Por Roberto Sosa/ ¿Si Dios decide quitarse la vida, qué será de este universo, del planeta que habitamos y de los seres humanos…? Si Él se mata, habrá restos de su cuerpo en alguna parte del cosmos. “Partículas de la sangre de Dios”. Y quizá alguien se atreva a ir a buscarlo. ¿La Fe sigue, no se ha marchado…? Será necesario saber quién sigue profesando, quienes siguen creyendo en el ser omnisciente, omnipotente y omnipresente. “La palabra es el origen, ¿no…?”.
Tal vez las respuestas están en algún sitio, buscarlas dentro de la cabeza de alguien, en la inteligencia del genio más grande que ha pisado la faz de la Tierra: Albert Einstein. Se podría abrir su cráneo y ver con sus ojos. “Sus ojos nos miran comer, cagar, reír y coger…” Albert tiene una erección. Quizá “la vida es un video juego…” Y tal vez todo este disparate sea una obra de teatro, un irreverente, satírico y chaquetero espectáculo.
De Obed Galindo, la obra refleja de forma insolente la idea que los jóvenes tienen hoy de Dios, no se mete con religiones o cultos. Dios como centro de un divertimento, una secular mirada a la figura del Creador que para Galindo se podría tratar de un ser encarnado en una estrella del entretenimiento. La sátira amalgama la Fe, la ciencia y los espectáculos con pretensiones filosóficas.
Martín Acosta dirige a un grupo de jóvenes egresados de la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT), la afinidad que tiene con los exalumnos, con su pensamiento e inquietudes creadoras es notoria. La forma en que conduce la puesta en escena, es obvia a las necesidades de expresión que tienen los jóvenes egresados de la ENAT, de la cual Acosta es titulado. Se trata de una chacota y se dio el gusto de chacotear junto al elenco.
Las actuaciones son de Adela Ibarra, Iztany Nava, Azael Novelo, Sara Juárez, Rosa Vázquez y Ángel Abad. Su trabajo da constancia de su preparación, disciplina y rigor, elementos que los formaron dentro de esta prestigiosa escuela. Cabe señalar el talento con el cual realizan sus actuaciones, aptitud que no se aprende en ningún plantel, eso lo traen en la sangre, se nace con él y lo saben aplicar.
God Suicide es una obra que nos zarandea la fe y nuestros credos. Si crees en Dios, en la existencia de un ser supremo y te sabes divertir, te va a gustar. Si eres religioso y respetuoso de tus creencias, también te vas a reír. Esta obra no te va a cambiar la percepción que tengas de Él, ni vas a sentir que le faltas al respeto, ese es problema de quienes crearon este pérfido espectáculo.
Iluminación, Paulina Montiel; escenografía, Tania Garda Güido; vestuario, Mar Moreno y Tania Garda Güido; diseño y edición de audio, Alejandro Cervantes y Verónica Hernández; coreografía, Rosa Vázquez. Producción general, Escuela Nacional de Arte Teatral y 25 Producción.
Las funciones son en el Teatro Benito Juárez hasta el 4 de diciembre, consulta precios y horarios, aquí.
