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HIMMELWEG: Un camino al cielo con destino al infierno



Fotos: Roberto Sosa

Por Roberto Sosa/Camino al cielo. Durante la Segunda Guerra Mundial, un delegado de la Cruz Roja visita un campo de exterminio. Un comandante lo recibe y le muestra el lugar, no hay cámaras de gas, ni hornos crematorios. “¿Qué esperaba, hombres flacos con pijamas a rayas?” El militar es un hombre culto y habla de arte. El sitio cuenta con una estación de trenes que huele a pintura fresca, los trenes llegan puntuales y el reloj siempre marca las seis.

Lo que el delegado vio fue una ciudad normal. “Mi misión era abrir los ojos y mirar; el humo, las cenizas, un pude verlo…” La función inicia. El campo de exterminio es un escenario dispuesto para la representación. La parábola teatro-realidad es con tres personajes: el delegado, Goottfried y el comandante nazi; el coro son los prisioneros y los trenes viajan de noche Camino al cielo.

De Juan Mayorga, Himmelweg es un texto con diferentes lecturas. Un delegado que al inspeccionar el lugar, sólo ve lo que quiere ver, le presentan un campo de exterminio “maquillado”, una mentira que termina por aceptar. El comandante se cree el personaje que interpreta y se mete en él, su “máscara” le cubre su verdadero rostro. Y Goottfried es el jefe de la comunidad, un judío, un hombre que enlaza al comandante ante sus actores. No sabe si trabaja para salvar a los suyos o está cooperando con sus verdugos.

La dramaturgia de Mayorga (Cartas de amor a Stalin, El chico de la última fila, La lengua en pedazos, La tortuga de Darwin) es comprometida y profunda, sus personajes son violentos y poderosos. Su teatro se aproxima a lo histórico desde el drama y la comedia; enlazado con autores vanguardistas como Ionesco o Pirandello, representantes del absurdo y el relativismo total.

La dirección de Ricardo Rodríguez toma riesgos y le da resultado, su propuesta es la metateatralidad sin caer en clichés, acá el teatro se ve a sí mismo inmerso en una oscura historia a la que intenta dar luminosidad. Rodríguez  instruye a los actores a repetir sus diálogos, sus escenas, repetirse, como sucede cada noche en el teatro, con nosotros mismos que nos repetimos continuamente durante toda la vida. El paralelismo es total.

Las actuaciones en los protagónicos son de Luis Eduardo Yee (Delegado Cruz Roja) Christian Magaloni (Comandante) y Hamlet Ramírez (Gottfried). Los tres poseen talento suficiente para soportar el peso dramático de cada uno de sus personajes. Están en su papel: Magaloni sí es un militar nazi, Hamlet encarna perfectamente a un judío y Yee hace lo propio con el Delegado. Un trabajo bien equilibrado. Complementan el elenco: Santiago Álvarez, Francisco Borrayo, Juan Pablo Monsalvo, Alan Nieva, Rodrigo Silva, Ana Irigoyen y Ana Escalante.

El trazo escénico parte en dos el escenario del teatro, la dramaturgia se desborda por sus costados. En dos frentes, la cercanía con el espectáculo subvierte al espectador. Himmelweg es el título, un camino al cielo con destino al infierno; el tren tiene una parada en un escenario teatral.

Teatro en una cáscara de nuez, Los Bocanegra, Gorditos Inc. y Bien Chicles la presentan en La Capilla Teatro hasta el 16 de diciembre, consulta precios y horarios, aquí.

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