
Foto: Blenda
Por Saúl Campos/ Tras una fiesta organizada por su suegro, el rector de la universidad para la que lleva tantos años dando clases de Historia, George se entera por su esposa Martha, al llegar a casa que la velada no ha llegado a su fin, puesto que ella ha tomado la iniciativa de invitar a la joven pareja con la que estaban celebrando a beber unos tragos. El joven matrimonio del maestro de Física, Nick y las simpática Honey, se verá envuelto en la extraña manera que tienen George y Martha de llevar sus fiestas y las conversaciones con sus invitados… una velada cuyo tono macabro quizás se pone al límite de lo que cada quien esperaba encontrar en un momento de convivencia… ¿Quién podría temer de un poco de honestidad y drama a la mesa?, ¿Quién teme a Virginia Woolf?
Los grandes clásicos nacen a partir de grandes textos. Y cuando Edward Albee lanzó ¿Quién Teme A Virginia Woolf? En los 60’s el mundo supo que éste era uno de esos casos. Años más tarde, y tan solo 5 años después de la última versión vista en nuestro país, este texto vuelve a los escenarios, ahora en el Teatro El Milagro, bajo la traducción de Víctor Weinstock, en un interesante y ambicioso ejercicio escénico.
Laura Almela, Ana Clara Castañon, Daniel Giménez Cacho y Pedro de Tavira se autodirigen a través de una composición dramática nada sencilla. Albee explora los límites de la estabilidad mental a través de la relación en pareja vista desde los hemisferios opuestos del tiempo, la edad, las decisiones tomadas, los contrastes de carácter. Todos los hilos que el dramaturgo va lanzando para hilvanar son bastante finos y delgados, usar mal uno podría arruinar el telar… por fortuna, los actores no dejan que esto suceda.
El ejercicio actoral frente al espectador se torna bastante interesante, los actores exploran una confrontación profunda, donde las actuaciones van in crescendo a manera que nos dejan ver distintos matices a flote en una dinámica coral, donde ningún actor queda sepultado tras de otro.
Es la ventaja anterior la que permite que las actuaciones de Ana Clara Castañon y Pedro de Tavira no se vean opacadas frente a los personajes principales. De hecho, podemos ver en el trabajo de Castañon el punto clave de esta versión de la obra, con una actuación tan sobresaliente que logra enganchar de lleno al espectador con cada aparición.
Por su parte, el resto del elenco nos entrega un trabajo de garantía y de calidad. Vaya, el nombre de cada uno en el cartel es antesala de que lo que veremos no puede tener falla en el departamento de actuaciones. Sin embargo es, quizás, la ausencia de una visión externa en la dirección la que hace falta para poder almagamar el conjunto y llevar al grupo a un siguiente nivel, en el que salgan de las áreas donde se conocen trabajando, pues al final la sensación que dejan sus actuaciones es justo: son increíbles, pero podrían ir más allá.
La misma dirección externa ausente bien podría ser la explicación al problema real, e incluso podríamos decir único de la obra: el ritmo. Este es un texto largo como la cuaresma, claro está, el cual los actores apostaron por respetar íntegramente (hemos visto ya una versión un poco más corta, justo 5 años atrás, dirigida por Daniel Veronese) empero, nada tiene que ver la longitud de la dramaturgia contra la falta de agilidad para llevar la narrativa en muchas de las escenas, lo cual desgraciadamente termina por apelmazar a la puesta en las 4 horas de duración en total.
Desde el terreno de los creativos, las resoluciones resultan bastante realistas en tono con la dirección que proponen los actores. La escenografía e iluminación de Gabriel Pascal nos sitúa en la casa de Martha y George, logrando un trabajo importante al crear un lugar con acentos de una calidez de hogar con la incomodidad necesaria para saber que no es correcto permanecer ahí.
¿Quién Teme A Virginia Woolf? Es teatro necesario para acercarnos a escuchar de viva voz los nuevos clásicos. Una oportunidad inmediata para contactar con un texto que le ha dado la vuelta al mundo y lo ha paralizado. Pero también una experiencia que en esta resolución escénica no es definitivamente para todo el público, mas completamente disfrutable.
Las funciones son de viernes a domingo en el Teatro El Milagro hasta el 5 de mayo, consulta precios y horarios, aquí.
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Yo le haría muchas más presiciones… La obra es genial, sobretodo en “el departamento” de la actuación y todo el mundo debería verla.
Solo unas precisiones a la reseña de Saúl Campos: Nick, el joven maestro universitario, es profesor de biología no de física y las funciones comienzan los Miércoles a Domingo,no desde el viernes.