Por Arantxa Castillo y Fotos Francisco Bravo/Para entender el lugar que tiene la dramaturgia mexicana en la cartelera fue necesario recurrir a la voz de los creadores escénicos. En la pasada de entrega de nuestro especial, ¿Qué lugar ocupa la dramaturgia mexicana en nuestro teatro? Primera Parte: platicamos con el escritor y dramaturgo Juan Villoro; el director Antonio Castro y el director Adrián Darío Rosales, quienes ahondaron en la oferta de la dramaturgia mexicana.
En esta ocasión, el director Sebastián Sánchez Amunátegui, el actor Víctor Trujillo y el director cabaretero y dramaturgo Andrés Carreño fundador de Cabaret Misterio, nos compartieron sus experiencias para a definir un panorama más general sobre el tema.
Sánchez Amunátegui, quien estrenó la semana pasada, Estúpida Historia de amor en Winnipeg de Carlos Talancón y recientemente montó Afonía de la compañía Aguacate teatro: ambos textos mexicanos, aseguró que experimentar con dramaturgias mexicanas ha sido un acierto.
“He montado pocos textos mexicanos, pero cuando los montó es porque son autores que me gustan mucho como Mi querido Capitán de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, Mamá te quiero mucho de María Inés Pintado y Lía Popescu o el de Afonía que lo escribió el elenco, este (Estupida historia de amor en Winnipeg) es un texto de Carlos Talancón que mezcla la narración con la ficción. Me parece una combinación muy interesante y contemporánea. Pienso que tenemos un teatro en general en el que no nos gusta tocar mucho temas de identidad, sobre cómo somos los mexicanos o cómo nos comportamos”.
El director cree que al vivir en una ciudad con una extensa oferta cultural y de entretenimiento, la información se pierde con facilidad, provocando que las promoción de dramaturgias mexicanas no lleguen a grandes públicos.
“Creo que para ser un país tan grande, falta la promoción de la dramaturgia mexicana, no estoy diciendo que no haya, sino que es muy difícil llegar a ella. Como pasa en todos lados, sí nos llegan diez o veinte dramaturgos tendríamos que enterarnos de que están escribiendo, porque existe un gremio muy establecido. Se puede pensar que no hay muchos, pero sí los hay; sin embargo, las cosas se diluyen, hay festivales que ocurren en la ciudad, pero se entera el 1% de la población, eso nos pasa con el teatro”.
Mientras que para Víctor Trujillo, existe una crisis cultural que ha ido agraviándose sobremanera, misma que afecta principalmente a los creadores escénicos, en este caso: a la dramaturgia mexicana.
“Desde hace mucho tiempo la vida cultural mexicana está en depresión, todavía nosotros, mi generación se puede acordar cuando estaban los teatros de martes a domingo trabajando toda la semana, solo descansando los lunes. Era una vida cultural impresionante, el teatro, el cabaret, las compañías, los músicos, y de pronto se fue deprimiendo con la crisis del país; y como siempre, en nuestro país la parte cultural entra en receso porque no se le da la importancia que en otros países que, a pesar de la crisis, la pobreza, la violencia el gobierno le da su lugar a la cultura. En México eso no ha ocurrido”.
Recalcó: “La otra vez encontré un libro de la actividad teatral durante la época de Benito Coquet en el Seguro Social, no te la acabas, fueron 50 años, todos los teatros llenos, todos los actores pasaban por ahí. Luego empieza la crisis, la violencia, el narco, la corrupción y la cultura va perdiendo su apoyo: lo de la dramaturgia mexicana es un reflejo de esta esta crisis”, comentó el actor que dará vida a Tycho Brahe en La desobediencia de Marte.
Por último, Andrés Carreño coincide con Víctor Trujillo en el tema de la crisis económica que vive gran parte de la población del país. Carreño se presentó el pasado 21 y 22 de septiembre en el Ciclo Rebeldía y Empoderamiento en el Centro Cultural Tlatelolco con la obra Eileen Shakespeare y en entrevista nos habl{o sobre la necesidad de abrir más espacios para los dramaturgos mexicanos.
“Yo soy dramaturgo también, claro que para mí es importantísimo, esta es de las pocas veces que trabajo con un texto extranjero. Me parece vital que las y los escritores sigamos escribiendo, no es que casi no haya, más bien que no se da a conocer y más si son textos de mujeres, lo que necesitamos es abrir más espacios”.
El también fundador de Cabaret Misterio, teatro cabaret para niños, desde su trinchera como creador independiente, entiende perfectamente el prejuicio que existe en torno a lo nuevo, y cree firmemente en la necesidad cultivar espectadores que se arriesguen a las propuestas.
“Tengo la respuesta con el símil de teatro infantil, tiene que ver con el mundo globalizado, donde también influye una crisis financiera donde el dinero para el esparcimiento a veces se considera un lujo, creo que muchas veces las personas dicen- junté mis pesitos para ir al teatro, ¿qué hago? me arriesgo o voy a algo que ya me han dicho que ha sido mega aprobado así no hay pierde-. Si ves que ganó un Pulitzer, se fue de gira, te garantiza algo: la invitación va en arriesgarse también a conocer más la oferta teatral que nos puede presentar obras de gran calidad, sorprendernos gratamente e incluso a un precio muy económico”.
Tras conocer las opiniones de los diversos creadores escénicos, encontramos que son muchos los factores responsables de promover o entorpecer el crecimiento de las dramaturgias mexicanas en la cartelera de nuestra ciudad donde se concentra la gran mayoría de eventos culturales.
Productores con miedo a apostar en dramaturgias nacionales, la crisis económica del país, la falta políticas culturales que apoyen a la creación de nuevos público, una promoción que no está llegando al público y el miedo del espectador a gastar su dinero en proyectos 100% mexicanos: son los principales problemas, según nuestros entrevistados.
Lo que es un hecho es que basta con conocer la cartelera teatral actual para saber que existe una amplia oferta, que a su vez permite que los que los hacedores escénicos exploren con las dramaturgias, desde textos extranjeros, clásicos y contemporáneos e incluso que se aventuren con los textos mexicanos, ya sean de antaño o actuales.
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