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Si te gustan las historias permeadas de humor negro, no te puedes perder Casa de mascotas de Micah Scraft, una propuesta que aborda temas como las relaciones de pareja, las verdades o mentiras a medias, donde todos los personajes terminan siendo víctimas de las circunstancias y que nos invita a reflexionar sobre nuestra brújula moral.

Cacumen Producciones trajo a nuestro país esta propuesta con las actuaciones estelares de Alejandro Calva, Mónica Huarte, Ximena Ayala y Tizoc Arroyo, bajo la dirección de Antonio Castro con funciones de viernes a domingo en el Foro Lucerna.

1. La trama. De forma instantánea, la propuesta de Scraft nos sumerge en el dilema moral que enfrenta una pareja actual, al enterarse que su perro ha matado a otro perro, y que inclusive se lo ha devorado. Para tratar de ocultar el hecho, construyen una serie de mentiras, pero sólo es cuestión de tiempo para que la verdad sea descubierta y los obligue a enfrentar su realidad, no sólo sobre su mascota, sino también sobre su relación.

2. Las actuaciones. Calva y Huarte (Aaron y Eva) interpretan a los dueños de un Rottweiler que jamás fue entrenado, que se enamoraron a través de una app de citas, poco a poco nos demuestran que no se conocen como creían, además tendrán que tomar una terrible decisión. En esta pareja, los roles están un poco invertidos, pues es ella quien lleva las riendas del hogar y la relación. Por su parte,  Arroyo y Ayala (Bill y Nicole) son los nuevos vecinos que desean encontrar a toda costa a su mascota “perdida”, y en esta búsqueda muestran sus carencias y la fragilidad de su relación, misma que ha girado en torno a su pequeño Poodle.

3. El espacio. El diseño de escenografía está cargo de Edyta Rzewuska, mientras que el juego de luces es de Matías Gorlero, quienes logran darle ese toque especial a la trama. La historia de ambas parejas se desarrolla en la sala del departamento de (Aaron y Eva) la decoración minimalista hace que nuestra atención esté siempre fija en las conversaciones que se suscitan en ese pequeño espacio, aunque nunca vemos al lomito en escena, sí podemos apreciar algunos de sus sonidos.

Esta es una obra que navega por la comicidad, tensión, emotividad, y que al final nos deja con un mensaje desgarrador y contundente sobre la falta de comunicación en las parejas y los estragos que esta ocasiona.

Por Itaí Cruz, Fotos: Cartelera de Teatro

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