El 28 de junio se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBTQA+. Se trata de una fecha que, originalmente, conmemora los disturbios de Stonewall, en 1969 en la ciudad de Nueva York. Esa fecha se marca como el inicio del movimiento de defensa de los derechos de la comunidad LGBTQ+.

El teatro es una herramienta para visibilizar y para hablar de una sociedad. En la cartelera de la Ciudad de México hay un buen número de montajes que tocan la temática de la diversidad desde distintos géneros y desde distintas ópticas. Junio en el 93, Orlando y Mikael: Los arrepentidos, La golondrina, Todo mundo habla de Jamie, Smiley, y el Ciclo Albricias Diversas de la Coordinación Nacional de Teatro o Entre lenchas, vestidas y musculosas del Sistema de Teatros de la CDMX son solo unos ejemplos.

El teatro es un “agente de cambio, de transformación, somos agentes de concientización”, dice el actor y director Juan Ríos. Mientras que el director escénico Sebastián Sánchez Amunátegui sostiene que la diversidad de la sociedad es un tema del que hay que estar hablando, “por más que un grupo no lo quiera ver, esto ya está ocurriendo, el mundo ya es diverso”.

Para celebrar este día nos acercamos para platicar sobre él con ambos directores, la actriz trans Dana Karvelas, el actor  Jerry Velázquez, la creadora escénica Myrna Moguel, la actriz y directora Pilar Boliver y con el elenco de Pachecas después del funeral. A fin de cuentas, es su visión la que nos habla de esta diversidad que queremos celebrar.

 

Vínculos en una sociedad diversa

El teatro es un espacio que se presta, por su naturaleza, a la diversidad. Es un lugar donde podemos vernos reflejados en el otro y ver a la sociedad reflejada. Ahí podemos ver lo mejor y lo peor de nuestro entorno: preocupaciones colectivas, retos y desafíos, deudas históricas y rezagos.

La diversidad es un tema que el director Sebastián Sánchez Amunátegui aborda en sus montajes frecuentemente. Su visión es hacer teatro desde las cosas que le interesan y con las que comulga. En este sentido, su postura es que hablar de la temática LGBT+ es importante, “siempre desde una perspectiva que todas caben en las obras”.

Entre las obras con esta temática que del director he visto recuerdo algunas como Tiernas criaturas, Estúpida historia de amor en Winnipeg, Mi querido capitán o actualmente Orlando y Mikael: Los arrepentidos. En ellas el tema no es sí la orientación sexual de los personajes, si bien es desde donde se aborda una historia, la verdadera profundidad está en los vínculos que estos personajes desarrollan dentro de determinado entorno social.

Al respecto, señala Sebastián, se trata de historias que están marcadas por el entorno de una sociedad y de la vida cotidiana. Abordar sus montajes desde la comunicación entre los seres humanos es lo que unifica los discursos: “Siempre busco hablarles de lo que me interesa a mí como gay. Hablar de los vínculos que yo genero en la sociedad, me gusta reflejarlos en el teatro, pero esos vínculos son en una sociedad diversa”.

La realidad a través del tiempo ha ido cambiando

Narrar y escuchar estás historias genera dinámicas de transformación, tanto para los creadores como para el público. Para el actor y director Juan Ríos (Los chicos de la banda, Happy, Afterglow) se trata de ver en el teatro una radiografía de nuestra sociedad. “Se trata de concientizar, de hacer consciente a la población, de hacer consciente a la sociedad de lo que ocurre” para finalmente aprender algo.

En este sentido, Ríos Cantú, considera que hay obras que han sido fundamentales para revolucionar las conciencias. Entre ellas, menciona a Los chicos de la banda y Un corazón normal.

Los chicos de la banda estrenada en 1968, habla de lo que sucedía en Nueva York en aquel entonces a través de 8 personajes “cuya preferencia sexual, era, digamos, lo diferente a lo que se consideraba normal, en el sentido de estar siguiendo la norma”. Al respecto, puntualiza, en aquel entonces se consideraba un delito la práctica homosexual.

En los años ochenta, Un corazón normal habla de lo que el gobierno de los Estados Unidos hizo con relación a la información sobre los primeros afectados por el VIH. En su momento la enfermedad fue calificada como incurable, y “mató a tantas y tantas personas por el hecho de no haber informado adecuadamente el gobierno lo que estaba sucediendo con la comunidad gay”, explica el director.

Finalmente, a estas obras, Ríos suma Afterglow, que actualmente dirige. En las tres obras los personajes juegan desde realidades completamente diferentes, desde ser una práctica proscrita en los años 60 del siglo pasado, hasta una pareja en la actualidad legalmente casada. Sobre este punto, advierte: “Vemos que la realidad a través del tiempo ha ido cambiando, si no consideramos que el teatro ha sido parte fundamental de esto, me parece que estaríamos muy equivocados”.

Desde dónde contar las historias

La manera en que el teatro puede transformar a la gente atraviesa por los puentes que se tienden entre creadores y público. Dana Karvelas, quien da vida a Orlando en Orlando y Mikael: Los Arrepentidos, siente que en el teatro se crea una energía diferente. “Si pones una obra de teatro con cierto tema, a lo mejor ríspido o medio polémico, por así decirlo, de alguna manera vas a crear algo en la gente que la vaya a ver, vas a crear que saliendo de ahí ellos van a tener un tema de conversación”.

Karvelas destaca, en este sentido, que cualquier representación artística, sea cine o teatro, sirve para generar conciencia. Se pueden tocar, nos dice, temáticas más fuertes y abordarlas desde otro punto de vista.

Para el director Sebastián Sánchez Amunátegui es importante no hablar desde el sufrimiento, sino hacerlo desde el arrojo, “desde el yo soy así y desde aquí me lanzo”. En ese sentido, “el sufrimiento puede ser una consecuencia de mis acciones como personajes de mis obras, pero ese sufrimiento lo tenemos todos de distinta manera, es interesante ver cómo lo viven los personajes, pero no es un discurso de sufrimiento”.

Lo que hay que hacer, señala, es presentar personajes que sufren, pero que también se divierten. “Lo que genera mayor inclusión es mostrar a los personajes en su riqueza, no generar discurso maniqueos […] de lo bueno y lo malo, que ya son temas bastante caducos”. agrega.

Sánchez Amunátegui explica que ahí radica lo interesante de los personajes, “busco esos textos, donde los personajes son arrojados y eso es lo que hace que sean divertidos, y al mismo tiempo que haya un mensaje y que haya una postura”. La vida cotidiana, afirma, no es sufrimiento, es ir adelante con lo bueno y con lo malo.

¿Quiénes narran estas historias?

En los últimos años se ha ido dando un cambio paulatino en quiénes narran las historias. En este sentido, Jerry Velázquez considera que hace algunos años estas historias con temática LGBTQA+ las hubieran contado hombres heterosexuales cisgénero. Actualmente, estas historias están siendo representadas por personas “que viven día a día estas realidades”, como nos dice el actor.

El quien cuenta estas historias es un tema muy importante y fundamental para cambiar el enfoque de la sociedad. Para Jerry, la importancia de esto radica en que se trata de sectores de la población que siempre han sido discriminados. “Aquí tienen la oportunidad de ser ellos al 100% y poder interpretar estos personajes”, puntualiza.

Sobre cómo se cuentan estas historias, Dana Karvela destaca el hecho de que en Orlando y Mikael: Los arrepentidos, se hayan elegido actrices trans. “Eso ya es un cambio de mentalidad”, afirma. Subraya que el público también ha cambiado, si bien hay un público asiduo al teatro, considera, “también hay un nuevo público para el teatro”. Se trata de un salto en la mente de muchas personas de cómo se perciben ahora las identidades trans.

Se trata sobre la verdad y la potencia,afirma Karvelas. Sobre esto explica: “La identidad trans no es un personaje, es una identidad. El personaje es que sea bailarina, que sea abogada, que vende chicles, ese es el personaje. La otra es una identidad”.

Un tema de educación

El principal enemigo de la diversidad es la ignorancia. Sobre ello nos platica el elenco de Pachecas después del funeral. Para Checho Alazcuaga “La coña”, quienes se sienten ofendidos son personas que envejecieron y no van con el progreso, que no se abren a panoramas nuevos y diferentes.

Se trata, agrega, de un tema de educación: “Un papá debe hablar con sus hijos y decirles que hay un panorama aparte de papá, mamá, hermanitos y hermanitas… hay hermanes”. Se debe buscar, considera, que un papá bien educado eduque a su hijo “para entender que el mundo y el universo son muy grandes”.

Julls Granados “La Lupe” sostiene que el problema no es el teatro ni el tipo de teatro y su contenido, “el problema del teatro en México es el público que lo asiste a ver, o que no va, o que va a los partidos de fútbol en vez de ir al teatro”.

Pachecas en su momento causó mucho ruido porque hace muchos años tener lo que ahora son drag queens en el escenario no era bien visto, explica Samuel Zarazúa. “Creo que es ir avanzando, y Pachecas es una obra que rompió con muchos tabúes y rompió paradigmas”, afirma.

Sobre este punto, Ramsés Molina “Déborah la grande” señala que es agradable ver como van cambiando las cosas y toman su curso. Pachecas, nos dice, fue precursora para que en la actualidad haya diversas propuestas con drag queens en el escenario. “Eso habla de que no solo pertenecemos a una vida nocturna, sino que podemos estar en cualquier medio, y en cualquier lugar como ambiente laboral”.

Finalmente, Eduardo Flores “Felina la mexicana”, nos dice, “nos quitamos el velo de los ojos y comenzamos a hacer lo que tanto queremos, un progreso, una transgresión, pero en buena onda”.

El Pride tiene que ser justo el día en que todos nos juntamos

Sobre el Pride, señala Sánchez Amunátegui, es una fecha que hay que celebrar, sin embargo, acota, “me gustaría que fuera todavía más diversa”. En este sentido, reflexiona, la sociedad contemporánea es cada vez más segmentada, “en el siglo XX era muy fácil porque las luchas eran muy marcadas”. “Se tiene que volver más rico en esa segmentación, es decir, aunque estemos todos segmentados, y pensemos distinto, y todos estemos desde una trinchera cada vez más separada de la del otro, el día de el Pride tiene que ser justo el día en que todos nos juntamos”.

Sin embargo, advierte el director de Los Arrepentidos, es importante no ser panfletarios. El peligro de ser panfletario pasa por encasillarse y perder alcance hacia el otro. Lo Sánchez Amunátegui lo resume así: “Al ser panfletario creo que lo que nos pasa es que ya no ponemos en unas cajitas que va a ser muy difícil moverse de ahí. Uno va descubriendo la vida y uno va, a partir de eso, entendiendo su discurso. El discurso puede cambiar, todos los discursos tienen que ir cambiando, hay que evolucionar, la palabra sería evolucionar, los discursos tienen que evolucionar todo el tiempo”.

Capacidad crítica y autocrítica

Por su parte, Juan Ríos considera que la comunidad debe tener una capacidad autocrítica. “Finalmente los primeros que marchaban, marchaban para no morir, para no ir a la cárcel, para no ser juzgados, para no ser estigmatizados, y cada vez más se ha ido convirtiendo en una fiesta en la que esa exigencia de derechos también se puede ver como una ofensa para algunas personas”. En este sentido, reflexiona, “también la forma es fondo, y tenemos que seguir buscando que estas formas sean las correctas”.

Sostiene en este sentido que es importante que “siga existiendo esta visibilidad para nuestra comunidad, pero también debemos ser claros en esas peticiones”.

“Creo que tenemos que como comunidad también tener esa capacidad crítica y autocrítica de qué realmente estamos celebrando, es una celebración, o sigue siendo una petición, seguimos dando un pronunciamiento, me parece que es importante que sigamos pronunciándonos ante las injusticias. Si bien hay avances desde el 68 hasta acá, en lo que hemos conseguido, en lo que se ha creado socialmente a nivel de conciencia, aún hay mucho por hacer”.

Momento de unirse, de despertar, de festejar

Sobre el Pride, Dana nos dice que desde la primera vez que fue hasta ahora ha habido un cambio. Ahora, señala, hay mucha gente y muchas familias,”me gusta que se haga eco de muchas cosas”. Sin embargo, señala también que una parte que no le gusta es que se “crea mucha separación entre los colectivos”.

“Creo que es momento de unirse, de despertar, de festejar”, dice la actriz. Si bien es un festejo, subraya también que hay gente a la que le tocó vivir épocas muy difíciles, “la misma Terry, le pasaron cosas, y tú ves a Terry y es feliz”.

Finalmente, Pilar Boliver, quien ha caminado junto a la comunidad LGBTQA+ durante mucho tiempo nos dice que “se trata de un movimiento que tiene que ver conmigo, porque creo en los seres humanos. Yo no creo en la preferencia sexual ni en la de género, ni en el género que quieres o te toca ser, creo en los seres humanos y creo que hoy por hoy está muy visibilizado, pero falta mucho trabajo por hacer”.

En nuestro país, considera la actriz y directora, existe todavía mucha homofobia, transfobia, y misoginia. “Claro que hay que salir al Pride, por el orgullo, por el parade, también creo que hay muchas cosas que se tienen que hacer para la dignificación de nuestra adorada comunidad, porque yo me considero eso, ser humano y soy parte de esa comunidad”, reflexiona.

Hay avances, pero aún hay mucho por hacer

Si bien, todavía existen muchos problemas y discriminación, también hay avances en todos los campos y en la visibilización. La sociedad ha cambiado, los avances se dan de manera lenta pero constante.

Para la actriz trans Dana Karvelas, la visibilidad ha aumentado, sin embargo hace falta todavía que la gente comprenda muchas cosas sobre la diversidad sexual. La reflexión que hace en este tema es que “el teatro tiene mucho que aportar, porque son temáticas no muy comunes, la manera en las que las aborda el teatro y la manera en que la gente las ve […] pueden generar un discurso interno diferente”.

Sobre este particular, Sebastián Sanchez reconoce que hay muchos problemas todavía, pero también está convencido que las cosas son como son, “un coche que ya no va a frenar”.

Juan Ríos coincide en este punto. Como ejemplo, pone el director, Afterglow, en donde se presenta “una realidad mucho más acorde con nuestros días, donde ya la luchas parece que quedaron atrás, aún hay mucho por hacer, pero la lucha por la aceptación, por la validación, por sus derechos, por sus libertades de acción ya no son el tema”.

Ambos directores coinciden en que el teatro tiene que seguir hablando de estos temas y seguir abriendo preguntas.

El actor Jerry Velázquez considera que se trata de un camino que se va recorriendo paso a paso por las barreras tan fuertes que existen, “pero cada vez con más contundencia y cada vez dando pasos más grandes”. Como ejemplo pone la cartelera teatral en la CDMX, “repleta de títulos LGBTQA+”, y expresa su deseo que esto se replique en los medios audiovisuales mexicanos.

El teatro es para hacerse preguntas

El teatro ha jugado un papel fundamental y muy valioso en la visibilización de la diversidad y en el avance. ¿Actualmente, hacia dónde debe ir al teatro en este tema ya que se han conseguido algunos avances?

Ríos Cantú destaca que muchas veces no se es consciente de la labor que como agentes de cambio y transformación les toca hacer desde la parte creativa. El teatro, agrega Juan Ríos, le parece que debe tener una función social también y debe ser de alguna manera útil.

En este sentido, Sebastían Sánchez nos dice que “el teatro es para hacerse preguntas, no para responderlas. Yo creo que lo que hace el teatro es preguntarse cosas”. Esto, en el teatro “muy panfletario o en el teatro muy gay”, no sucede, pues no se hacen preguntas, se dan respuestas, obligaciones del deber ser.

El teatro debe ir más allá

Sobre este particular, Dana Karvelas considera también que el teatro debe ir más allá, “no debe regresar, sino ir más allá”. Señala que para ello debe haber más arrojo de las producciones y poner más obras con este tipo de temáticas, que el tema “cada vez se vaya haciendo, por así decirlo, más común, que se vaya haciendo más cotidiano”.

Se trata, señala Dana, de un eco en la sociedad y el tema de la diversidad se va volviendo cada vez más cotidiano y más común, no nada más en el teatro, sino a nivel personal.

Por su parte, la creadora escénica y actriz Myrna Moguel, cuyo trabajo se relaciona con la identidad, la memoria y la expansividad -es decir la manera de trabajar con disidencias y generar proyectos que hablen a distintas personas-, nos dice que una de las preguntas es cómo, sin que sea solo una moda, se puede construir una mirada hacia otros lugares. “Creo que es muy importante entender desde el hecho escénico, desde la creación, cómo poder hablar, por ejemplo, en el caso de Fierce esa era la pregunta, ¿Cómo desestigmatizar y no decir que el VIH viene solamente de tener ciertas prácticas sexuales?”.

El tema, nos dice Myrna, es cómo generar discursos desde una deconstrucción de tu propia mirada.

 

Por Óscar Ramírez Maldonado. 

No dejes de recibir en tu correo, Facebook o Twitter toda la información y los estrenos de las obras de teatro de la Ciudad de México.