Si disfrutas de los intensos dramas que exploran historias capaces de llevarnos al límite de nuestras reflexiones, entonces no puedes perderte, Duda, una parábola, una puesta que no busca ofrecer respuestas fáciles, sino sembrar múltiples dudas para que cada espectador saque sus propias conclusiones.

Este montaje, ganador del premio Pulitzer al Mejor Drama y de un premio Tony a la Mejor Obra, fue escrito por John Patrick Shanley. Se estrenó en 2004 en Estados Unidos, ahora llega a nuestro país de la mano de Playhouse Entertainment, bajo la dirección de José Sampedro, quien, junto a Enrique Arce, se encarga de la traducción.

La historia se desarrolla cuando la hermana Alloysus (interpretada por Dib) comienza a albergar fuertes sospechas acerca de un posible encuentro indecoroso entre el padre Flynn (encarnado por Araiza) y uno de sus monaguillos en el colegio de San Nicolás. Este descubrimiento la impulsa a iniciar una campaña en contra del sacerdote, provocando consecuencias significativas para todos los involucrados.

La obra acaba de iniciar su temporada, y aquí te contamos por qué no puedes perdértela:

1. Una experiencia teatral reflexiva y cautivadora. De manera sutil, la obra explora temas como la relación entre la Iglesia y la homosexualidad, la problemática de la pedofilia clerical, y la posición de la mujer frente a la jerarquía eclesial. Sin embargo, lo hace con un enfoque que se distancia de la demagogia y el maniqueísmo predominante, destacando su gran virtud de no caer en el sensacionalismo, al abordar una historia que fácilmente podría provocar reacciones exageradas.

2. Un ejercicio destacado de interpretación. Esta obra se sustenta exclusivamente en el poder actoral de su elenco. Emma Dib, Antón Araiza, Ana Guzmán Quintero y Conchi León asumen roles complejos y magistralmente delineados. Cada diálogo les permite brillar en cada confrontación que se desarrolla en escena. De esta manera, presenciamos momentos memorables entre Emma y Antón, Emma y Ana, uno de los más explosivos, Emma y Conchi que logran mantenernos al filo de la butaca.

3. La ambigüedad persistente y seductora. A lo largo de la trama, este montaje nos instiga constantemente a cuestionarnos: ¿Quién posee la verdad absoluta? Justo cuando pensamos que vamos a descubrir las evidencias, regresamos al inicio, sumidos en la duda interminable: ¿ese acto terrible realmente sucedió o son simplemente las imaginaciones de la hermana? La obra nos deja con un sinfín de incógnitas, invitándonos a buscar respuestas y analizando más a fondo las razones que llevaron a cada personaje a tomar sus decisiones. Es en este punto donde la obra cumple su propósito al mantener la conversación más allá de las tablas.

Duda, una parábola se presenta todos los lunes hasta el 10 de junio en el Foro Shakespeare, ubicado en Zamora 7, Colonia Condesa, consulta horarios, precios y descuentos, aquí.

Por Itaí Cruz, Fotos: Cortesía VIOGG

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