Por Arantxa Castillo y Fotos Jesús Morales German / Fue una beca por diez meses lo que trajo al director, actor y traductor de origen francés Boris Schoemann a nuestro país hace 30 años, pero fue por el teatro y el amor a México que decidió quedarse aquí.

A 30 años de llegar a este país, y a una década de ser naturalizado como mexicano, Boris Schoemann celebra la oportunidad de llevar textos mexicanos a Francia y viceversa, ser un “pollero de las dramaturgias” como le dijo alguna vez un periodista, es un término que, admite, le encanta que lo defina.

Con un tono relajado y una sonrisa franca, Boris Schoemann habla en entrevista con Cartelera de Teatro sobre estas tres décadas en México, sus pasiones, sus múltiples oficios en el teatro, su amor por este país, entre otros temas.

Boris, ¿qué te ha dado México en estos 30 años?

Pues heme aquí, tome la buena decisión de venirme a México, llegué con 25 años, para quedarme 10 meses gracias una beca que me dieron en Francia, que se extendió luego a 20 meses. Después cayó en mis manos un teatro en Xalapa, donde viví diez años, y luego regresé a la Ciudad de México y me cayó otro teatro en las manos, así de maravilla. México me ha tratado muy bien, estoy muy agradecido con mi país de adopción al que pertenezco ahora desde hace tantos años, aquí he vivido más que en Francia.

¿Fue difícil dejar tu vida en Francia para quedarte en México?

A mí familia voy a verlos cada dos años, ellos han venido en múltiples ocasiones a verme. Desde joven he sido muy viajero, me encanta conocer países extranjeros, hablar distintos idiomas, ir al encuentro de otras culturas, eso es parte de mí, desde que era niño. Estoy muy feliz de estar un poco alejado de Francia, cada vez que vuelvo a Francia, pienso “qué bueno que me salí de ahí”, son muy intensos (risas).

¿Viajar y hacer teatro son tus dos grandes pasiones?

Sí, gracias al teatro he podido conocer Japón, Uruguay, Moscú, no me fui de turista nunca para allá, solo fui a trabajar. Es un lujo.

Vivir en México me ha dado privilegios como conocer muchas partes de Latinoamérica, o de este país, la semana pasada andaba dando un taller en Chiapas y la próxima me toca ir a Oaxaca a dar otro taller.

Difundir dramaturgias en distintas partes, traducirlas del español al francés, del francés al español, dar clases, publicar, dirigir, actuar, es una labor múltiple que me ha llevado a muchas partes, no me puedo quejar. Ir al encuentro con el otro, es algo que te nutre todo el tiempo, te saca de ti.

Desde tu experiencia, quisiera saber qué tan importante es para ti esta labor del traductor, ¿qué piensas sobre la responsabilidad de darle otro idioma al texto original de un autor?

La traducción es algo maravilloso, yo me he dado a la tarea de traducir y dar a conocer las obras que me gustaban, hay muy buenos textos, me piden traducir obras mexicanas al francés como lo hice al año pasado con Maribel Carrasco y muchos otros autores, libros que publique en Francia y de repente me llama un alemán porque le interesa montarla. Así es esto, crece, se va haciendo una bola de nieve.

He podido traer muchas dramaturgias a México, que al poderlas publicar con la editorial de los textos de La Capilla, me percato que las obras publicadas se montan mucho más que las que no están publicadas. Kiwi de Daniel Danis, El Ventrílocuo de Larry Trembley, son obras que tienen montajes en varios estados e incluso en el extranjero, los Cuentos Antinavideños es una tradición que se monta en Costa Rica y eso me da muchísimo gusto.

Con 18 años al frente de Teatro La Capilla, ¿cómo te sientes con este proyecto?

Tener el Teatro La Capilla es lo que me permite finalmente poder hacer tantas actividades, tener una editorial, coproducciones, compañías en residencia, gracias al apoyo fundamental del programaba México en Escena del FONCA, Al apoyo de Iberescena que me permite hacer la semana de la dramaturgia.

Yo sigo buscando y peleando que el Estado apoye a la cultura porque creo que si el Estado pone un peso, este peso se convierte en dos, tres, cuatro, cinco, va en una onda, es lo que estamos demostrando al descentralizar la actividad cultural y llevarla a otros lados.

Boris Schoemman celebrará sus tres décadas en México con el Carrusel Teatral que lleva seis obras de su repertorio al Centro Nacional de las Artes del 16 de octubre al 21 de noviembre. Consulta más información de este evento aquí.

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