Por Roberto Sosa/ Nada extraordinario, así se percibe, no sorprendente, nada especial. Él es un actor de teatro y siente que sus expectativas están lejos de aquello que se ha propuesto. Para lograr sus propósitos requiere examinar lo que ha sido su carrera, las prácticas en su entorno y sus propios sueños. El ejercicio de autocrítica lo hace sobre un escenario, ejercicio que acompaña con música y canciones; es así mismo reflexivo y divertido.
El unipersonal es un viaje introspectivo que comparte con el espectador, la reflexión tiene el formato de un musical, “más bien un ensayo –dice el boletín de prensa- que cuestiona las expectativas que se pone una persona con tal de cumplir sus sueños”. El recinto se llena con música y canciones con un personaje que cuenta la historia de un actor que busca respuestas ante las condiciones que enfrentan quienes pretenden destacar en el ámbito teatral.
La dramaturga Jimena Eme Vázquez se encarga de escribir el texto, en sus obras refleja empatía con jóvenes. Su escritura da voz a quienes como ella comparten inquietudes propias de su generación. Ésta obra explora las impaciencias que vive un joven actor de teatro. Para Jimena es su primera obra musical, dramaturgia que se complementa con letras y canciones del compositor Juan Manuel Torreblanca.
María Penella, actriz y cantante, se encarga de la dirección de escena. Penella es especialista en coreografías y movimiento escénico. Es su primera incursión en la conducción de un musical. Un solo protagonista le facilita el trabajo, cuida a detalle el tono, desplazamiento del personaje y canciones. Su talento sobre las tablas es innegable, acá bajo su mirada el protagonista logra un buen resultado.
Jorge Viñas actúa, canta, toca la guitarra y hace coreografía, un show man que interpreta un personaje que podría ser él, es como verse a sí mismo. Habla con el público, lo hace partícipe de la obra. Un musical con un monólogo es poco visto en teatro, desafío que Viñas afronta con el rigor que otorga la buena preparación y educación; desde su convicción por el arte teatral se planta sobre el escenario para dar un buen espectáculo.
Nada extraordinario es teatro a una sola voz, quien guste de los musicales acá vera uno con menos recursos en relación con otros del mismo género que cuentan con gran producción, parafernalia escénica y numeroso elenco. En éste el peso del espectáculo recae en una sola persona, reto que solventa con talento, desde su muy particular forma de ver y hacer teatro, así simplemente sin ser…Nada extraordinario.
Hoy el Internet y las redes sociales marcan la pauta de quién o a quiénes seguir, ahora el dedo del pulgar hacia arriba en los dispositivos digitales vale más que la calidad artística. En este mundo donde todo pareciera desechable están inmersos quienes hace teatro. Ahora un contrato depende de la cantidad de seguidores en las “benditas” redes sociales, así el mundo de hoy, ni hablar.
En esta obra se conjunta el talento de gente que sabe de teatro, inicia con la dramaturgia, dirección, actuación y equipo creativo. Diseño de espacio escénico, iluminación y vestuario, Mauricio Arizona; composición musical y canciones, Manuel Torreblanca; movimiento escénico, Christopher Hernández; grabación y mezcla de pistas, Marcos Herrera. Producción Nareni Gamboa.
La obra se presenta los martes, hasta el 30 de abril, en el Teatro Sergio Magaña, consulta horarios y precios, aquí.
