Por Ro Tierno/Llega a la Sala CCB la primera puesta infantil del colectivo TeatroSinParedes, escrita y dirigida por Salvador Lemis. Estará del 11 de agosto hasta el 2 de septiembre.

TeatroSinParedes comienza abrir una nueva línea dirigida a los niños y adolescentes. Algo necesario en estos tiempos, donde los más pequeños y pequeñas están a merced de las reglas de la comunicación masiva, y el sistema de control que de allí emana. Nada más urgente y esencial que un colectivo como este, con una amplia visión, ecológica, social, y horizontal, por fin se dirigida al sector más vulnerable, receptivo, e importante.

“El infantil, es un público mayoritario que a veces se descuida, hay muchos textos donde los dramaturgos intentan exorcizar sus demonios y les llevan temáticas muy fuertes, impropias. Yo he llevado niños al teatro, y a veces están asustados viendo la obra. En el sentido temático son muy agresivas, de violaciones, del diablo, infiernos. Y yo creo que al niño, se lo puede guiar a través de la belleza, para la ilusión, la esperanza, y reforzar lo mejor de ellos. Con reggaeton no se educa a un niño, se educa con belleza y amor”, comentó al escritor de Galápago, Salvador Lemis

La historia, escrita por el dramaturgo en 1983, narra un momento de la vida de Joicotea, una tortuga que está apunto de morir en un río contaminado. Si nieto, la pequeña tortuga Gali deberá buscar tres elementos para poder salvarla: un pedacito de cielo azul, una gota de rocío, y una flor que nunca muera, en una metáfora de lo que ha perdido en la vorágine de la contaminación.

“La escribí ya hace mucho tiempo, cuando todavía el desastre ecológico no era tan grave como ahora. El galápago existió, de Etiopía lo llevaron a La Habana, y en el medio de la Universidad de Arte de La Habana pasa un río contaminado que se llama Quibú, todo esto me motivó a escribir el texto”, comentó el autor.

El pequeño Gali se va enfrentando a diferentes personajes en su aventura, un papagayo, una gaviota, un cocodrilo, que le van ofreciendo otras cosas, pero ninguno tiene lo que él necesita ¿Quién lo tendrá? Pues parece que en cada función el público tiene la solución. “La obra es participativa, al final los que cumplen los deseos son los niños del público, se convierte en un gran performance”, explica Salvador.

Esta obra, que ya se ha presentado en España, Alemania, Estados Unidos, Suiza, Chile, Cuba y muchos países más, pone sobre la mesa no sólo la cuestión ecológica, sino también la esperanza, algo tan difícil en estos tiempos, donde al menos los adultos divisamos un futuro oscuro y lleno de carencias naturales.

“Si tú desde pequeños les siembras a los niños la semillita del arte, de la belleza, del cuidado del planeta, ellos lo hacen. También siento que el tema es la enfermedad, que a veces es más dura que la muerte. Todos somos máquinas que podemos enfermar, el cómo acompañar la enfermedad y la medicina para curarla, motiva a los niños a que puedan hacerlo”.

El elenco lo conforman un actor y una actriz del colectivo TeatroSinParedes, que asumen un desafío al enfrentarse a este tipo de público. “Los niños son el público más exigente, si de por sí las obras para adultos requieren de una intensidad para no aburrirlos e interesarlos, con niños sí es muy difícil. La idea es disfrutarlo nosotros, con estos títeres, ser esta pequeña tortuguita es muy divertido, y entrar en el mundo que ellos están, que desarrollan e imaginan, pues es volver un poco a tu infancia y divertirte”, comentó la actriz.

Galápago lleva bastante tiempo presentándose por el mundo, y la respuesta de los niños y niñas, según su autor, ha sido impresionante y sorprendente. “Me han ocurrido cosas singulares, he llegado a países como España, y los niños se quedaban cuatro horas en espacios abiertos realizando el final, los padres los dejaban, era impresionante, en una puesta callejera que se llama el San Juan, en Madrid. En otros lugares, me ha tocado ver el cartel y de repente voy a verla, de incógnito, y los finales son sorpresivos, me han conmovido mucho en todos los montajes que he visto”, comentó Lemis, quién agregó que vio la obra en Aguascalientes, en una adaptación que no había tenido su permiso, y cambiaron parte importante de la historia: “una dramaturga famosa que no me pidió permiso para montarla me mató a la abuela, hasta yo me deprimí, no sólo los niños”, expresó.

Ya quedan todos invitados a vivir esta aventura con la tortuga Gali y a brindarle a sus niños y niñas la oportunidad de ilusionarse, creer, y cuidar el mundo que les vamos a dejar, aunque parezca demasiado tarde, nada es imposible.

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