Medealand, de la dramaturga sueca Sara Stridsberg, está por finalizar temporada en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del CCU. La obra reinterpreta a Medea, bajo la dirección de Esther André la historia sucede en la mente de este personaje mitológico.
Medea se coloca al lado de grandes personajes que cualquier intérprete gustosamente daría vida. Está al lado de Ricardo III y de Lady Macbeth en la galería de personajes que consagran a una artista.
Paula Watson encabeza el elenco de Medealand, en entrevista nos platica que se trata de uno de esos textos que al leerlo sabes que deseas hacer. Hacer una Medea, señala, para cualquier actriz es un reto increíble, es una oportunidad donde dices, “lo tengo que hacer, aunque dé terror”.
La actriz, explica, conectó con el personaje y le generó muchas preguntas. la sensación “fue como un terremoto interior saber qué podría ocurrir y, afortunadamente, congeniamos bien la directora y yo”.
Un personaje que dinamita a otro mito
El mito de Medea es un mito sobre el cuál se ha escrito mucho, un personaje sobre el cual se han realizado más de 500 versiones. Es un personaje central en la literatura occidental, sin embargo, durante mucho tiempo ha sido visto desde el lado negativo. Mientras que en la tradición literaria Jasón -padre de sus hijos- , comandando a los Argonautas, es el héroe audaz, ella fue mucho tiempo vista como la mujer vengativa capaz de matar a sus propios hijos.
Es reflejo de una sociedad griega que tenía miedo a la diferencia. Se trata de un personaje contrario a los modelos femeninos de la época, es una disidente en muchos sentidos. Posee atributos que la hacen temible ante la mirada masculina: mujer de inteligencia privilegiada, con poderes mágicos, independiente y extranjera en el mundo griego. Una especie de contraparte del ingenioso Ulises; sin embargo, lo que en el héroe griego se reconoce como ingenio en ella se ve como uso caprichoso de sus capacidades.
Afortunadamente, al paso de los años, la figura de Medea se ha ido viendo bajo otra luz, bajo una luz más justa. La directora ha dicho que “es un personaje que dinamita a otro mito, uno de los más potentes del patriarcado: el de la maternidad” (Gamboa Nicolás, “Medea, una mujer que exige justicia”, Gaceta UNAM, 5 de junio 2023).
El trabajo de acercar un mito tan grande
Paula Watson nos cuenta que el proceso de Medealand fue un proceso largo que duró tres meses. Para preparar el papel inició en solitario, como suele hacerlo, leyendo y viendo muchas versiones de Medea. A partir de ello, fue preguntarse qué Medea deseaba hacer -para lo cual, dice sonriendo, todavía no tiene respuesta-.
Estos personajes míticos tan grandes y complejos los sentimos lejos, explica la actriz. “El trabajo fue acercarla, traerla al estrato más individual y personal” para entender sus pasiones, sus emociones y poder accionar desde ahí.
Posteriormente, narra, comenzaron los ensayos, durante los cuales se realizaron muchas improvisaciones, pues la directora traía un método de mucha improvisación dentro de los personajes. “Hubo momentos muy ricos de improvisaciones que también fueron alimentando y complejizando el personaje”, señala. Esto le permitió ver otros lados de Medea para encontrarla muy humana y capaz de ser incongruente incluso.
“Un personaje tan complejo que me obligó a actuar diferente”
Medea es una sobreviviente, prueba de ello es que de las 92 obras que se sabe que escribió Eurípides, sólo 19 se conservan, entre ellas, la tragedia Medea. Sus características hacen que darle vida sea un reto.
Uno de los retos que tuvo Paula Watson fue trabajar la línea y el arco de “un personaje tan complejo que me obligó a actuar diferente”. Al respecto explica, que si bien normalmente ella piensa mucho en la circunstancia del personaje y hace un estudio, “me di cuenta que a la hora de entrarle no me servía”. En este sentido, señala, el tema exige lugares donde ella no ha estado, el “dolor de matar a tus hijos, ¿cómo representas eso?, es muy difícil”.
Entonces, fue conectar desde lo más presente con quien tiene en escena, “construir el personaje a partir de eso, de los impulsos más primarios que intuía y que tenía. Fui menos metódica que otras veces, ese fue un reto para mí”. Agrega, “realmente fue aventarme al abismo y ahí descubrir, ir haciendo mi estructura de alguna manera”.
Otro reto importante, reconoce, fue la cantidad de texto. El reto en una temporada con cinco funciones a la semana, explica, es sostener la energía, y mantener la mente y la atención “donde tiene que estar”. No poner ningún juicio sobre el personaje, deshacerse de los juicios, “ser consciente todo el tiempo de cómo embestir la ficción desde otro lugar, fue un reto muy gozoso”.
Actoralidades trabajando en favor de la obra
En este montaje, destaca Watson, se logró en el elenco una amalgama de personas generosas y talentosas que alimentan e imprimen algo al montaje. Son gente, señala, en las cuales confía y de quienes aprende. Se trata de distintas actoralidades trabajando en favor de la obra.
La dirección, a cargo de Esther André, fue un proceso muy profundo. En él hubo mucha indagación, fue exigente y confrontador. Esto, agrega la actriz, llevó a un resultado donde -por lo que han percibido- se conecta e impacta a la audiencia. “Se trabajó hacia adentro, y eso lo agradezco mucho, es una obra que no tolera quedarse encima, sino ir cada vez más hacia adentro”, señala.
El montaje golpea a las mujeres de formas distintas, “no más, ni menos, solamente diferente”. Esto, dice, la ha conmovido, pues es importante poder conectar y generar en la gente que confronte sus emociones, “que a veces en esta sociedad es lo que más necesitamos”. Estas emociones, nos ayudan “como seres humanos a indagar en nosotros mismos y, de cierta forma, tal vez a ser mejores seres humanos”.
Para Watson todo el proceso fue muy estimulante, pues como actriz y creadora es interesante apostar a las cosas que suceden en escena. “Todo el tiempo es un teatro muy vivo”, afirma.
El teatro es “un espacio sagrado en el que genera contacto”
Sobre su trabajo en teatro se dice muy afortunada, pues se trata de su vocación desde la infancia. Poder ejercer su vocación y vivir del teatro, señala ha sido “glorioso”. Se trata del espacio al que dedica la mayor parte de su atención; es, para ella, un espacio sagrado en el que genera contacto y relación consigo misma y con los demás.
Al respecto, subraya: “Ese contacto presente, siento que como humanidad es lo más primitivo que hay y que me conecta, nos conecta, y que lo necesitamos todo el tiempo, recordarlo, recordarlo, vernos en el otro, en la otra. Para mí es el espacio más bonito y feliz que tengo, la verdad”.
Lo que está por venir para la actriz
Finalmente, Paula Watson nos adelantó que está por estrenar Barbarie, una obra de Sergio Blanco bajo la dirección de Luis Eduardo Yee, la cual se presentará también en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz. Además, se presentará con Assira Abate en Toto y Pez, escrita por Luis Eduardo Yee, la cual se trata de una obra para infancias.
Para octubre, nos cuenta, se presentará en el Cervantino una obra que viene de Alemania y en la cual tuvo la oportunidad de trabajar el año pasado, “comandada por David Gaitán”. Adicionalmente, también presentará en el sótano del Teatro del Bosque Julio Castillo un proyecto que ella realizó con su Fonca: Ricitos de Oro no habla alemán.
Para más información de Medealand, horarios y boletos, haz clic aquí.
Por Óscar Ramírez Maldonado, Foto: Teatro UNAM / José Jorge Carreón.
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