Por Arantxa Castillo, Fotos: Cortesía de Manojo de Ideas/Quien conoce la trayectoria de Mario Iván Martínez, lo reconoce como un pilar del teatro en México por su talento, actualmente el actor prepara uno de los proyectos más ambiciosos de su carrera Vincent Girasoles contra el mundo.

Puesta en escena en la que, además de dar vida al pintor neerlandés Vincent van Gogh y a su hermano Theo van Gogh, debutará como dramaturgo de esta obra cuyo estreno está previsto para el 1 de julio en el Teatro Helénico con la dirección de Luly Rede y las actuaciones de Paula Comadurán y Fernando Memije.

Mario Iván ¿Cómo te has preparado para este proyecto, tan especial para ti?

“Realicé un viaje inolvidable, trascendente, lleno de experiencias y un enriquecimiento para la finalización de este texto, donde incursioné en la dramaturgia. Me di el lujo de estar un mes completo en Europa, en el sur de Francia, en la Provenza, visité el hospital psiquiátrico donde él mismo se internara; viaje a París al Museo de Orsay donde se encuentra la colección de arte impresionista más grande del mundo; fui a Auvers-sur-Ois donde murió Van Gogh; y, por supuesto, el Museo Van Gogh en Amsterdam donde está la más grande colección de sus pinturas; en cada lugar que visité encontré una historia que enriqueció mi experiencia”.

¿Cómo será esta puesta en escena y quiénes participarán en ella?

Hemos empezado con las lecturas y los ensayos inician a partir de la segunda semana de enero. Para esta propuesta unipersonal me acompañan: Paula Comadurán, ella interpretará a los personajes femeninos de Van Gogh, como su prima Kee Vos, a Sien la prostituta; de quienes estuvo enamorado y Johanna Van Gogh Bonger, su cuñada y esposa de Theo, quien gracias a su tesón logró posicionar el arte de este pintor tras su muerte.

Es un reto enorme para Paula y para mí, al dar vida Theo, su hermano, quien tuvo una relación muy fraternal con él, además estará Fernando Memije interpretando a otros personajes como Gauguin, y el Doctor Rey, quien lo atendió después de perder su oreja.

¿Qué experiencia te ha dejado personal y profesionalmente sumergirte en la vida de Van Gogh?

Debo decir sinceramente que este es mi siguiente proyecto de vida, a ese grado de intensidad puedo catalogarlo. Van Gogh histriónicamente me recompensa porque está está lleno de matices, fue un hombre de una cultura vastísima, muy complejo que se sentía incapaz de relacionarse con las mujeres, un hombre que tenía un estilo propio en la pintura y que reflejaba en sus letras mucha sensibilidad para haberse dedicado a cualquier arte.

Este proyecto inició en el Centro Cultural de Tijuana donde le puse voz a un documental sobre Van Gogh para los festejos de este Centro, y el Licenciado Pedro Ochoa, me dijo- ¿por qué no preparas un prólogo escénico? así que me caractericé del personaje y me di cuenta que mi interés por él se podría complementar con un proyecto mayor, pues al verme al espejo, sentí que daba el casting, pese a que yo soy mucho mayor de lo que era él cuando murió, pues por sus adicciones él se veía mucho más grande, pero apuesto a encontrarnos en un punto medio en la escena.

¿Qué episodios de la vida del pintor se verán plasmados en la puesta en escena?

Las relación de Van Gogh y sus relaciones sentimentales, su vivencia con su prima Kee Vos, de quien estuvo muy enamorado y lo rechazó, su relación con Sien, la prostituta a quien amó profundamente, el cómo se llevaba con Theo, su hermano y esa relación epistolar que tenían, algo casi umbilical al grado que éste muere, poco después de Van Gogh; pero ahí no acaba la obra, seguimos con la aventura de Johanna, quién se ve en un departamento con 900 pinturas en su casa; se abordará también este episodio, pues ella es quien logra mostrar su arte al mundo.

¿Qué sorpresa te llevaste al conocer la historia de quienes rodeaban la vida de Vincent?

Una de ellas fue Johanna, fue una mujer que quedó viuda de hermano y cuñado, pero heredó la obra pictórica de  Van Gogh y  gracias a su tesón y terquedad logró ver el potencial que tenían las pinturas de su cuñado, y año con año se comprometió a vender los cuadros hasta que en 1906 logró la primera exposición de sus obras en Amsterdam.

Johanna era una mujer feminista e intelectual, que por la época dependía del hombre, pero se encuentra sola con un bebé y 900 cuadros en su casa, como boleto a su salvación. Vincent  es el eje de esta obra, pero el personaje de Johanna adquiere una importancia muy especial en este texto.

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