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INTELIGENCIA ACTORAL: Cuando ‘Ser o no ser’ se vuelve un dilema real



Por Mariana Mijares/ Detrás de una de las frases más icónicas de Hamlet: “Ser o no ser” hay una profunda reflexión filosófica sobre la vida y la muerte, y que se pronuncia en un momento en que el protagonista de Shakespeare se debate entre quitarse, o no, la vida. Las discusiones sobre este soliloquio son casi tan variadas como las interpretaciones de la obra misma; pero en Inteligencia Actoral, esta frase adquiere un significado igualmente interesante y profundo: ¿qué significa realmente ser actor? Y, ¿puede esta figura ser sustituida por un elemento sin vida?

Al centro de esta obra escrita por Flavio González Mello está Paco Ramos (Roberto Beck) un joven actor que, buscando notoriedad y poder empezar a ser reconocido en Hollywood, acepta una película que será filmada en Namibia a solo 10 días del estreno de la obra donde daría vida a Hamlet.

Obviamente molesto, el director: Ricardo (Carlos Aragón), intenta convencerlo de que se quede; no hay manera que pueda castear y ensayar a un actor nuevo en 10 días, pero Paco le propone la solución ‘perfecta’: un reemplazoide, un robot con inteligencia artificial capaz de aprenderse cada uno de sus diálogos y trazos escénicos.

Aunque de inicio el director se muestra reticente, no tiene alternativa más que aceptar el reemplazoide, mismo que lo sorprende continuamente tanto por su precisión, como por su iniciativa propia, algo que lo llega a hacer peligroso, aunque continuamente cuenta con el apoyo de Roel (Diana Sedano), una brillante científica, para ajustar el robot.

A diferencia de un actor, esta máquina no se cansa, si acaso está baja de energía, solo hay que cargar su batería. Otra ventaja es que, con el ajuste correcto, no cuestionará nunca las instrucciones de su director, solo las acatará y empleará una de las 15 mil emociones que tiene pre-cargadas. Tentador sin duda, ¿cómo se compite con algo que está diseñado para ser perfecto?

Sabemos que un actor reproduce conductas y emociones, lo cual es también la meta de la inteligencia artificial; pero, ¿cuáles son los supuestos que nos convierten en seres humanos? ¿Puede sustituirnos verdaderamente una máquina? Ricardo cuestiona constantemente la naturaleza del reemplazoide, porque sí, imita sus indicaciones con total obediencia, pero no tiene un cuerpo para entregarse, la capacidad de sentir dolor, ni emociones genuinas.

En esta dualidad, en la de interpretar tanto a un actor de carne y hueso como a un robot, es que Roberto Beck brilla increíblemente. Por momentos se le cree totalmente que es una máquina, por su tono de voz, movimientos mecánicos o tics en el ojo; pero, por otros, cuando ese mismo personaje se da rienda suelta para dar vida a las palabras de Shakespeare, se produce magia pura; sentimiento y emoción genuinos.

De este modo, es notoria la evolución de Beck, actor que se reta continuamente y quien ha mostrado rangos muy distintos en obras como Corridos Chejovianos, Los Ojos, Hay un lobo que se come el sol todos los inviernos, Mirando al Sol, Jauría y la extraordinaria Indecente. Aun así, quizá tiene aquí uno de los retos más complejos de su carrera al tener que dar vida a tres diferentes personajes en un mismo proyecto: Paco, el actor egocéntrico, poco comprometido y egoísta; Hamlet, el personaje, y el remplazoide, una máquina brillante, pero incapaz de tener sentimientos.

En uno de los momentos más impactantes y hermosos de la obra, Roel intenta revisar la configuración del robot, quien, como marioneta, está colgado sostenido de varios hilos; desde ahí, con una hermosa música sutil de fondo, él imita los movimientos de su entrenadora.

A la par, las tablas y experiencia de Aragón salen a relucir como el perfeccionista director, quien, al igual que Hamlet, cuestiona a los demás y se cuestiona a sí mismo.

Hacia el final de la obra, las acciones de este creativo empiezan a ser predecibles y objetables, lo que sirve como un valioso eco a importantes movimientos como el #MeToo, en el que han sido cuestionados tantos personajes del teatro mexicano.

Puede decirse que la obra que actualmente se presenta en el Teatro Helénico se encuentra en el género de la ciencia ficción, pero a la par cuenta con elementos de comedia, drama, y fundamentos importantes de la propia obra de Shakespeare. Además, en un inteligente juego de metateatro, el espectador presencia las tras bambalinas del montaje de Hamlet.

González Mello, autor de obras como 1822, el año que fuimos Imperio (2000), Lascurain o la brevedad del poder (2005) y Olimpia 68 (2018), sabe balancear bien el trabajo del resto del elenco, quienes interpretan a personajes claves para la historia: Dobrina Cristeva da vida a Oriana/Gertrudis; Elena del Río a Paulina/Ofelia, Fernando Rebeil a Ramsés/Laertes y Verónica de Alba a Caro, la asistente multitasking de producción.

Otro elemento que funciona bien es la música de Jorge David García y Enrique Arriaga Celis; por momentos estridente y por otros sutil y precisa para acompañar la acción dramática del montaje.

Como única área de oportunidad de esta producción mencionaría la escenografía, grandes torres que van entrando y saliendo para construir las bambalinas del teatro, pero que resultan tan grandes y complejas que requieren de varias personas para moverlas, además de mucho tiempo para los cambios que alargan innecesariamente la puesta.

En diferentes momentos de Inteligencia Actoral, el público puede pensar que los reemplazoides podrían ser una solución perfecta para cualquier actor que desea participar en dos proyectos simultáneos, o incluso, sustituirlo cuando esté cansado, indispuesto o tenga compromisos sociales; sin embargo, una de las grandes fortalezas de la obra está en recordarnos el enorme poder de los actores, de los seres humanos.

Si bien nos encaminamos a una realidad en la que cada vez conviviremos más con la inteligencia artificial, quisiéramos pensar que en el teatro, sobre cualquier escenario, prevalecerá solo la inteligencia actoral, actores que tengan la capacidad de transmitir verdad, y vida…

La obra se presenta de viernes a domingo hasta el en el Teatro Helénico, consulta horarios y precios, aquí.

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