Por Oscar Ramírez Maldonado / Incendios, escrita por Wajdi Mouawad en 2003 como parte de La tetralogía de las promesas (Litoral, Incendios, Bosques y Cielo), es todo un fenómeno dentro de la escena teatral de la Ciudad de México. Prácticamente sin campaña de difusión o publicidad alguna, este montaje que se presenta en el Foro Shakespeare bajo la dirección de Hugo Arrevillaga, función tras función, desde muy temprano agota todas sus entradas y obtiene por parte de un público, en su mayoría con lágrimas en los ojos, una emotiva y prolongada ovación como pocas veces puede uno ver en algún teatro.
Estrenada por la compañía Tapioca Inn en el año 2009 dentro de la Cuarta Muestra de Artes Escénicas de la Ciudad de México, Incendios ha tenido exitosas temporadas en diversos escenarios y ahora se presenta en una última temporada los fines de semana en este foro de la colonia Condesa.
Mouawad nació en 1968 en Líbano y vivió en Beirut hasta los 8 años de edad, ahí pudo ser testigo del inicio de la guerra civil que azotó al país entre 1975 y 1990, durante la cual se dio también una intervención militar por parte de Israel en 1982. El escritor fue sacado por sus padres del país para ir en principio a París, Francia, y finalmente asentarse definitivamente en Montreal, Canadá. Este conflicto es el telón de fondo en Incendios, donde sin ser nombrada por su nombre, esta guerra y la experiencia que el dramaturgo vivió en su infancia se adivinan. De hecho, el autor ha señalado que el teatro le sirvió en el exilio como “algo con que recrear el espacio de felicidad de mi infancia, algo que volviera a ponerme en relación con la naturaleza”.
Sobre esta obra, el autor –quien escribió el texto de la mano de sus actores, integrando a la obra sus aportaciones- considera que durante su concepción vio al escenario “como un lugar de consuelo implacable. Un consuelo implacable. Eso fue para mí el primer paso en el túnel. Un espíritu. Una sensación. Las palabras empezaron a llegar. Me puse en marcha. Una marcha en la oscuridad”.
La obra de Mouawad se encuentra empapada de memoria y de la búsqueda del origen y del futuro; Incendios es un texto poético y poderoso, en el cual laten promesas y heridas que no han cicatrizado, pero sobre todo una capacidad enorme de perdón y de la necesidad de rebelarse ante el silencio. Se trata de una historia que nos habla de un conflicto armado reciente, del odio, de las víctimas y victimarios que se hunden en una espiral interminable en la cual van intercambiando de lugar, pero también nos habla del conflicto interno y personal de cada uno de nosotros.
A partir de la tragedia clásica, con mucho de Edipo y de Antígona, y los muertos que no encuentran descanso, esta obra nos presenta una tragedia contemporánea, “generando un texto incendiario, que nos deja completamente vulnerables a nosotros mismos, a nuestra memoria, a nuestros miedos, a nuestras dudas y certezas, pero con la posibilidad de esperanza como último acto de justicia y redención”, señala Arrevillaga.
Incendios, traducida por Humerto Pérez Mortera y adaptada por el propio director, es una impresionante puesta en escena que no se pueden perder. Alrededor de una estupenda Karina Gidi, se articula un excelente elenco que toca fibras profundas y conmueve. Pedro Mira, Rebeca Trejo, Jorge León, Alejandra Chacón, Concepción Márquez, Guillermo Villegas y Javier Oliván nos llevan por una narración continua en la que se van empalmando escenas que enlazan pasado y presente, realizando constantes saltos sobre la línea temporal.
Una escenografía e iluminación sencilla y muy funcional, resultado del inmejorable trabajo realizado por Auda Caraza y Atenea Chávez, proporcionan a esta compañía de actores el espacio ideal para narrarnos esta historia. Conformada por una serie de mesas de tablones, la escenografía muta constantemente y es capaz de llevarnos a un despacho de abogado o representar una cadena montañosa.
