos padecido mucho, estamos es una crisis del sector muy dura porque afrontamos la reducción del aforo, pero por lo menos con los teatros abiertos porque yo insisto si podemos tomar un transporte público ¿Por qué no se va abrir un teatro? Insisto que la actividad no puede ser solo la que el capitalismo considere esencial, porque si es válido aglutinar una masa trabajadora en el metro y luego privarla de la cultura, eso no tiene justificación, si tú puedes tomar un transporte público, tú puedes sentarte en un teatro”.

Actualmente el dramaturgo se prepara para el Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid, que este  año, señala será un Festival de “proximidad”, es decir, en el cual las propuestas madrileñas tendrán un lugar destacado.  Agregó que en esta edición del festival  pretende incluir a las salas alternativas de teatro, que han sido de las más afectadas por la pandemia, para que puedan reactivar sus escenarios.

Conejero asegura que la mayoría de teatros de Madrid aún permanecen cerrados sobre todo aquellos del sector privado, que encuentran una mayor dificultad para sobrevivir. Para el dramaturgo de Los días de la nieve la alternativa ideal sería recurrir a los fondos públicos para ayudar a las salas alternativas, por otro lado le preocupa que “se empobrezca la subjetividad y el discurso y salgamos de esta pandemia con menos voces” por lo que reafirma su convicción de resistir y mantener los teatros abiertos.

 

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