Por Gina Fierro y Paul Matos/ Andares comienza con la reunión de un grupo de extraños, conformado por jóvenes que dejaron su estado para encontrarse en la ciudad de Cuernavaca, donde surgiría un proyecto teatral cuya esencia se halla en las historias autobiográficas de sus protagonistas.

La intención de ese encuentro era compartir historias y a partir de ellas explorar las posibilidades de la escena, detalla el autor de la idea original. Se trataba de un grupo de jóvenes indígenas que movidos por la inquietud del teatro se dispusieron a abrir sus corazones y contar sus experiencias frente al público.

Al llegar a Morelos, los jóvenes dijeron “¿qué es esto?”, muchos preguntando desesperadamente por el libreto”, cuenta a Cartelera de Teatro Héctor Flores Komatsu, director del montaje.

“Y durante un mes entero en una casa de Morelos, trabajando de mañana y noche, platicando y conviviendo, fuimos creando lo que ahora es Andares; sin ninguna idea de lo que iba a ser la narrativa, sin ninguna idea ni siquiera del formato que iba a tener. Sólo sabía que era importante que todos estuviéramos juntos para no solamente compartir, sino reconocer en el otro algo propio”, detalla Flores.

Después de un mes de explorar, Héctor reconoce “nos encontramos como hermanos, como familia. Creo que el reconocer en otras personas similitudes en la experiencia de arduo dolor o arduo caminar, les permitió abrirse el uno al otro”.

De esta manera, Alexis Orozco, muxe originario de Tehuantepec, Oaxaca; Josué Maychi, originario de Chencoh, en Hopelchén, Campeche; y Luciano Maxa Temai, de San Andrés Cohamiata, Jalisco, conformaron el colectivo Makuyeika, agrupación que bajo la dirección de Héctor Flores Komatsu llevan a escena Andares.

Posteriormente, al colectivo se unió Lupe de la Cruz, tzotzil de Zinacantán, Chiapas, y el músico Kevin Elí Leyva, originario de Tuxtepec, Oaxaca.

Éste es el primer proyecto del Colectivo Makuyeika, depués de que Héctor Flores Komutsu fuera acreedor a una beca de The Julie Taymor World Theatre Fellowship, que dirige la misma Julie Taymor, también directora del musical El Rey León.

Foto: Robin Canul

Desde la intimidad de las comunidades

A partir de personajes totalmente autobiográficos y una dramaturgia colectiva, Makuyeika muestra al espectador lo que sucede hoy en día con los jóvenes al interior de las comunidades indígenas. Hombres y mujeres de distintas regiones de México que desde lo más íntimo, expresan su visión y su cosmogonía, y que convergen en un país que los ha convertido en víctimas del desprecio, el despojo y el olvido.

El discurso, enfatiza su director, va mas allá de querer contar las tradiciones propias de las comunidades, sino que expone los cambios de una comunidad que se ha incorporado en la modernidad, donde la vestimenta ha cambiado, pero también los intereses de su miembros. “Hemos designado a que el indígena sea la parte colorida de nuestro país, la parte diversa, pero si un chico indígena quiere hacer, quizás rap, se le cuestiona por qué está dejando su tradición”.

“Me alejo un poco de la idea de ‘hay que recordar la tradición y la costumbre’ porque reconcozco que también es algo que evoluciona. Más bien es un llamado a reconocer lo que es fuerte en nosotros y darle la oportunidad de crecer”, refiere el creador escénico.

Foto: Cortesía Makuyeika Colectivo Teatral.

Andares en escena

En esta puesta en escena, Makuyeika sumerge a su audiencia en el pasado y en la distancia para mostrar distintos rostros de las comunidades indígenas. De tal manera que escenarios que podrían ser lejanos a los espectadores, toman vida al entrar en sintonía con la música, ejecutada en la jarana por Kevin Elí Leyva, originario de Tuxtepec, Oaxaca, quien al ritmo del son jarocho rompe con el orden y el tiempo de las historias.

Así, el escenario -donde habitan tan sólo tres actores, algunos objetos y una tela que funciona de fondo- se inunda de colores y fiesta y, al mismo tiempo, de olvido y violencia. “Si hay pobreza que no se note”, dicen los personajes que en escena festejan.

Desde el hogar de alguna familia indígena, se exponen los usos y costumbres que se aferran al tiempo, las tierras que se han llevado los despojos, la educación que se diluye entre la pobreza, y la violencia que no deja de permear la historia. Temas que construyen la actualidad y que bajo la mirada del indígena, resuenan en discriminación, represión y, de nuevo, olvido.

Sus personajes se esconden tras máscaras de barro, semejantes al color de la tierra y de su piel. Personajes-personas que en el transcurso de la obra, uno a uno, se descubren las caras hasta dejar ver sus ojos y, con ellos, sus vivencias.

Josué Maychi cuenta la historia del despojo de las tierras de los mayas peninsulares provocado por políticos y crimen organizado; Lupe de la Cruz aclara que la palabra “huichol” es un concepto impuesto; mientras que Alexis Orozco dice “nos sacrificamos por una familia aunque no la hayamos parido”, un muxe de Tehuantepec que comparte con el público el descubrimiento de su ser, así como su relación con su abuela y los hombres istmeños.

Se trata de una serie de historias sobre la creación del hombre, sobre los primeros amores, la familia, los sueños y frustraciones; narraciones que también evocan a los desaparecidos de un México manchado de sangre.

(Andares resonó sobre el escenario del Teatro La Rendija, en Mérida, el pasado 13 de julio; el mismo día que se graduó la generación a la cual pertenecían los 43 estudiantes desaparecidos el 26 de septiembre de 2014 en Iguala. Esos 43 estudiantes indígenas de guerrero, de la Escuela Normal Rural ‘Raúl Isidro Burgos’, que dejaron sus sillas vacías al ser víctimas de una desaparición forzada, en la cual no ha quedado clara el nivel de responsabilidad del Estado mexicano).

Foto por Robin Canul

Reconocer al otro

“Antes de decir ‘no hay que olvidar’, hay que reconocer que existe”

Cabe destacar que los intérpretes son miembros de las comunidades a las que Héctor conoció en un recorrido de nueve meses por diversos estados de la República Mexicana.

“No son precisamente actores”, detalla, ya que “era importante que los intérpretes no fueran personas ‘comunes y corrientes’, tenían que tener el gen de artista, el gen de teatro, con una inquietud de hacer esto”.

“Y tenían que ser chicos de comunidades originarias, si no hubiera sido como emular algo que no somos. Las historias de uno mismo y del pueblo, es importante que caigan bajo las manos de uno mismo”, subraya.

Para Héctor Flores Komatsu, la intención de este proyecto tiene que ver con el reconocimiento entre culturas. “Porque antes de decir ‘no hay que olvidar’, hay que reconocer que existe. Y hay que reconocer que no hay un solo México, hay tantos Méxicos como mexicanos caminando. Y muchas veces no queremos ver su perspectiva”.

Foto: Cortesía Makuyeika Colectivo Teatral.

Una narrativa distinta sobre México

“Para nosotros es importante que esta obra tenga valor no sólo en México, sino afuera y que se permitan ver una narrativa diferente de lo que normalmente se expone de México, sea narco, el antiguo mundo indígena o lo que fuese”.

Sobre la promoción de la puesta en escena, el director apunta que ha sido complicada, ya que la falta de oportunidades para presentarse en foros ha impactado en el financiamiento del proyecto, obligando a sus creadores a utilizar sus propios recursos. Y en la búsqueda de nuevos espacios, Héctor confiesa “sufríamos de bastante racismo”.

“Estas historias merecen estar en los escenarios como cualquier otra historia. Nos encanta ir a pueblos y plazas, pero también nos gusta presentarnos en foros delante de gente que va a ver teatro”.

Hoy por hoy, Andares ha logrado posicionarse en la cartelera a nivel nacional e incluso, internacional, al formar parte de la programación de la muestra oficial del Festival de Teatro Wuzhen de China, donde se presentará el próximo 15 de octubre.

Andares estrenó en la CDMX en octubre de 2017 en el Centro Cultural del Bosque. Y después de su reciente gira por la península de Yucatán, regresa a la CDMX con una temporada del 18 de septiembre al 10 de octubre en el Teatro Benito Juárez del Sistema de Teatros de la CDMX, con funciones martes y miércoles a las 20:00 horas.

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