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Por Mariana Mijares/ Cuando te dedicas a escribir de teatro, tienes la fortuna de ver más de 100 obras al año; y con ello, la oportunidad de descubrir a talentosas actrices que, aunque quizá aún no son conocidas en cine o televisión, tienen un destacado talento que merece ser compartido.

Ana González Bello resulta imperdible en Sucia y Muy Chingona Historia de Amor; Adriana Montes de Oca y Majo Pérez nos cautivaron en Noche de Reyes, además de que cada una ha demostrado sus dotes para cantar; Sara Pinet hace magia en El Amor de las Luciérnagas -que celebra 5 años de temporada- y Adriana Llabrés siempre nos conmueve en Oler la Sangre.

Nombres como Danna Paola, Regina Blandón y Sofía Espinosa han alcanzado reconocimiento gracias a telenovelas como Atrévete a Soñar o La Doña -en el caso de la primera-; Regina por su personaje de ‘Bibi’ en La familia P.luche y Sofía por dar vida a Gloria Trevi en Gloria.

Pero aunque cada una tienen características y cualidades diferentes, todas han tienen algo en común: han sabido ganarse un lugar en el escenario.

Te presentamos a quienes consideramos Las mejores actrices jóvenes del teatro en México, además de los proyectos en los que actualmente se presentan para que puedas corroborar, en vivo y sin filtro, su enorme capacidad histriónica.

Ellas son: Ana González Bello, Adriana Montes, Sara Pinet, Danna Paola, Majo Pérez, Adriana Llabrés, Regina Blandón y Sofía Espinosa, a quienes te invitamos a descubrir en sus propias palabras, y sobre todo, en un escenario.

Ana González Bello

Muchos la recordamos por obras como Sucia y Muy Chingona Historia de Amor, Pulmones, Sucedió en Polanco y La Hora Radio Roma.

¿En qué momento supiste que querías ser actriz?
En mi familia siempre ha habido un gran amor por las letras, por el cine y por la música. Desde chiquita leo muchísimo y mis papás me empezaron a meter de contrabando al cine a los 3 meses de nacida. Creo que haber crecido rodeada de todo esto hizo que me inclinara hacia las artes. Decidí estudiar actuación porque me di cuenta de que no me iba a dar tiempo en una sola vida de ser patinadora olímpica, psiquiatra, agente de la CIA, princesa medieval, sirena, neurocirujana, y zombie; así que me pareció que la mejor opción era ser actriz…

¿Dónde estudiaste?
Hice un curso de un año en el Bristol Old Vic Theatre School, y después la carrera de Actuación de tres años en el Drama Centre London, Central Saint Martin’s.

¿Cuál es la primera obra escolar o amateur en la que participaste? ¿Qué recuerdos tienes de ella?
A los 11 años fui ‘Sandy’ en una producción de Vaselina de mi primaria, que organizó nuestra Miss de inglés. Me acuerdo que hicimos lip sync porque todos en mi salón cantábamos horrible, pero todos nos chulearon nuestras coreografías. Poquito después fui el plumero ‘Babette’ en La Bella y la Bestia, en un curso de verano de teatro para niños. Me acuerdo que me divertí muchísimo, y que me gustaba el niño que hacía de Gastón.

¿Cuál fue la primera obra profesional en la que trabajaste? ¿Qué recuerdas de ella?
Mi primer montaje profesional en México fue Tóxico de Greg MacArthur, dirigida por Hugo Arrevillaga, en el Foro Lucerna. Recuerdo que estaba nerviosísima e intenseaba pensando que tenía que ser perfecta en todo para probar que merecía estar ahí. Pronto me di cuenta, gracias a Hugo y a mis compañeros, que así no funciona y que la idea de perfección es un estorbo cuando estás creando y descubriendo cosas sobre la marcha con un equipo. Sufrí y me flagelé como artista intensa dramática, pero también lo disfruté y aprendí mucho.

¿Qué sentimiento o sensación te da cada que estás arriba de un escenario?
Antes de entrar al escenario siento una mezcla de felicidad extrema mezclada con muchos nervios, miedo, emoción y vejiga a punto de explotar… Ya en el escenario, la vejiga me deja de explotar -por fortuna-, y a todo lo demás se le suma un zumbido, una vibración muy padre que no sé bien como describir, pero me da una especie de euforia, ¡es padrísimo!

¿Qué es lo mejor de hacer teatro?
Que es imposible aburrirse. Siempre estás aprendiendo, enfrentándote a retos, experimentando cosas nuevas. Me encantan las familias que se forman con cada elenco de teatro. Me encanta la posibilidad de ser otra persona, de sumergirme en mundos que no conozco, de conocer gente nueva todo el tiempo, de enfrentarme a diferentes maneras de pensar y estar ejercitando la imaginación. Amo descubrir un texto nuevo, y luego trabajarlo tanto que a veces lo odie y a veces lo admire. A veces no puedes creer las cosas tan bonitas o tan horribles que dice, y emocionarte por decir palabras y frases que nunca habías dicho, ni creías que ibas a decir antes, o que has dicho miles de veces, pero en otra circunstancia, o que nunca dijiste y te hubiera gustado decir… Me encanta establecer y explorar una relación y un lenguaje con el director. Me encantan las bromas y los chistes locales que se hacen con los compañeros de elenco. Me encanta entrar al teatro y usar por primera vez mi vestuario. Adoro cuando entiendo algo que antes me parecía indescifrable. Decir: “Sí, va” a cosas que nunca has experimentado o que te dan miedo; o que nunca pensaste que harías o dirías; o que siempre quisiste hacer y no te habías atrevido. Y bueno, lo mejor de todo es cuando el público disfruta la obra, cuando se carcajea, llora; cuando no pueden aguantarse una reacción vocal y cuando están tan metidos en lo que está pasando que no se escucha ni un respiro en la sala.

¿Qué lo más difícil?
Creo que lo más difícil es no saber si va a continuar. He sido muy afortunada de estar trabajando sin parar desde hace 3 años, pero creo que todos los actores siempre tenemos el miedito de que un día se acabe. Siempre puedes crear tus propios proyectos, claro, pero creo que una de las cosas más difíciles para todos es enfrentar el rechazo, o la posibilidad del rechazo, todos los días. Es difícil asumir que el rechazo es parte de nuestra profesión y hay que buscar la manera de que se vuelva un motor para seguir, y no algo que te detenga.

¿Qué proyecto teatral te ha marcado de manera especial? ¿Por qué?
Le tengo un cariño muy especial a Pulmones y a Sucia y muy chingona historia de amor, porque son dos proyectos que levanté desde cero con un equipo de amigos y gente padrísima con mucha hambre de hacer teatro. Logramos superar las dudas, los miedos, las críticas (propias y de terceros) y no dejamos que nadie nos dijera que no podíamos porque no éramos nadie, o porque se necesitaba demasiado dinero, etc. No dejamos que ninguna de esas excusas nos detuviera y aprendimos muchísimo; a veces bonito y a veces a trancazos, pero logramos dos montajes súper lindos que la gente disfrutó mucho, y sigue disfrutando -en el caso de Sucia-.
Pulmones tuvo dos temporadas y Sucia va en su quinta. Gracias a esas dos obras me empezó a salir mucho trabajo, y verlas nacer y crecer me hizo darme cuenta de que si se quiere, se puede, no importa qué tan adverso parezca el panorama.

¿Podrías compartirnos una anécdota; divertida o emocional, que te haya ocurrido sobre el escenario?
Cuando mis papás me dejaron irme a estudiar a Inglaterra a los veintitantos y me pagaron la carrera y la vida allá por cinco años, sólo me habían visto actuar en mis dos montajes escolares, a los 11 años. Ninguno de los dos tenía idea si realmente yo tenía las aptitudes, el talento o el compromiso para hacer una carrera de actuación, y además lejos de casa. Aún así, me apoyaron en todo. Me vieron sobre un escenario por primera vez en mi montaje final de la escuela, donde fui ‘Medea’. Fue muy emocional para ellos viajar desde México para verme protagonizar mi obra de graduación, verme en el escenario disfrutando y segura de que había encontrado lo que más amaba hacer y a lo que quería dedicar mi vida. Fue muy muy bonito dar las gracias en ese escenario, alzar la vista y ver a mis papás entre el público aplaudiendo, súper orgullosos y echando un par de lagrimitas.

En tiempos de celulares, redes sociales o Netflix, ¿por qué es importante seguir yendo al teatro?
Porque la experiencia de ser parte de una historia que está sucediendo en vivo es invaluable e incomparable. Yo amo el cine y soy fan from hell de las series; pero en el teatro estás viviendo algo que jamás se repetirá, estás viendo una historia palpitar ante tus ojos. Creo que el teatro tiene el gran poder de marcarnos, de revivirnos, de esperanzarnos, quizá hasta de cambiarnos la vida; y creo que eso es una experiencia que nadie debería perderse jamás, y que debería siempre estar al alcance de todos.

¿Por qué te gustaría que el público fuera a ver Sucia y Muy Chingona de Amor?
Para que se rían mucho, se conmuevan, se identifiquen y se emocionen pensando que las historias de amor no solamente están en las pelis de Disney, sino que pueden estar a la vuelta de la esquina; o puede que ya estén viviendo una y no se hayan dado cuenta…

Próximos proyectos (teatrales, cine o TV) en dónde podremos verte.
Pronto estreno Happy de Robert Caisley en el Milán, (los lunes de agosto a diciembre, alternando con la chulísima María Penella). Sigo en Sucia y muy chingona historia de amor, hasta fin de año. También pronto se estrena una serie de comedia que se llama Mula de 3 que es mi incursión en la tele mexicana. En octubre me voy a Nueva York a un festival de monólogos que se llama United Solo, con la obra 245 actos de maldad extraordinaria que escribí con mi gran amiga Paula Zelaya (yo actúo y ella dirige). Si alguien estará en NY por esas fechas ¡los esperamos en el Theatre Row el 24 de octubre! Y si los dioses del EFI nos bendicen, el próximo año estaré con una obra increíble que se llama The Orbweaver, escrita por Paula Zelaya y con la que nos fuimos al Fringe de Vancouver y ganamos los premios de la crítica y el público.

Fotos: Cortesía

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