Por Ro Tierno, Fotos: Aurelio Palomino y Juan Carlos Chabe/ La obra ganadora del Premio a la Joven Dramaturgia Vicente Leñero 2017 va por su segunda temporada, ahora presentándose en el Foro La Gruta. Platicamos desde Argentina con su autora, Estefanía Norato.

Lejos de casa, en el Teatro Cervantes de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, Estefanía Norato toma asiento y se dispone hablar de lo que es su única obra escrita y llevada a escena, premiada por la Coordinación del Sistema de Teatros de la Ciudad de México: La gota y el mar. “Fue suerte de principiante”, supone, y considera que le queda mucho por aprender.

Su estadía en Argentina tiene que ver con la plataforma Panorama Sur, de la cual participa con una lectura performática de su autoría: Lo nuevo y lo humano, una reflexión sobre Cómo llega lo nuevo al mundo. La escucho y confirmo que no fue suerte de principiante.

La gota y el mar es un proyecto que realizó junto a Abigail Pulido y nació entre charlas y cafés sobre rupturas amorosas, pérdidas de seres queridos, crisis emocional. Así se preguntaron qué pasaría si un día hicieran todo al revés, si rompieran su rutina, y de este pensamiento comenzó el proceso de llevar a escena un montaje que abordara la idea del control y su inconsistencia. “Quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”, dice el refrán.

Estefanía hizo al menos cinco borradores y pudo perfeccionar el texto tomando clases con Estela Leñero. Su último intento le valió el Premio de la Joven Dramaturgia. La primera temporada se realizó en el Foro A Poco No y actualmente se está montando en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico, producida por Olivia Ortiz de Pinedo y London Producciones, dirigida por Ingrid Cebada e interpretada por Abigail Pulido y Estefanía Norato alternando con Mariana Villalobos.

La gota y el mar narra un momento de la vida de Marisol, una chica que vive atada al reloj y tiene su rutina bajo control. Todo lo hace en horas y nada en su vida cambia de lugar. Pero un día, el caos se hace presente: su vecino desaparece y la inestabilidad la invade.

“Ya han pasado dos años que la escribimos, las palabras siguen estando ahí, y para que vuelvan a tener sentido nos dimos a la tarea de renovar las imágenes y pensar que esta historia ya no es nuestra, es de la directora, de la actriz que me está supliendo en este momento, de la productora que entró, del público, ya no se trata de sanar cosas nosotras, ya pasamos ese momento, la manera en que podemos traer ese momento de vida al presente es compartiendo, viéndolo como algo para el otro y ya no para esta necesidad íntima que teníamos”, expresa Norato.

La historia en sí tiene mucho de situaciones vividas por las autoras, la característica controladora del personaje de Marisol es algo que Estefanía sacó de ella misma. “A pesar de elegir una vida en el arte me di cuenta que era muy estructurada, media el tiempo y si descansaba un día me sentía culpable. Después reflexioné sobre eso y me dije ‘creo que estoy queriendo controlarlo todo porque siento que no tengo control sobre nada’ y ese rasgo se lo incorporé al personaje. Ella en todos sus diálogos habla con horas, todas sus intervenciones son acciones cronometradas de su rutina, que vemos cómo va cambiando con los sucesos que le pasan en la obra”

Esto último, cómo va cambiando la vida de Marisol a partir de sucesos incontrolables, es lo que marca el drama en la obra y también su mensaje. Se trata de un tema profundo que nace de esta necesidad humana de querer controlarlo todo, porque en realidad no podemos controlar nada, por más pesimista que suene la muerte es inminente, no sabemos de dónde venimos ni hacia dónde vamos.

Por otro lado, ya es de conocimiento popular el sistema de control ejercido por el sistema capitalista, a través de la tecnología, por los otros, y cómo nosotros mismos nos exponemos a ese control.

“Hay una necesidad muy imperante de que el tiempo sea productivo, de que todo lo que hacemos tenga productividad, todas las actividades que hacemos están desde esa lógica. Reflexiono sobre eso con el personaje de Marisol, cómo encuentros con la muerte, rupturas amorosas, nos hacen ver que no tenemos control, y la rutina y el tiempo se van modificando con todo lo que nos pasa”.

La gota y el mar, según aclaró su autora, es una obra que intenta interpelar desde la ligereza y el humor con personajes muy cómicos. “Me gustaría que vayan al teatro y se lleven un buen rato y al mismo tiempo reflexionen. En ese momento olvidarnos de los relojes, ver el espectáculo e intentar no tener el control”, concluyó.

Sólo quedan dos funciones en el Foro La Gruta. Miércoles 7 y 14 de agosto. Para más información da clic aquí.

No dejes de recibir en tu correo, Facebook o Twitter toda la información y los estrenos de las obras de teatro de la Ciudad de México.