El teatro y la literatura tienen una potencia que a veces olvidamos, lo abarcan todo. Hay obras que, más allá del entretenimiento, reconstruyen a quien las presencia y a quienes las interpreta. El teatro tiene esa capacidad de reconstruir vínculos y crear pertenencia. Tiene la magia de hacer una noche memorable al sentir la emoción de la persona a tu lado y de los intérpretes. Si a ti te gusta este tipo de propuestas, Alquimia y Transmutación: mujeres presas dentro y fuera de una cárcel te va a fascinar.

Existen en nuestro país casos exitosos de teatro como herramienta para la reinserción social, casos que emocionan como la Compañía de Teatro Penitenciario, proyecto de impacto social del Foro Shakespeare, la cual inició en 2009 y cuenta ya con una compañía interna y otra externa.

En esta corriente se inscribe Compañía Teatral de Personas Liberadas, integrada por 20 mujeres y 15 hombres egresados del Sistema de Justicia Penal de la Ciudad de México, que encabezada por Arturo Morell presenta Alquimia y Transmutación.

Con un trabajo de dos décadas detrás, esta compañía presenta esta obra dentro de un proyecto llamado Teatro Espejo. Esto quiere decir que la obra se ensaya y presenta al interior de Santa Marta Acatitla por la Compañía de Personas Privadas de su Libertad y en el exterior por la Compañía de Personas Liberadas, cuando una reclusa de la compañía obtiene su libertad es recibida con los brazos abiertos en la compañía externa.

Es una obra que, además, denuncia la persecución y los obstáculos que esta sociedad pone sobre la espalda de las mujeres. Sí, las actrices en escena lo han sufrido de manera despiadada y desmedida, pero prácticamente ninguna mujer queda exenta en esta sociedad de privilegios, donde nacer hombre automáticamente otorga una ventaja.

Si necesitas más razones para vivir esta experiencia extraordinaria, aquí te compartimos tres.

1. Un montaje con corazón. Lo primero que se puede sentir al sentarse en la butaca es la emoción y la expectación de las actrices. Mujeres que vivieron la reclusión por distintas razones, pero que todas en el teatro se encontraron a sí mismas y descubrieron una nueva pasión, una nueva oportunidad. Mujeres que en un escenario se ven y se adivinan orgullosas de la fuerza que, en las peores circunstancias, encontraron en su interior.

2. El valor de verse reflejado. La fuerza transformadora del teatro es incuestionable y esta obra logra esta transformación en distintos planos. Se requiere valor para plantarse en un escenario y compartir estas historias de vida; es un valor que al público le exige algo de vuelta: el valor de mirar a estas mujeres a los ojos y reconocerlas, de verse reflejado. Nos exige el valor de abrazar y acompañar esa decisión de estas mujeres de regresar a una sociedad que, en muchos casos, les queda debiendo.

3. Compromiso y profesionalismo. Quienes vivimos el teatro intensamente desde las butacas hemos tenido oportunidad de ver intérpretes enormes sobre el escenario. Las mujeres que conforman esta compañía no quedan a deber nada, uno reconoce en el rostro de cada una la pasión y entrega que viven y que transmiten a sus personajes. La calidad actoral aquí viene desde un lugar muy profundo de cada una de estas actrices maravillosas, de historias de vida que las han marcado.

Así que ya lo sabes, no te puedes perder esta oportunidad de ver teatro con vocación y labor social. La obra se presenta actualmente en el Cine Tonalá con dos funciones más el próximo 23 y 30 de abril.

Para más información del montaje, horarios y boletos, haz clic aquí.

 

Por Óscar Ramírez Maldonado, Fotos: Cartelera de Teatro.  

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