En el 2020 nos acostumbramos a ver el mundo a través de una pantalla. Fue una experiencia que nos marcó y transformó nuestra forma de percibir la realidad. Una vez terminada la emergencia, poco a poco, muchos de nosotros comenzamos a huir del tamiz luminoso que las pantallas nos colocaron frente a los ojos. Sin embargo, esta etapa dejo cosas y lenguajes interesantes, en muchos casos fue un terreno fértil para quienes, con toda urgencia, necesitaban expresarse.

Este caso es el de Django con la soga al cuello, escrita y dirigida por Antonio Vega, y con la dirección de cámara de Ana Graham. Sí, hablamos de dirección de cámara pero estamos hablando de teatro. O, mejor dicho, de formas alternativas de narrativa escénica.

Su autor pensó este montaje como “una obra esperanzadora acerca de la depresión”. Paradójicamente, se hizo realidad durante la pandemia, un momento muy sombrío, gracias a una invitación de la compañía radicada en Nueva York, PlayCo, que invitó a Por Por Piedad Teatro (la compañía de Ana Graham y Antonio Vega) a realizar un proyecto “en un momento en el que hacer teatro parecía imposible”.

Es singular la experiencia de sentarse en el imponente Teatro Juan Ruiz de Alarcón de la UNAM y ver frente a uno un enorme escenario; en lugar de solamente una escenografía, tenemos ante la mirada diversas maquetas de distintos tamaños, títeres, cámaras y elementos para realizar efectos de sala. Es una sensación igual de particular ver descender lentamente sobre todo este mundo en miniatura una gran pantalla, a través de la cual seguiremos a detalle esta narración en la que conoceremos y seremos partícipes de la aventura de Django y el pequeño Tripi, un par de personajes entrañables.

Aquí te platico tres razones -por si no fuera suficiente el maravilloso Centro Cultural Universitario como entorno- para ir a ver Django con la soga al cuello.

1. Una historia empática y llena de poesía. La historia ideada por Vega es una profunda reflexión sobre la tristeza. No se trata de un manual frívolo contra la depresión; por el contrario, es un abrazo que nos invita a ser empáticos, con uno mismo, con los otros. Es una historia que entiende que cada historia es única y personal, e invita a buscar los caminos para lidiar con el dolor y la desesperanza., a la vez que nos habla de amistad.

2. Belleza visual y delicadeza. Los diversos elementos con los que trabaja el ensamble de esta obra, los títeres y miniaturas manufacturadas con delicadeza, cuidado y amor, la iluminación y todo lo que se articula sobre el escenario logran una belleza visual llena de poesía. El poeta Vicente Huidobro, en su Arte poética decía que el adjetivo, cuando no da vida, mata. Sin embargo aquí el adjetivo responde al resultado de un montaje riguroso y preciso.

3. Un viaje acompañado de música. La música original de Cristobal MarYan y el diseño de audio de Xicoténcatl Reyes no son simplemente un complemento para a narración que nos propone Por Piedad Teatro, son parte integral de ella. Nos llevan y acompañan por el viaje de Django y de Tripi, generan sensaciones y sentimientos, tensión y alivio dramático. Son un elemento fundamental para este montaje.

Actúa Antonio Vega, acompañado por un ensamble integrado por Ana Graham, Belén Aguilar, Emmanuel Lapin, Alfredo Veldañez y Mónica García. La encargada de Foley, o efectos de sala es María Kemp.

El diseño escenográfico corrió a cargo de Anna Adriá, el diseño de iluminación es de Víctor Zapatero y Sheila Piedras, el diseño multimedia es de Héctor Cruz, el diseño de la utilería y de títeres es de Antonio Vega.

Para más información sobre el montaje, horarios y boletos, haz clic aquí.

 

Por Óscar Ramírez Maldonado, Fotos: José Jorge Carreón.

No dejes de recibir en tu correo, Facebook o Twitter toda la información y los estrenos de las obras de teatro de la Ciudad de México.