Por Óscar Ramírez Maldonado/ “Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra…. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas; doblan por ti”. Este es un verso del poema Por quién doblan las campanas, del poeta inglés John Donne.

Inicio mi participación con estas palabras porque si algo nos enseñó o nos vino a recordar la pandemia que estamos transitando, es que ningún ser humano es una isla, estamos estrechamente relacionados, y lo que inició a 13,395 kilómetros de aquí, hace más de un año y medio, en una ciudad que hasta entonces muchos de nosotros no habíamos oído nombrar, ha cambiado nuestra forma de ver el mundo y de relacionarnos.

Nos obligó a un confinamiento y a la distancia social, a poner en pausa el mundo que hasta entonces habíamos conocido. En este contexto, los espectáculos y el arte fueron uno de los sectores más castigados. Las pérdidas en materia económica son incalculables, incluso las industrias más poderosas del teatro, como Broadway, entraron en una profunda crisis.

En un estudio de la Unión Europea, publicado en noviembre pasado, se encontró que las artes escénicas perdieron en el 2020 un 90% de sus ingresos. Esto en un continente en el que entre los años 2013 y 2019 el sector creció anualmente un ritmo de 2,6%, se trata por sí solo de un dato alarmante.

Todo lo que hemos vivido nos ha obligado a repensar y reinventar la manera en que hacemos las cosas. Pero en realidad no inventamos nada, ni encontramos el hilo negro, simplemente la emergencia nos hizo aprender a usar, sobre la marcha, las herramientas tecnológicas que estaban desde hace un tiempo emergiendo. La realidad nos hizo hacer un uso más eficiente de ellas; para el teatro se trataba de sobrevivir, y en ello el teatro es experto.

En abril de 2019, a poco menos de un año de que se declarara la emergencia sanitaria en el mundo, nuestro medio entrevistó a Jorge Dubatti. Nuestra corresponsal en Buenos Aires platicó con él y de manera casi inmediata el texto se publicó en nuestro sitio, ahí estaban ya las herramientas de comunicación a distancia, las mismas que nos permitieron mantener el contacto y vincularnos durante la pandemia. “El teatro es un acontecimiento de la cultura viviente, y ha tenido que dialogar con el cine, la radio, la televisión, el video, la digitalización, y todavía sigue vivo, y cada vez más vivo; más que si el teatro está muriendo, la gran pregunta sería ¿por qué está tan vivo el teatro?”, nos dijo en aquel entonces el crítico e historiador teatral argentino.

Ante el cierre de los teatros, productores, directores y creadores encontraron caminos. Bajo prueba y error, lograron ir levantando la cabeza, no dejar de hacer en un momento en el que lo importante era seguir creando a toda costa. Esto es, nos platicó Dubatti en la entrevista que les menciono, otro rasgo sobresaliente del teatro, “la capacidad maravillosa de encontrar recursos para evitar el estancamiento”. En latinoamérica, nos dijo, “hacemos teatro que no tiene gran apoyo de grandes empresas o del estado, hacemos un teatro muy potente pero con poco dinero, ahí hay un sabiduría que tiene que ver con dos capacidades, una es la resiliencia, la capacidad de construir en la adversidad de cualquier tipo, y otra es lo que me gusta llamar la serendipia, la capacidad de encontrar cosas donde nadie las está buscando, tesoros teatrales donde nadie los ve”.

Todo esto es más cierto hoy que nunca. Los creadores mostraron esta resiliencia, y nosotros los medios que difundimos el quehacer teatral, también lo hicimos. Y en este punto quiero reconocer a todos nuestros colaboradores, que en las circunstancias más difíciles, nos ayudaron a seguir adelante.

En este escenario, lo importante para Cartelera de Teatro era seguir comunicando, creando comunidad, como señala el nombre de esta mesa en la que nos encontramos. Este siempre fue uno de los objetivos de nuestra plataforma, crear un sitio en donde quepan todas las expresiones de las artes escénicas de nuestro país, donde quepan todos los espectadores de teatro y puedan transitar de un género a otro conociendo la oferta a la que pueden acceder.

Evidentemente, con el avance de la pandemia las dinámicas de la información cambiaron. En un primer momento las noticias sobre estrenos y novedades que normalmente publicamos fueron reemplazadas por el cierre, uno tras otro, de esos lugares simbólicos para la comunidad teatral. Corrientes, West End, Broadway, nuestros teatros en México, iban apagando las luces.

Entonces tuvimos que volcarnos a las propuesta digitales, hacer una curaduría del inmenso catálogo de opciones que se empezaron a abrir para los usuarios confinados en sus casas. Ampliar nuestro campo de acción, que hasta ahora había estado restringido a México y algunos epicentros de la actividad teatral en el mundo, para presentar a nuestros usuarios opciones de artes escénicas online que, literalmente, venían de todo el mundo y principalmente de toda América Latina. Después vino la reflexión con los creadores sobre todas estas herramientas, sobre sus potenciales y sus limitantes. Finalmente, con la apertura paulatina de los espacios teatrales, ha sido nuestra labor el informar al público sobre ello y sobre los protocolos para volver a las salas.

Un aspecto muy relevante para nosotros como medio, y que implica una gran responsabilidad, es que, según los datos de la Encuesta Nacional sobre Hábitos y Consumo Cultural 2020 elaborada por  la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, la gente se informa de los eventos culturales a través de Internet. El  95.3%  de los encuestados mencionó a las redes sociales,  el 77.1% dijo informarse a través de páginas de internet especializadas, como es Cartelera de Teatro.

Con el paso de los años, desde 2012 cuando iniciamos el proyecto, nuestro sitio ha ido integrando elementos multimedia e hipertextualidad a lo que difundimos. Se trata de lograr nuevos códigos narrativos y ubicar al usuario en el centro de estas narrativas. Esto se lo escuché decir al consultor en Medios y Proyectos Digitales, Álvaro Liuzzi en una charla para TED Argentina en el 2015. Si bien han pasado 6 años -una eternidad cuando hablamos de plataformas digitales- la premisa sigue siendo absolutamente válida. Nosotros estamos para contar historias sobre las historias que los teatreros cuentan y llamar la atención del público hacia ellas.

Sé que esto suena como si existiera una ruta de viaje perfectamente definida desde un principio, pero no es así, los medios digitales, por naturaleza, nos encontramos en ese mismo trabajo de adaptación continúa ante los cambios tecnológicos que ahora los creadores han tenido que emprender. Nuevas plataformas y nuevos canales se suceden con rapidez, los usuarios -según su rango etario tiene sus preferencias-, los algoritmos de las redes sociales y de los buscadores cambian y a eso tenemos que irnos adaptando. Es, más que un viaje a un destino conocido, un viaje de exploración para llegar a nuestros públicos objetivos.

Otra cosa que nos recordó la pandemia es que si bien representó una explosión en la penetración de Internet, la brecha digital que existe en países como el nuestro se profundizó. Así como hay un montón de gente que no tiene acceso a las artes escénicas, también las personas no acceden de la misma forma a las tecnologías digitales.

El Estudio sobre los Hábitos de los Usuarios de Internet en México 2021, de la Asociación de Internet MX, estimó que 2020 cerró con 86.8 millones de internautas en el país. Esto significa el 76.3% de la población de 6 años o más. En el primer año de la pandemia el crecimiento en el número de usuarios de Internet fue de 10.2%, el mayor en los últimos cinco años. Sin embargo, el 23.7% de los habitantes del país sigue desconectado.

Todo lo que hemos vivido durante estos 16 meses nos ha dejado más preguntas que respuestas. Es indudable que las herramientas como el streaming y las artes escénicas bajo demanda llegaron hace un tiempo ya, y la pandemia les dio el impulso necesario para quedarse. Pero, ¿cuál será su papel en esta nueva realidad a la que poco a poco vamos saliendo? ¿Cómo será la relación  de este tipo de plataformas con el público asiduo, que sufrió y se sintió frustrado ante el cierre de los teatros? Sabemos que han funcionado para hacer llegar más lejos las propuestas escénicas, a públicos que no habrían llegado de otra manera, ¿pero serán realmente fundamentales para generar nuevos públicos como a veces nos gustaría pensar?

Para quienes nos ocupamos de la parte de comunicar y difundir, las respuestas a las que vayamos llegando serán fundamentales. Porque nuestro público ha cambiado, todos lo hemos hecho después de lo que hemos vivido. Nuestros lectores saldrán de todo esto con nuevas necesidades y perspectivas, debemos renovar nuestro diálogo con ellos a partir de esto.

Este “Coloquio Después de la Emergencia: Teatro y Espacio Digital” es una herramienta importante para ir entendiendo esta nueva realidad e ir buscando respuestas. Esta mesa en específico, “Difusión, marketing, comunicación y comunidad en los nuevos medios”, nos plantea temas importantes para los creadores y los comunicadores, que nos permitirán continuar trabajando en conjunto para crear y fortalecer vínculos, para seguir conformando comunidades.

El estudio Mediatización de las artes escénicas. Consumos durante la cuarentena y perspectivas futuras, elaborado por nuestros colegas en Argentina de Alternativa y Enfoque Consumos Culturales, en una de sus preguntas encontró que la mayor desventaja que puede encerrar la experiencia digital escénica, según el público, es la “pérdida del ritual que implica la participación presencial”, así lo consideró el 78% de sus encuestados.

Lo digital y lo “real” no pueden separarse ya, son territorios que están ligados y conviven. Nuestra labor, desde nuestras respectivas trincheras, será convocar al público para que no se pierda esta ritualidad y “el aconteciendo convival” en los recintos teatrales. Nuestro trabajo es lograr que los nuevos medios y formatos trabajen al servicio de la experiencia teatral, que sean sus  aliados para diversificar y atraer públicos a la presencialidad. Los medios de difusión digitales tenemos esa capacidad de ser un puente entre el público y los creadores. Servimos como caja de resonancia para que el público, en esta nueva normalidad, se reencuentre con el teatro; los creadores, una vez que estén nuevamente ante la audiencia, tienen hoy más que nunca que generar esas experiencias fundacionales y significativas para el público, que lo haga desear regresar al espacio colectivo que son las salas de teatro. Experiencias que mantengan vivo el ritual escénico y la comunión entre el público y los creadores que sólo en lo presencial se puede dar.

Mesa 8: Difusión, marketing, comunicación y comunidad en los nuevos medios.

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