Por Óscar Ramírez Maldonado / José María Morelos y Pavón se encuentra entre los héroes patrios que tienen un profundo arraigo popular. Como Villa y Zapata, surgidos de las clases más desprotegidas, ocupa su lugar en la historia como defensor de los oprimidos. Figuras casi míticas que subsisten todavía en el imaginario popular, más allá de los libros y de la historia oficial.
Morelos es tal vez uno de los primeros personajes con estatura de estadista que surge en un país que todavía no lo era. Morelos supo ver hacia el futuro y entender que el movimiento que heredó de Hidalgo, que mantuvo activo después de la muerte de éste, apuntaba al nacimiento de una nueva nación.
Morir por Morelos es el nuevo episodio de Las Meninas Novohispanas. Un episodio que pone énfasis en el lado luminoso de este personaje. Incluso, hay momentos que emocionan y conmueven. La profundidad y el temple de Morelos, la integridad y sacrificio del Siervo de la Nación, hacen que de la risa el espectador pase a silencio momentáneo. Y es que en esta ocasión las Meninas nos presentan un homenaje dedicado “al héroe más grande y puro de la lucha por la Independencia de México”, alrededor del cual, señala acertadamente la producción en su programa de mano, “hay un desconocimiento inaceptable”.
Nuevamente las Meninas, con su garbo y gracia, hacen gala de talento y despliegan sobre el escenario un montaje enérgico, con canto, baile, un intenso despliegue físico, pero sobre todo con un humor inteligente y agudo. Hablar del sustento histórico y la buena construcción del texto, al referirnos a este espectáculo, se ha vuelto ya costumbre. Sin embargo, no deja de sorprender la seriedad y compromiso con la que esta compañía profundiza en los temas y sabe escoger el más adecuado para cada temporada.
En la última reseña sobre Las Meninas lo señalé: “en un año electoral como el que vivimos, en el cual una visión crítica y bien informada es fundamental, montajes como las Meninas Novohispanas tendrán un lugar importante. Sin una visión clara de dónde venimos y cómo nos hemos formado, difícilmente podemos tener una visión clara de hacia qué rumbo deseamos caminar como país”. Hoy, que el tema de este episodio es uno de los personajes más íntegros que ha tenido nuestra historia, lo reitero, sólo sabiendo cuál es nuestro origen como sociedad y cuáles nuestras debilidades es posible saber cuál ha de ser nuestro rumbo.
Lo que vemos con este montaje, que se encuentra entre la historia y el cabaret, es fascinante. Es, por decirlo de alguna manera, un ente vivo que evoluciona y va encontrando su lenguaje y los espacios en los cuales puede expandirse y crecer. Al paso del tiempo vemos como la propuesta se redondea y cómo sus integrantes van creciendo con ella. Luis Huitron, Christian Escorcia, Cristina Cortés y Fernando Villel delinean cada vez mejor y con mayores matices a sus personajes, que a su vez van representando a otros personajes dentro de la ficción.
Poco a poco Las Meninas se han vuelto referente y han construido un público. Son de esos proyectos que funcionan en varios planos simultáneamente. Una comedia didáctica y muy resfrecante, inteligente y arriesgada que en los hechos – me atrevo a decir – es una poderosa herramienta para la creación de público. La conexión con la audiencia, y las ganas de ésta de tener más de la experiencia teatral se respira en cada una de las funciones. Ver un episodio de las Meninas Novohispanas es, en resumidas cuentas, una experiencia completa y muy satisfactoria.
Haz clic aquí para más información sobre el montaje.
No dejes de recibir en tu correo, Facebook o Twitter toda la información y los estrenos de las obras de teatro de la Ciudad de México.