Por Mariana Mijares / Mediante flashazos, Afterglow arranca a full con un sensual encuentro entre tres hombres que se tocan y se besan sin nada de ropa. Como si se tratara de una película erótica, en cada cambio de iluminación los vemos conectar con diferentes movimientos, y posiciones. Así transcurren los primeros momentos de la obra originada en Off-Broadway y que tras de presentaciones en Nueva York, Londres, Los Ángeles, Chicago y España ha llegado al Teatro Milán.
En México los tres protagonistas son interpretados por Manuel Balbi, Roberto Romano, Roberto Carlo, Carlo Basabe y Luis Vegas (alternando funciones); en otras ciudades se ha elegido solo a tres actores, pero el productor Sergio Gabriel compartió que el casting fue tan bueno que prefirió incluir más.
La publicidad de la obra promete ‘el clímax es solo el principio’, y lo cumple, pues luego de que cada uno empieza a vestirse, entendemos que el encuentro se dio entre un matrimonio: Josh y Alex, y un tercero más joven: Darius, a quien la pareja invitó a su cama como parte de su acuerdo de mantener una relación abierta.
Josh y Alex llevan varios años juntos y parecen tener una relación estable; de hecho, están por convertirse en padres gracias a un vientre subrogado. Ambos le cuentan a Darius la emoción que sienten y equiparan a su bebé con un ‘durazno’, o ‘coliflor’, dependiendo su tamaño.
La pareja parece tener asimilada su relación poliamorosa; está claro que cada uno puede ver y tener intimidad con otras personas, pero las cosas se terminan complicando.
El autor y coreógrafo S. Asher Gelman ha compartido que escribió este texto a partir de su propia experiencia tras abrir su matrimonio, por lo que su obra va explorando las consecuencias de una relación abierta a medida que se intensifica este triángulo amoroso.
Para contar mejor la historia, el director mexicano Juan Ríos se vale de una serie de elementos: el escenario principal, donde se suele recrear el hogar de la pareja protagonista, pero que con algunos detalles y movimientos se transforma en el pequeño departamento de Darius; o el baño, que se imagina como un amplio espacio ubicado en la parte posterior del escenario, y que, con algo de magia, tiene agua real para que los tres actores se bañen de manera muy sexy sin pizca de ropa.
Este imagen de la regadera ha sido parte de la publicidad, de la página oficial, y un gran gancho de la obra. Como un gran mérito que no pasa desapercibido por el público, los actores Roberto Romano y Roberto Carlo lucen espectaculares.
Como parte del equipo creativo de la obra original se destaca el trabajo de Ann James & Chelsey Morgan como coordinadoras de intimidad. Este es un rol que ha tomado fuerza en los últimos años en el cine y la televisión y cuya misión es que se garantice que los actores, creativos y equipo estén informados, educados y seguros al recrear encuentros íntimos. Quizá por ello las escenas de la obra resultan tremendamente sensuales, como también las veces que cada uno pasea desnudo.
Los cuerpos de los actores también se aprovechan para elevar la propuesta visual del montaje; por ejemplo, en el momento en que Josh y llora en la regadera en una imagen que se vuelve francamente poética.
Como toque importante de la trama, Darius es terapeuta, y aunque su trabajo consiste en masajear cuerpos, continuamente está buscando sentir una conexión verdadera. De hecho, los tres parecen tener varios huecos que aunque han intentado llenar con sexo, siguen sin lograr sentirse satisfechos.
Sin duda Afterglow le seguirá dando la vuelta al mundo -se anticipa llegará a todavía más países-, y si bien una parte del público que asista probablemente lo haga por el atractivo visual de ver a tres hombres tremendamente sensuales, el asomarse a la historia de un tercero en discordia invita a cuestionar nuestras propias definiciones del amor, honestidad e intimidad.
La obra se presenta de viernes a domingo en el Teatro Milán, consulta horarios, precios y descuentos, aquí.
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