Deseo infinito es una obra de ficción basada en momentos de la vida de cuatro artistas mexicanos del siglo XX, Nahui Olin, Antonieta Rivas Mercado, Manuel Rodríguez Lozano y Dr. Atl, figuras importantes de la cultura nacional a las que muchas veces se les ha relegado su importancia en la construcción del pensamiento de un país que atravesaba por los estragos de una dura revolución.

El montaje creado y dirigido por Alberto Castillo cuenta con las actuaciones de Karen Vila, Sofía Sylwin y Francisco Mena, quienes ofrecen funciones de jueves a domingo en el Teatro Orientación, hasta el 10 de abril.

Al respecto, Francisco Mena comparte: “Estos cuatro personajes tuvieron una vida trágica donde a partir de la búsqueda y deseo de ser, su espacio y su forma de expresión era independiente de lo que la sociedad dictaba y concebía en esa época. Son seres interesantísimos que se ven mezclados en política, arte, cultura, periodismo, vida social y la educación, debido a que el país venía saliendo de una revolución sangrienta y tristísima”.

Y agrega: “El montaje no pretende ser biográfico, no tiene la pretensión de hacer historia, creemos que para eso están los libros y personas más estudiosas de los qué y los por qué de cada uno de ellos. Para nosotros, simplemente es el punto de partida para imaginar cómo es que soñaban, sentían y existían más allá de la figura histórica”.

 

De acuerdo con el intérprete, la obra retrata además, las inquietudes y deseos de personajes que están a la altura, si no es que por encima en algunos puntos de un Diego Rivera o una Frida Kahlo en la cultura nacional, donde toda la intelectualidad se depositó en Salvador Novo o un Xavier Villaurrutia, consideradas las figuras underground de su momento.

Como actor es una delicia tener la posibilidad de trabajar en un laboratorio de actuación como lo planteó el director, donde es ir descubriendo datos históricos, qué se aporta, qué se quita. Para nosotros cada personaje amerita su propia obra. Entonces se vuelve un mar de información, una enorme cantidad de datos y estados emocionales que también nos confrontan a nosotros como intérpretes”, afirma.

Y añade: “Todos ellos tenían esta necesidad de ser a pesar de su contexto. Creo que hoy en día hacemos un montón de interpretaciones cuando damos un like o cuando guardamos un silencio de repente, hay una búsqueda constante de aceptación y los protagonistas de esta historia pretendían vivir bajo su propia ley”.

Para el actor, estas figuras se volvieron 4 desplazados de un sistema en más de un sentido, lo que conlleva a no pensar o sentir una pertenencia, desencadenando en soledad y confrontación constante, por lo que tuvieron que aceptar la responsabilidad de vivir bajo sus propias reglas y actos de voluntad.

Debemos revisar la historia más allá de la estampita o monografía, si continúan existiendo, hay que alejarnos de esta información de píldora con datos básicos como donde nació, murió tal día e hizo tres cosas, la realidad es otra. Se trata de personas que caminaron nuestras calles y que las pintaron también, en fin. Sin Antonieta no existiría la Orquesta Sinfónica Nacional por ejemplo, sin Nahui no tendríamos la posibilidad de contemplar un desnudo artístico más allá del morbo, hablamos de hombres y mujeres adelantados en su tiempo”, asegura.

Uno de los grandes problemas de Manuel Rodríguez Lozano era su posible bisexualidad, que si hablamos de que la homosexualidad apenas está entendiéndose desde otro sitio. Pensemos que todavía en el siglo pasado con Freud se pensaba que esto era una enfermedad con curación. Entonces imaginar esa posibilidad en un contexto por demás atávico, ¿Cómo encuentras un espacio social cuando tienes una doble vida o doble identidad?”, señala.

Y agrega: “La pertinencia de abordar este tipo de vidas, radica en encontrar nuestra propia identidad hoy, encontrar nuestra propia voz, nuestro propio deseo de ser y, a partir de ahí, experimentar nuevas formas de expresión y de conexión social. Actualmente, muchas veces pretendemos ser algo que no somos para poder ser aceptados o para ir con la corriente. Sin embargo, puede haber dolor, coraje y angustia pero, sin duda, también grandes satisfacciones al ser uno mismo”, finaliza.

Deseo infinito se presenta de jueves a domingo en el Teatro Orientación, ubicado en Paseo de la Reforma esq. Campo Marte s/n, para conocer precios y horarios, aquí.

Por Ulises Sánchez, Fotos: La Marmota Azul y Roberto Sosa

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