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La Luna ha capturado siempre la imaginación del ser humano. Es, como escribió Jaime Sabines: “un remedio para muchos males”. El esfuerzo por observar de cerca a la luna, y posteriormente poner un pie sobre ella, tiene una larga data. Ya Leonardo da Vinci (1452-1519) habla en sus cuadernos de notas de fabricar lentes para ver a nuestro satélite natural de cerca. Existen diversas opiniones respecto a quién realizó el primer mapa lunar, pero muchos coinciden en que el primero apareció ya en 1600.

Antes que Julio Verne, el poeta y dramaturgo Cyrano de Bergerac –el personaje real, no el imaginado por Edmond Rostand – nos llevó con su libro El otro mundo a la superficie de la Luna. Este libro estaba dividido en dos partes: Historia cómica de los Estados e imperios de la Luna e Historia cómica de los Estados e imperios del Sol. Un verdadero gozo para quien haya tenido la oportunidad de leerlo.

¿Pero a qué viene todo esto? Pues a que en Un Teatro, ubicado en la Colonia Condesa, se está presentando Mamá se fue a la Luna. Una obra poco convencional, refrescante, que a partir de una anécdota íntima y familiar toca fibras internas del público. Aquí te damos tres razones por las que debes ver este montaje.

1. Un montaje con corazón. Es tal vez el punto más importante de estas razones. Más allá de las opiniones diversas que toda obra genera, Mamá se fue a la Luna es una obra original y propositiva, emotiva, tierna. Es la voz de una nueva generación que toma la voz para contar sus historias de manera honesta y directa. A partir de una anécdota de vida el autor reescribe y transforma parte de la narrativa de su propia historia, y al público le regala una bocanada de aire fresco.

2. Un rompecabezas musical de los ochenta (y un poquito de otras décadas). Si bien no se trata de un musical, en esta propuesta la música y el baile forman parte fundamental. Fragmentos de piezas icónicas en español e inglés, y un par de canciones originales, van contrapunteando y dando sentido a lo que sucede sobre el escenario. Es imposible no sentir –para quienes en aquel entonces vivimos el paso de la infancia a la adolescencia- una nostalgia que acaricia al corazón. Para los más jóvenes, es un vistazo a un pasado no tan remoto.

3. Un sistema solar lleno de colores. La escenografía (Antonio Saucedo Aspe), la iluminación (Damián Martínez) y el vestuario (Miriam Quijano) nos refieren, sí, a un hogar en la Ciudad de México hace algunas décadas, pero también a un sistema solar lleno de color y movimiento, poblado por terrícolas, astronautas y selenitas. Es una apuesta creativa y arriesgada, que navega bien y logra superar el tráfico de una veintena de intérpretes sobre el escenario de manera efectiva.

Así que ya lo sabes, en Mamá se fue a la Luna puedes encontrar una propuesta diferente. Bajo la dirección de Clemente Vega, el elenco encabezado por Ana Guzmán, Samanta Salgado, Mónica Bejarano y Carmen Vera, esta obra nos regala un grato momento en Un Teatro, ubicado frente al Parque España. Un plan ideal para una noche de miércoles.

Para más información del montaje, boletos y horarios, haz clic aquí.

 

Por Óscar Ramírez Maldonado, Fotos: Martín Trinidad.

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