Fotos: Roberto Sosa
Por Roberto Sosa/ Felipe Ángeles, esquivo e inteligente, sobresalió como uno de los más brillantes oficiales de su generación. Desde muy joven fue profesor destacado del Colegio Militar. En 1896 fue enviado a Estados Unidos para realizar estudios de artillería; en Francia supervisó el armamento adquirido por el gobierno de México. Fue un militar con altas calificaciones teóricas; criticado por iluso e irrealista.
Después de la Decena Trágica, Ángeles fue desterrado a Europa. Volvió al país en 1913, y al siguiente año se incorporó a las fuerzas de Francisco Villa como comandante de artillería en la División del Norte, aquí muestra su gran talento como estratega militar. Con el triunfo de Venustiano Carranza se refugia en Estados Unidos y regresa a México hasta 1918 con el propósito de atacar a Carranza. Sin embargo, en su intento por unificar a los rebeldes, es vencido y aprendido. Se le formó un consejo de guerra. Murió fusilado en Chihuahua el 26 de noviembre de 1919.
De Elena Garro, Felipe Ángeles nos habla de un personaje histórico, caudillo de la Revolución Mexicana, un idealista con libertad política. Un punto importante en la obra de Garro, es que el espectador entienda la desacralización de la violencia revolucionaria. El realismo mágico –del cual fue precursora- no es el método para construir su texto y hablar del personaje, lo deja de lado para mostrar desde lo poético la sensibilidad de una figura como Felipe Ángeles.
La dirección es de Rodolfo Guerrero, su propuesta es que la corte marcial sesioné y se representé dentro de un teatro. Simbólicamente bifurca el recinto, de esta forma el público asiste a ver la obra y así mismo forma parte del juicio, desde esta perspectiva la puesta en escena transita entre ficción y realidad. Durante el proceso, distribuye por los pasillos y butaquería del teatro al pueblo que llega a exigir la liberación del enjuiciado. La idea –bien lograda- es que sobre el escenario se represente una puesta en escena donde la ficción se abre al contexto histórico.
El elenco lo integran: Rodolfo Arias, Raymundo Garduño, Larick Huerta, Waldo Facco, Alejandro Navarrete, Fernando Banda, Víctor Báez, Manuel Domínguez, Juan Cristóbal Castillo, Iván Zambrano, Gastón Melo. Marta Aura. Yulleni Pérez Vertti, Ana Ligia García, Victoria Benet, María Sánchez, Alejandro Gama, Gerardo Luis Galindo, Pedro Adolfo Pérez, Andrés Beristain, Said Moguel, Iraís Ríos y Rubén González.
Gastón, Marta, Ana Ligia y Victoria forman parte del elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro; todos en general realizan un buen trabajo, acorde y equilibrado. El papel protagónico recae el Rodolfo Arias, encarna al protagonista, lo construye con sapiencia y lo interpreta desplegando sensibilidad. El desafío es dar vida a un personaje histórico que dialogue con el público desde lo poético.
Felipe Ángeles es teatro histórico desde un contexto de intolerancia y represión. El General Ángeles tenía ideales, valores con apego a la legalidad y a las obligaciones institucionales; fue leal y comprometido con la justicia. Su frase más célebre fue: “Por qué temerle a la muerte si no le temo a la vida”. La pertinencia de esta obra toma relevancia en este país convulsionado.
Escenografía e iluminación de Jesús Hernández, el diseño del espacio es una escalinata por donde suben y bajan los personajes, alegoría de los que ostentan el poder. Vestuario de Gabriela Ayala, todo es de época, bien diseñado. Las costuras de los uniformes militares están teñidas de sangre, simboliza la derramada en combate. Música original, Rodrigo Castillo Filomarino.
La producción general es del IMSS, con asesoramiento artístico del Centro Cultural Helénico y la Compañía Nacional de Teatro. Con esta obra se conmemoran los cien años de la muerte de Felipe Ángeles y se rehabilita el Teatro Reforma “Juan Moisés Calleja”.
Las funciones son hasta el 29 de diciembre, consulta precios y horarios, aquí.
