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TAL VEZ MAÑANA SEA UN DÍA CUALQUIERA: Un thriller totalmente teatral



Fotos: Cortesía PinPoint

Por Luis Santillán/ Tal vez mañana sea un día cualquiera es un texto cuyo crédito de autoría es de Alejandro Ricaño y Luis Eduardo Yee, sin saber cómo fue el proceso de creación, lo que se puede apreciar en la puesta en escena es un dominio de la estructura, elementos característicos de la dramaturgia de Ricaño, sobre todo, aquellos que aparecen como lúdicos para generar movimiento dramático, pero que en el desarrollo de personajes adquieren una fuerza poderosa que catapulta a algunos a convertirse en acción dramática.

Quizá lo deseado en un proceso de escritura a más de una mano, es que el texto resultante no exhiba lo que ocurrió mientras se hacía, es decir, que el conjunto sea una sola fibra y no pedazos de cada uno de los autores, en ese sentido Tal vez mañana cumple a cabalidad.

La línea anecdótica central plantea la necesidad de Emma por hallar respuestas sobre la desaparición de su novio, desde su mirada todo apunta a que alguien cercano a ella está involucrado. Lo más logrado del texto radica en cómo la información y acción permite que aquello que parece la respuesta se convierta en una duda, que las posibilidades de lo que ocurrió se vuelvan probables. Cada uno de los personajes tiene argumentos, causas que provocan mirar desde otra óptica los planteamientos previos.

Esta estructura, que permite soportar el género de thriller, es muy interesante porque no son las situaciones que alimentan el género, sino las acciones de los personajes, aquí no hay un elemento reservado para ser expuesto hacia el final y sorprender, por el contrario, todos están expuestos, pero lo que enreda, lo que sostiene el desarrollo son los personajes, sus motivaciones, sus necesidades.

La parte débil del texto está en la forma en que se presenta el tema sobre las redes sociales, si bien, “Pat” apela al discurso y lo vuelve vital para él, las demás veces donde aparece da la impresión de ser una respuesta a acontecimientos externos de la obra.

La actuación de Sara Pinet provoca reflexiones. Su trabajo está tan bien hecho como en sus obras previas, pero a la vez, es muy parecido, como si entrara en una zona de confort donde sabe que su capacidad y herramientas bastan para la creación. Quizá lo que se pueda decir sobre su actuación cae más bien en gustos.

David Calderón destaca con el personaje de “Bernie”. Logra encarnar aquello que adjetiva el tópico del que parte el relato, sin embargo, la soltura, los matices, el trabajo emotivo desarrolla su creación y lo convierte en el centro de todo.

La propuesta de Jesús Hernández (diseño de escenografía e iluminación) saca provecho de la estructura del texto, propicia la mirada desde distintos ángulos gracias al mecanismo del contenedor escénico; apela a la sugerencia permitiendo que los actores terminen de construir los espacios. Hay momentos lumínicos que provocan imágenes poderosas, otras de gran belleza, y aquellas que  están acorde a los estados emotivos y se traducen en matices de luz y sombra.

Tal vez mañana sea un día cualquiera es una propuesta que explota muy bien el género al que apela, ofrece un texto de calidad y hace énfasis en la extraordinaria escritura de Ricaño, posee un reparto solido probado más de una vez en conjunto, es en sí una excelente opción para visitar el Foro Lucerna.

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