Finaliza el 2022, un año, como todos, con claroscuros. Cada que terminamos un año es como dejar una casa en la que habitamos por un tiempo. Es dejar un hogar donde vivimos cosas buenas y malas, donde momentos extraordinarios y noches sombrías fueron parte de una historia. Salimos, colgamos las llaves y cerramos la puerta a nuestra espalda, dejando atrás lo vivido, pero llevándonos su recuerdo.

En 2008, con la idea de su muerte inminente, Alejandro Aura, ensayista, poeta, dramaturgo y promotor cultural escribió su Despedida. Desde entonces, algunas de las líneas de su poema me vienen a la mente cada que está por morir un año: “Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta, / pedir los abrigos y marcharnos/ aquí se quedarán las cosas que trajimos al siglo / y en las que cada uno pusimos nuestra identidad; se quedarán los demás, que cada vez son otros / y entre los cuales habrá de construirse lo que sigue…”.

Así se despide cada año, dejando lo que nos pudo dejar, y dejando paso a lo que habrá de venir. Así nos despedimos nosotros de cada año, dejando en él la huella que pudimos, y con su huella en nosotros. Iniciará un nuevo año con los mismos días -casi siempre- que cada año, pero nunca serán los mismos. Cada año es como el río de Heráclito de Efeso: ni su cauce, ni su agua, ni nosotros somos los mismos, algo ha cambiado en nosotros y en el río.

Presencialidad sin restricciones

 2022 significó el regreso del teatro a la presencialidad sin restricción de aforo después de dos años de pandemia. Fue un año de retos y de esperanza, de lucha continua y resiliencia para el teatro.

Hace 100 años, como el reflejo de un espejo, el mundo salía de otra pandemia que detuvo todas las actividades, menos la Primera Guerra Mundial. El teatro sobrevivió y fue el siglo de Vicente Leñero, Elena Garro, Luisa Josefina Hernández, Hugo Argüelles, Sergio Magaña, Rodolfo Usigli, fue el siglo de Samuel Beckett, de Dario Fo, David Mamet, Harold Pinter, de Peter Brook, Julio Castillo, Ludwik Margules y Héctor Mendoza, solo por mencionar una pequeña parte de los personajes indispensables que nos dejó el mundo en ese entonces después de aquella pandemia. Fue un siglo de drama, musicales y comedia.

En este año, tan solo en la Ciudad de México, más de 480 obras de todos los formatos, presupuestos y géneros tomaron los escenarios. Estrenos, reestrenos y obras que retomaron sus temporadas interrumpidas reclamaron el espacio al que pertenecen. Reclamaron a su público y recuperaron el acto presencial que le da vida al teatro.

Sin embargo, esta cifra está lejos de la cantidad de obras que, durante 2019, el año previo a la emergencia sanitaria, registramos en Cartelera de Teatro. En aquel año, en el que no imaginábamos lo que vendría, se presentaron más de 840 montajes de todo tipo en foros y teatros de la ciudad.

Las secuelas de la pandemia

Según el Módulo sobre Eventos Culturales Seleccionados (MODECULT) 2022, dado a conocer en julio de 2022 por el INEGI, “La asistencia a eventos culturales incrementó en 23.9 puntos porcentuales en relación con 2021, que fue de 17.3 %; sin embargo, está 16.6 puntos porcentuales por debajo del valor observado en mayo de 2019 (57.8 %), antes del cierre de actividades culturales por la pandemia”.

En este sentido, entre los sectores que no han recuperado su afluencia están el teatro y la danza. El teatro “pasó de un 12.3% en la estadística de 2019 a 4.7% en los resultados de 2022, es decir que se contrajo 61% durante el impasse sanitario. Para los espectáculos de danza la condena es prácticamente la misma: pasó de 13% en 2019 a 4.8% en los recientes datos, es decir, una contracción de 63 por ciento”. (Quiroga, Ricardo. 20 de julio de 2022. La cultura presencial da indicios de pérdida gradual de audiencias. El Economista)

Esta situación no es exclusiva de México. La Fundación SGAE de la Sociedad General de Autores y Editores en España dio a conocer en octubre su anuario sobre Artes Escénicas, Musicales y Audiovisuales 2022. Este reporta que en las artes escénicas: “El número de funciones creció el pasado ejercicio un 42,2%, la asistencia un 65,8% y la recaudación un 61,8%, frente a los datos de 2020. A pesar de ello, si enfrentamos los índices obtenidos con los de 2019, año previo a la pandemia, encontramos una evolución negativa, con retrocesos del 28% en la oferta, del 59,5% en el número de espectadores y del 55,2% en la recaudación”.

Este escenario se replica en otras latitudes. En Argentina, país reconocido por su actividad teatral, la Asociación Argentina de Teatro Independiente destaca que hubo una gran disminución de estrenos en el circuito alternativo. “No hubo capacidad para invertir y generar estrenos. Es un panorama que nos preocupa con perspectivas al 2023”, señala Alejandra Carpineti, presidenta de la asociación.  (Méndez, Mercedes. 23 de diciembre 2022. Teatro 2022: recuperación con prisa y sin pausa. Clarín).

México y la reactivación teatral 

En México, a la contracción económica y del sector, se ha sumado otro factor que el Colegio de Productores de Teatro en México ha denunciado desde principios de este 2022: opacidad y subejercicio en la asignación de Efiartes. Este estímulo fiscal, informó el Colegio en un estudio, durante 2021 tuvo los peores resultados de los últimos 10 años, pues sólo se distribuyeron 78.6 mdp de los 200 mdp disponibles, beneficiando a 52 proyectos.

Otro factor que ha dificultado la recuperación en el sector en nuestro país es que, debido al cierre total de actividades, muchos proyectos ya aprobados por los Efiartes o proyectos privados que estaban por ver la luz, tuvieron que posponer el arranque de sus temporadas. Muchos de estos montajes han tenido dificultades para encontrar un espacio idóneo para arrancar actividades, o en el mejor de los casos han tenido que realizar temporadas más cortas y compactas para cumplir con las funciones que deben realizar.

Sin embargo, el teatro ha mostrado nuevamente su capacidad de sobreponerse a la adversidad. La resiliencia de productores privados e independientes ha mantenido el barco a flote.

Por un 2023 lleno de teatro

Si bien hace falta un apoyo más decidido por parte de las autoridades, el teatro continúa siendo una fuerza viva. Es esa “poesía que e levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse, habla y grita, llora y se desespera”, como dijo Federico García Lorca. Es esa potencia que nos emociona y nos conmueve, que nos pone en contacto con nuestra esencia a través del llanto y la risa: nos transforma y nos hace más humanos.

2023 debe ser el año en el que las artes escénicas alcancen nuevamente toda su capacidad y alcance. En ello debemos estar comprometidos todos, público, instituciones, autoridades y creadores, también nosotros, quienes desde los medios nos dedicamos a este delirio y hermosa locura que es el teatro.

El teatro no ha muerto, ¡que viva el teatro! Cartelera de Teatro les desea un 2023 feliz y extraordinario, lleno de salud, felicidad y mucho teatro para ustedes y sus seres queridos. Agradecemos a todos nuestros lectores haber recorrido los escenarios junto a nosotros. Nos veremos en este año que está por iniciar en los teatros llenos, para contar y escuchar historias.

Por Óscar Ramírez Maldonado, Director Editorial de Cartelera de Teatro.

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