Por Ro Tierno/ Con temporada en la Sala Xavier Villaurrutia del CCB, platicamos con la intérprete de Hasta la China fueron a dar mis mechas con el ventarrón, de Otto Minera.

Toña ha depositado toda su vida en su esposo. Un fin de semana decide no irse con él y en cambio ir a la peluquería a cortarse el pelo. A su regreso, su marido Manuel, le dice que ha conocido otra mujer y le pide el divorcio. Se desata el ventarrón… y hasta la China van a parar las mechas de Toña.

La obra está basada en un libro del israelí Amos Oz, en una acertada adaptación del director Otto Minera. Se trata de un monólogo interpretado por Zaide Silvia Gutiérrez, donde sin dudas resulta una buena combinación su trayectoria y su experiencia como mujer.

“Me parece una observación muy aguda del escritor Amos Oz, cuando relaciona el rompimiento de una relación con un corte de cabello, creo que todavía en muchas culturas el cabello largo es un significado de femineidad, muchas mujeres depositamos nuestra belleza en el cabello”, expresó la actriz.

Zaide ha tenido que pasar una transformación para este unipersonal: cortarse el cabello. Aunque pareciera algo trivial, no lo es, es tan simbólico que toda esta obra de teatro se desarrolla a partir de ese pequeño acto. Por otro lado, el hecho de que el personaje haya cometido este acto de independencia, pareciera haber sido la puerta para que su esposo conociera a alguien más.

“Es una excusa un poco pobre, nos muestra que Toña no tiene muchos elementos para analizar qué pasó en su vida. Toña es parte de las mujeres producto de la cultura de los años 50, donde el matrimonio es para toda la vida, la mujer es pie de casa y soporte del esposo. Con el corte de las mechas, ella inconscientemente dejó de depositarle a su cabello su femineidad, un avance interior de Toña que probablemente ella ni se había dado cuenta”, explica Zaide.

La obra se desarrolla con una puesta en escena muy simbólica y con un buen sentido del humor, “Otto, en su construcción dramática, hace una deconstrucción estilística en el montaje, no se ilustra, cuando Toña llora no está llorando, avienta cien mil pañuelos, y tu entiendes que ha llorado mares, pero no hay una ilustración, es de una teatralidad muy contemporánea”.

La vida de Toña se vuelve un caos, ella por dentro se vuelve un huracán y en escena vemos a esta mujer reconstruir los pedazos de su vida, y de este caos va naciendo un nuevo orden, una nueva perspectiva de cómo llevar su vida. “Muchas hemos sido Toña y muchas hemos sido la otra mujer. Alguien sin elementos responsabiliza a un acto externo de lo que le sucede internamente, es un signo de inmadurez, pero también vemos madurar a Toña durante el espectáculo”.

Como comentó la actriz, la puesta en escena de Hasta la China fueron a dar mis mechas con el ventarrón, fue una creación conjunta con Otto Minera, ambos de gran experiencia y trayectoria.

“Él proponía esta coreografía o rutina física, y yo tenia que alimentarla y sostenerla emocionalmente, entonces recurrí a toda mi experiencia de vida de relaciones, a mi no me paso lo que a Toña, pero sí he tenido pérdidas importantes que me permiten hacer paralelos, y tener referentes. Él es un erudito de la escena, y yo soy una creadora, hicimos un pacto y dijimos que íbamos a decir todo lo que tengamos que decir, eso solamente tiene que ver con el discurso escénico, no ha alterado nuestra amistad, la ha hecho mas profunda, nuestra relación artística se ha enriquecido muchísimo.”

La obra fue estrenada el año pasado y ha madurado en escena, como madura todo aquello a lo que se le dedica el cuerpo y la mente. “Como actriz es mi gimnasia para optimizar mi instrumento que es mi cuerpo, mi voz, mi mente, mi capacidad histriónica, yo estoy deleitada en lo que esta experiencia significa como actriz, como mujer, y como creadora”.

“Lo maravilloso del teatro es que es un elemento de arte vivo, cada noche es un reto y a veces el endemoniado cuerpo de este monólogo, que es vertiginoso, me gana y de repente yo lo domo, y de repente hubo vueltas con llamas que se querían escapar por ahí, es toda una aventura cada noche”.

No se pierdan esta oportunidad de dejarse volar por el ventarrón, quién sabe a qué parte del mundo nos pueda llevar, quizá a la China, o quizá, a algún tipo de libertad. Hasta el 24 de abril en la Sala Xavier Villaurrutia .

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