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ANIMALES DE COMPAÑÍA: La opción para reírse de la amistad



Por Luis Santillán/ Animales de compañía es una obra que surge en el 2015, al principio se representaba en casas particulares y de ahí dio el salto al Teatro Capitol de Barcelona. Es el primer texto dramático de la autora Estel Solé, su versión en México llega a cartelera bajo la producción de En Llamas Producciones y La Rama de teatro.

Un grupo de amigos es convocado para una fiesta sorpresa de bienvenida, quien llega viene de pasar un periodo internada por un intento de suicidio, conforme la reunión avanza una serie de revelaciones ponen a prueba las razones que agrupan a este conjunto. Se dice que es una obra que trata sobre la amistad, sin embargo, la construcción del texto se centra en las estrategias para mantener el engaño, y quizá la lealtad, razón –probable- por lo cual la autora resume su obra diciendo: “la soledad y la necesidad de afecto nos lleva a todos a convertirnos en animales de compañía”.

El texto coloca como motor mantener el engaño sobre la ausencia de un personaje, dinámica que genera la simulación y un desarrollo anecdótico donde mantener las mentiras provocará diferentes revelaciones.

Es una comedia ligera que cumple cabalmente su propósito, gracias al ritmo que sostiene el reparto, sumado a la naturalidad de las acciones que permiten una identificación por parte del público. Las situaciones logran la risa porque el trabajo actoral sostiene el perfil de los personajes, mismos que funcionan a partir de colocarlos en prototipos inalterables.

Es interesante el contraste que surge a partir de la creación que hace Adriana Larrañaga con un personaje cínico y corporalmente muy expresivo versus Bárbara López con una construcción reservada y corporalmente cerrada, en el centro, Viviana Serna logra tener una repercusión emotiva que muestra la inmovilidad de los personajes, su línea anecdótica es desesperanzadora dada la imposibilidad de cambio que posee.

Félix Arrollo con su diseño de escenografía e iluminación crea un espacio que se vincula con el público por la familiaridad que establece, es un gran acierto porque eso permite que las situaciones del texto tengan una escala risible pero emotiva.

La dirección de Ana Lorena Pérez Ríos es limpia, cuida la composición y deja que el reparto se sostenga con sus mejores cualidades, de tal manera que la gracia de algunos viene por constancia más que por creación; el reparto tiene la capacidad para ser más exigido y lograr darles una profundidad emotiva a los personajes, pero quizás es un camino que la dirección prefirió no recorrer.

Animales de compañía es una propuesta amena con algunos momentos bastante afortunados que harán disfrutar al público a partir de ver la convivencia de un grupo de amigos que están condenados a ser los mismos pase lo que pase.

La obra se presenta por corta temporada en el Teatro Centenario Coyoacán, consulta horarios, precios y descuentos, aquí.

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