Por Arantxa Castillo y fotos  Francisco Bravo/En la amplia oferta teatral en México podemos encontrar  diversas obras basadas en dramaturgias mexicanas, sin embargo la cantidad montajes a partir textos nacionales en temporada  -al realizar vistazo rápido a la cartelera- pareciera ser menor al de los basados en textos extranjeros, o al menos, en una precaria paridad frente a ellos.

Autores reconocidos e imprecindibles en la dramaturgia mexicana como Rodolfo Usigli (1905-1979), Elena Garro (1916-1998), Rafael Solana (1915-1992), Sergio Magaña (1924-1990) y Óscar Liera (1946-1990), entre otros son relativamente poco explorados en el teatro.

Sus discursos han quedado un poco relegados dentro de las tablas; las dramaturgias mexicanas encuentran menos espacios en el teatro de gran formato que opta por obras ganadoras del Tony, éxitos en Broadway, clásicos universales y Premios Pulitzer de Teatro.

Respecto a este desequilibrio, algunas personalidades del teatro como el escritor y dramaturgo Juan Villoro, el director Antonio Castro y el director Adrián Darío Rosales, desde su experiencia, nos compartieron su opinión acerca de la dramaturgia mexicana y su oferta en la cartelera.

Antonio Castro, director de La desobediencia de Marte y Fuimos héroes, entre otros montajes, lamenta que algunos productores comerciales no incluyan dramaturgos nacionales en sus puestas y opina que trabajar con textos de autores mexicanos nos ayuda a saber quiénes somos como sociedad.

“Yo he dedicado mucha energía y esfuerzo para trabajar con dramaturgos mexicanos, me parece que tristemente hay un desdén de muchos productores comerciales hacia los autores mexicanos, pues prefieren invertir en fórmulas que ya han funcionado en otras ciudades. Es más común ver obras que ya han sido un éxito en Nueva York, en Londres, Buenos Aires, que apostar por un texto nuevo. A mí eso me parece contranatura, como dice Juan Villoro, el teatro es una herramienta fundamental para construir el tejido de una sociedad, y también para preguntarnos quiénes somos, qué nos está pasando y hablarlo en escena”, dijo.

Castro abundó: “A mí en lo particular me emociona trabajar con textos nuevos, porque no sabes cómo se van comportar, en ese sentido celebro el trabajo de Magnífico Entertainment. Claudio Sodi ha apostado mucho por textos mexicanos, y pienso que la discriminación a la dramaturgia mexicana viene de un prejuicio muy pobre”.

Para Juan Villoro, la brecha que existe entre el teatro comercial y cultural afecta la promoción de la dramaturgia mexicana, pues considera que existen muchos autores talentosos que cuentan con una menor promoción y por lo tanto menos públicos que puedan involucrarse con sus textos.

“Hay grandísimos dramaturgos en México, Alejandro Ricaño, Antonio Zúñiga, Bárbara Colio, Luis Mario Moncada, Conchi León. Recientemente participé en las pastorelas de microteatro y había muchos dramaturgos mexicanos, también vi una excelente  adaptación de Adrián Chávez de una novela de Amado Nervo, llamada El donador de almas. La buena dramaturgia está, pero hace falta una apuesta seria para que el teatro mexicano llegue a mayores públicos. Una verdadera política cultural tendría que ver no tanto con apoyar a los creadores, sino con crear público que apoye  a esos creadores, y eso está faltando”.

El autor de La guerra fría y La desobediencia de Marte, esta última que regresa al teatro este 20 de septiembre, añadió: “Muchos productores comerciales se conforman con pensar en proyectos que garanticen taquilla, que casi todos son extranjeros. Desgraciadamente esos proyectos están muy alejados de la calidad artística, es como si hubiera un divorcio entre el llamado teatro comercial y cultural, en otros países esto se mezcla de manera más fecunda”, dijo.

Por su parte, Adrián Dario Rosales, quien actualmente monta la tercera temporada de Los negros pájaros del adiós de Oscar Liera (1987) en Teatro Milán, cree que es importante rescatar las costumbres, idiosincrasias y regionalismos de los textos mexicanos.

“Mi mero mole es montar textos de dramaturgos mexicanos, porque considero que  mi conexión con el texto es mucho más genuina, claro que he montado a autores extranjeros como Strindberg, no está mal, es teatro, pero los textos mexicanos tienen esa esencia, en este caso Óscar Liera  tiene una manera muy particular de transmitir regionalismos, usos y costumbres. En su obra se se ve claramente la cosmovisión mexicana, creo que es importante buscar que se siga transmitiendo y transitando esto en la escena”.

Estas fueron sólo algunas de las opiniones que nos dieron los creadores escénicos, en nuestra siguiente entrega te presentaremos más entrevistas al respecto y una conclusión general, sobre el lugar que ocupa la dramaturgia mexicana.

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