La maestra Susana Alexander ha dedicado, literalmente, la mayor parte de su vida a la actuación. Fue pionera de la televisión, y a los 17 ya estaba debutando en el teatro. Ha sido productora, directora, actriz, toda una mujer de teatro; este año, a sus 80 años, inció con La velocidad del otoño, la que será su última temporada teatral.

Si bien Alexander no se retirará por completo de los escenarios, pues se presentará en algunas ocasiones con sus espectáculos unipersonales, ha dejado claro que esta será la última temporada teatral que realice.

En esta ocasión, para despedirse de las temporadas teatrales, la actriz ha decidido, además de interpretar el montaje, producir y dirigir. El texto de Eric Coble, traducido y adaptado por Guillermo Wiechers, habla, precisamente de una mujer octogenaria. Cuando lo leyó, señaló la directora y productora previo al inicio de su función para la prensa, decidió que con esta historia diría adiós.

Aquí te contamos tres razones por las cuales ver La velocidad del otoño.

1. La señora Susana Alexander. Se trata de la última vez que podremos ver a la actriz en un montaje pensado como una temporada. Después de 64 años de carrera teatral, la querida actriz dice adiós con esta obra. Sobre el escenario podemos todavía disfrutar de toda su capacidad, su experiencia, simpatía y de la conexión que ha construido a lo largo de su carrera con el público.

2. Una obra sobre amor y empatía. El texto escrito por Eric Coble es un texto que habla a distintas generaciones. Quienes, como hijos o como padres estén viviendo el momento que retrata -no la anécdota, sino el momento vital- encontrarán distintos niveles de conexión con la obra. Es una historia que genera emociones y con la cual muchos de nosotros podemos identificarnos. Este encuentro entre la protagonista y su hijo toca temas emotivos que hablan de la fragilidad y la fugacidad de esta vida. Nos habla de amor, comprensión y empatía.

3. La química sobre el escenario. El entendimiento que tienen Susana Alexander y Fernando Canek en esta comedia hace que fluya. Entre momentos emotivos y risas, nos narran esta historia. Ambos se sienten confrotables compartiendo el escenario. Antes que nada estamos ante una comedia que con diálogos mordaces y divertidos, además de algunos pasajes algo más poéticos y reflexivos, busca dejar un mensaje importante. Alexander y Canek logran este objetivo y el público se lo reconoce.

Así que ya lo sabes, si te gustan esas historia que hacen reír pero también por momento te hacen un nudo en la garganta, esta obra no te la puedes perder.

La obra se presenta en el Teatro Rafael Solana del Centro Cultural Veracruzano, muy cerca el centro de Coyoacán.

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Por Óscar Ramírez Maldonado, Foto: Cartelera de Teatro.

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