Fotos por Magda Hueckel
Por Roberto Sosa/La justificación, desenlace o conclusión. El escenario es de Babylon, su estilizada figura se mueve al ritmo de la música, rock pesado y poderoso. Su andrógina presencia domina las tablas. El Nickel Stuff, es la referencia, guion cinematográfico sin producir que Bernard-Marie Koltés escribió en 1984, quería rodar en Londres en blanco y negro, con John Travolta y Robert De Niro como protagonistas. ¿Alguien decía algo sobre piernas…?
La escena cambia con otros personajes. Un hombre será procesado por una razón que desconoce. Se adentra a lo desconocido, una pesadilla kafkiana donde la salida no existe. Un espejismo donde una hermosa sirenita le muestra las membranas que tiene entre los dedos. El surrealismo es el hilo conductor que nos adentra a lo irreconocible e incomprensible. El proceso de Franz Kafka es el referente.
Elizabeth Costello es una vieja escritora australiana que ha viajado por el mundo dando conferencias; con más de setenta años su lejano éxito lo evoca a través de las distintas situaciones que va encontrando; frente a una puerta quiere ver lo que hay del otro lado. La muerte quizá la esté esperando. En un extremo del escenario una mujer permanece acostada en una cama en lo que podría ser un hospital; en el otro Elizabeth se cuestiona y busca respuestas.
El espectáculo se articula de tres textos, dos inacabados -Nickel Stuff y El proceso- y un fragmento del tercero – Elizabeth Costello- , lleva por título El fin. Producción, dirección y adaptación –junto con Piotr Gruszczyñski- de Krzysztof Warlikowski. En dos actos, la obra despliega sobre el escenario el estilo vanguardista del teatro europeo; en el primero destaca el uso de la multimedia y el performance.
En algunas escenas el lenguaje escénico llama la atención: una cámara de video enfoca al protagonista y proyecta su imagen a una pantalla sobre el escenario, este mismo ve a otro personaje que está sentado junto a los espectadores, esto da una perspectiva de tres planos dialogando al mismo tiempo; en tanto el supertitulaje traduce lo que el texto narra. La desventaja para el público es que debe seguir lo que sucede en la escena y leer la traducción, a menos que dominen el idioma polaco.
El fin es la oportunidad de ver teatro contemporáneo del viejo continente. La puesta en escena es de gran formato y de largo aliento –tres horas y media de función. El primer acto es teatro posdramático, género que supera su estado de autonomía literaria, para abrirse y disolverse en el tejido del espectáculo. El segundo es más convencional, se trata de un viaje introspectivo que realiza la protagonista. En ambos actos las actuaciones son impecables.
Krzysztof Warlikowski –datos del programa de mano- nació en Polonia en 1962. Desde 2008 es el director artístico de Nowy Teatr en Varsovia, compañía con la cual presenta en México El fin. Ha creado una nueva forma de escenificar a Shakespeare, su obra contiene una interpretación subversiva de la tragedia griega. También ha trabajado en Odeón Théatre de l´Europe en París. Sus obras se han presentado en festivales como el Festival de Avignon y Festival de Otoño en Madrid.
El reparto lo conforman: Magdalena Cielecka, Ewa Datkowska, Matgorzata Hajewska-Krzysztofik, Wojciech Kalarus, Marek Kalita, Dorota Kolak, Zygmunt Malanowciz, Maja Ostaszewska, Piotr Polak, Jacek Poniedziatek, Magdalena Poptawska y Maciej Stur. Escenografía y vestuario, Matgorzata Szczesniak; Iluminación, Felice Ross; música, Pawt Mykietyn; video, Denis Guéguin; coreógrafo, Claude Bardouil.
Un verdadero misterio es insondable y nada está oculto dentro de él. No hay nada que explicar. Se ha dicho que la lógica de esta historia es la lógica de un sueño. ¿Te sientes perdido en el laberinto? No busques una salida. No podrás encontrarla…no hay salida. Si no hay escapatoria, uno debe irse por el teatro: K. Warlikowski.
La obra se presentó en la sala principal del Palacio de Bellas Artes los días 27 y 28 de septiembre. Para más información aquí.
