Por Ro Tierno, Fotos: Prensa Teatro Colón, Arnaldo Colombaroli/ Radicado en Argentina desde hace más de 10 de años, cumpliendo función como Director de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, el maestro Enrique Arturo Diemecke regresa a la Ciudad de México en el 25° Aniversario del montaje del cuento musical Pedro y el Lobo, que realizará junto a Mario Iván Martínez y el Ballet de la Ciudad de México el próximo 28 de abril en el Auditorio Nacional.

Desde el año 2007, el maestro mexicano Enrique Arturo Diemecke forma parte del cuerpo estable de uno de los recintos más importantes del mundo, el Teatro Colón, ejerciendo el puesto de Director de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. En el 2017 también fue nombrado Director general Artístico y de Producción del Teatro, puesto que ha logrado complementar con sus múltiples actividades, llevando adelante una gestión caracterizada por la búsqueda de nuevos públicos y la apertura de las artes clásicas hacia sectores más populares.

El próximo 28 de abril estará rindiendo homenaje a la obra clásica infantil Pedro y el Lobo (escrita en 1936 por Serguei Prokofiev), junto al Ballet de la Ciudad de México (BMC) y Mario Iván Martínez, con quien estrenó esta pieza hace ya 25 años y ha realizado múltiples trabajos cuando el maestro era director de la Orquesta Sinfónica Nacional de México.

En entrevista para Cartelera de Teatro, el Maestro nos habla del tiempo en Argentina y su próxima presentación en el Auditorio Nacional de México.

Ya lleva más de 10 años al frente de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires y dos en la dirección general ¿qué balance puede hacer sobre todo este tiempo en el Teatro Colón?

Como balance, el trabajo en la Orquesta ha ido creciendo, hemos hecho un rapport, nos hemos conocido haciendo mucho repertorio, de muchos estilos, eso ha sido muy bueno para la Orquesta y para el público, que ha sido muy cercano a la Filarmónica. Ya vamos con dos años en la producción, y hemos sorteado todas las situaciones, buscando que todo salga mejor. En un teatro siempre van a suceder cosas de improvisto, hay que estar siempre atentos, porque los teatros están vivos, la gente está viva. Hemos tenido grandes artistas, grandes nombres, tanto en la Filarmónica como en el Ballet, conciertos extraordinarios, internacionales, Orquestas y solistas de gran nivel internacional.

¿Qué lineamientos ha planteado en su gestión?

Uno de los objetivos fue que los grupos internos del Teatro Colón siguieran un paso de crecimiento, de desarrollo, de afirmación de su prestigio, y ese fue mi objetivo como responsable de los cuerpos artísticos. El otro objetivo ha sido poder difundir la música a mayor público, no solo hemos abierto las puertas del teatro para que la gente venga, sino que hemos salido al país, a diferentes provincias, con el programa Colón Federal, para que lo conozca todo el país. El teatro no solo es música, eso es la parte medular, también contiene escenógrafos, coreografías, coros, vestuarios, solistas, el mismo teatro crea sus vestuarios, zapatería, peluquería. Queremos crear nuevos públicos, por eso la programación siempre incluyó obras de todos los rangos, desde obras de hace 500 años como Monteverdi hasta lo actual de compositores argentinos, y siempre estamos incrementando repertorio. También tenemos una serie de conciertos dedicados a la niñez.

¿Cree que es importante acercar un público joven a este tipo de arte? ¿Cuáles son las maneras más eficaces de hacerlo?

Es esencial que el público joven y los niños se expongan a las artes desde la más temprana edad, que pierdan el temor de ir al teatro en el cual, si bien hay un protocolo, no es una situación de aburrimiento sino de comportamiento, de tradición, donde las artes tienen su brillo, su entrega total. Hicimos una serie de conciertos dedicados a eso, de ópera, ballet, concierto sinfónico, de cámara, donde se le explica a los chicos de lo que se trata, lo que van a ver y oír, que sepan qué es un arte escénico visual y un arte escénico auditivo. Que puedan escuchar una música suave y que sepan que esa música es para el espíritu, para que se relajen, para encontrar una paz, y de esa manera encontrar un equilibrio como seres humanos. En el verano se hizo un camping, para que los chicos vinieran, y fueran participes del Teatro, tocaran algún instrumento y bailaran.

Y ahora en abril estará tocando con la Orquesta de las Américas, en el aniversario de Pedro y el Lobo ¿Qué significa para usted esta composición y poder hacerla con Mario Iván Martínez?

Es una reminiscencia, son 25 años de festejos de este concierto que creó muchos públicos, y que ahora esos niños ya son mamás y papás y pueden traer a sus hijos. Invité a Mario Iván Martínez para hacer esa primera presentación, y ahora es el recuerdo de aquel momento tan fantástico, estoy muy contento de ser amigo y compañero suyo en la música, compartimos muchos años las ideas, la forma de crear, fueron muchos conciertos en Bellas Artes también, donde presentábamos cuentos y obras orquestales inspiradas en algún trabajo literario. Es un trabajo muy profesional de mucha entrega, de mucha pasión y que siempre disfruto junto a él poder hacer esta comunicación de primera para un público al que nosotros creemos que hay que darle lo mejor.

Has recorrido y trabajado en muchas partes del mundo ¿Cómo ves el panorama mundial actual de la interpretación de la música clásica, y qué diferencias encuentras con tus comienzos? 

La música clásica se inició en una forma mucho más clara y directa para que se quedara en las salas de conciertos, ha tenido sus lux, su ‘montaña rusa’, en el que sube y baja según los picos de popularidad, pero en el repertorio siguen obras obras que no dejan de estar en el primer lugar, Beethoven, Mozart, Tchaikovsky, Brahms, aparecen también las obras de Ravel, y obras que tienen cierto atractivo como el Aleluya de Händel, y así puedo nombrar un montón, que no dejan de utilizarse para ciertos momentos de la vida.

En las salas de concierto se ha visto poco a los públicos jóvenes, porque no son expuestos a la música clásica, la moda entró hacia una corriente donde se separaron las ideas de por qué hay que ir a un concierto. El concierto era un lugar donde iban las familias, los padres llevaban a sus hijos y todos disfrutaban de las maravillas de un concierto, esto pasó con la sociedad en general, cuando la familia empezó a tener una forma distinta de existir, ya no era solamente los padres los que regían el núcleo familiar, se empezaron a separar y formaban nueva familia, se convirtió en otra forma de ver las cosas y otra forma de comportamiento. Lo vimos en dos lugares muy importantes también, el cine y las iglesias.

Ahora hay como un regreso, un interés, se ha puesto mucho énfasis en difundir la importancia de la sala de concierto, de disfrutar en vivo, todo eso nos ha ayudado para atraer al público, salimos y también abrimos las puertas para que vengan a disfrutarlo en un lugar ideal como es el teatro, donde no hay ruidos externos, el aire y la lluvia no van a molestar, y podemos escuchar de mil maravillas.

¿Extraña México?

Extraño muchísimo México, es un país que adoro, crecí acá, están mis amigos, mi familia, algunos también en Canadá y Estados Unidos. Yo forjé un público, tanto con la UNAM, como con la Sinfónica Nacional, estuve también en el IPN y logré contribuir a esa Orquesta. Todo eso me da mucho gusto y bienestar para mi carrera de director, a la cual he dedicado toda mi vida. La misión que tiene uno como artista es presentarse en un escenario frente a un público, estar ante ellos para compartir y vivir las experiencias.

¿Cómo ve el panorama cultural actual en su país natal?

Creo que México está pasando por una situación confusa, no veo para qué dirección va, existían programas de apoyo para el desarrollo de los artistas que se sacaron y creo que eso es un error, se tendría que modificar pero no se puede quitar algo que ayuda al desarrollo de los artistas, porque eso es lo que desarrolla al público, y el públicos es el pueblo, y el pueblo hace un país. El arte sirve para que nos podamos desarrollar emocionalmente y podamos eliminar todo aquello que no sirve, que nos está envenenando, el narcotráfico, la violencia, todas esas cosas que han sido un gran daño para nuestro país y que es una imagen pésima ante el mundo. No lo estamos arreglarlo porque la misma sociedad se va acostumbrando, ve la primera vez un muerto y se asusta, se espanta, ve el segundo se espanta menos, cuando ve el tercero, el cuarto, ya se acostumbra, eso no es posible, no debe ser en ningún lado del mundo, y me da pena que esté pasando en nuestro país, un país lleno de gente maravillosa, sensible, con espíritu y ganas de disfrutar y vivir la vida.

Espero que las autoridades encargadas de la educación y de las artes no permitan que se decaiga lo más importante que tiene un país, si no se invierte en educación no va haber país en poco tiempo, olvídense el dinero, si no tienes educación eso no sirve para nada, necesitamos cultura, es lo que nos identifica y nos hace compartir hacia otros países, nos da la fuerza de existir, sin eso no vamos a existir, solo vamos a ser un manojo de zombis, que nos levantamos y nos acostamos cuando se apaga la luz.

Antes de su regreso al país sureño, el maestro Enrique Diemecke estará dirigiendo la Orquesta de las Américas en el Auditorio Nacional, en el 25° Aniversario del Ballet Pedro y el Lobo. La cita es el próximo 28 de abril y estará a cargo del Ballet de la Ciudad de México y contará con la interpretación de Mario Iván Martínez.

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