Por Roberto Sosa/ Una vez más la incertidumbre, el terror y violencia. Una bala atravesó el corazón de Monseñor Romero al momento de celebrar una misa en la capilla del hospital para enfermos de cáncer La Divina Providencia. El asesinato ocurrió el 24 de marzo de 1980 en la capital de El Salvador, su muerte provocó una oleada de atentados terroristas contra entidades oficiales en señal de protesta.
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez (15 de agosto de 1917 –24 de marzo de 1980), conocido como Monseñor Romero fue un sacerdote católico salvadoreño, cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador (1977-1980), célebre por su doctrina en defensa de los derechos humanos, lo hacía frecuentemente en sus homilías dominicales; continuamente manifestó en público su solidaridad hacia las víctimas de la violencia política de su país.
La autoría y dirección son de Diego Fernando Montoya, el texto es resultado de un laboratorio teatral que recoge el suceso histórico. La dramaturgia construye dos personajes que encarnan a Monseñor Romero y uno de los sicarios que cometió el asesinato. La representación es con objetos que simbolizan violencia, religión, dogmas y fe. Montoya trae al escenario un hecho verídico con elementos que ponderan la figura de un defensor de los oprimidos.
Cuenta con las actuaciones de René Lovo y Omar Renderos, su labor es con el drama que representa encarnar a dos personajes antagónicos: el bien y el mal desde el lenguaje teatral. René y Omar equilibran bien su trabajo, actúan cuidando el uno al otro. Su trabajo es con el rigor y fuerza que demanda el texto, labor que el público reconoce al final con una gran ovación.
Romero. Después, otra vez, la noche es teatro documental que nos envía a un momento donde el tiempo se detiene un instante para ver cruzar una bala que atraviesa el corazón de un hombre. Sucedió en 1980 en un país como el nuestro donde un sacerdote muere por levantar la voz a favor de los menos favorecidos. El teatro transcribe el suceso y nos transporta en tiempo siguiendo la bala que le quita la vida al protagonista de esta historia.
El espectador encontrará en esta obra analogías con su presente y país, la obra le hablará de muertos y desaparecidos; violencia y muerte, cualquier parecido con nuestro México no será coincidencia. Ésa es la realidad, igual que aquí y en muchos países latinoamericanos. El dolor en los rostros de los personajes, no son ajenos a nosotros, los vemos todos los días, las noticias de hoy se llenan de ellos.
Es un proyecto –datos del boletín de prensa- de investigación y creación que se desarrolló entre Cali, Colombia y San Salvador con los colectivos Pasionaria Laboratorio Escénico y La Galera Teatro respectivamente. Contó con el apoyo del fondo iberoamericano para la creación de espectáculos de las artes escénicas de IBERESCENA.
El concepto sonoro es de Diego Fernando Montoya; escenografía, Javier Río; diseño gráfico, David Osegueda; audiovisual, Armando Rodríguez. Producción La Galera Teatro.
Las funciones son los miércoles y jueves, hasta el 28 de septiembre, en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico, consulta horarios, precios y descuentos, aquí.
