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El programa de intervención y ocupación escénica de espacios en ruina condicionados por la violencia y el abandono,Teatro para el fin del mundo, realizará dos actividades en el marco del Festival El Aleph de la UNAM. Con este motivo platicamos con Ángel Hernández, director del programa

 

Teatro para el fin del mundo: diez años de habitar la ruina

En primer lugar, el director nos platica sobre Teatro para el fin del mundo: diez años de habitar la ruina, un recuento documental sobre la actividad del programa, el cual se proyectará el 18 de mayo a las 18:30 horas en el Foro la Morada del Centro Cultural Universitario Tlatelolco. 

Se trata, nos dice, de una exposición de diferentes archivos videográficos, sonoros e impresos. Estos archivos, “de alguna manera representan los procesos que se han llevado a cabo en diferentes países del mundo que han sobrevivido a conflictos armados, crisis sociales o catástrofes naturales”. En este sentido, agrega, se resume la manera en que el programa ha venido sobreviviendo a lo largo de 10 años. Un periodo en el cual, nos explica Hernández, se han logrado generar prácticas de manera colaborativa y con un ejercicio crítico sobre temáticas como la construcción de redes ciudadanas frente a la violencia, “específicamente por medio de las teatralidades contemporáneas”. 

Sobre la cercanía del lenguaje cinematográfico y el teatral Hernández señala que existe una relación histórica. Sin embargo, aclara que cada uno tiene un perfíl muy específico y un público al que va dirigido. 

Este diálogo, que busca generar cuestionamientos y discusión,  lo explica de la siguiente manera: “En nuestro caso hemos trabajado de manera mucho más cercana con las teatralidades, especialmente con las artes vivas. Esto nos ha permitido tener la posibilidad de acercarnos a contextos específicos que atraviesan situaciones de violencia. Nos parece que a partir de estos encuentros se ha manifestado no sólo nuestro punto de vista o nuestro discurso en relación con esta temática, sino también el discurso de la sociedad, que eso es lo que nos interesa sobre todo, tratar de integrar para cerrar un ciclo que nos parece importante”. 

 

Desarmes:memorias del sitio de Sarajevo

El segundo evento que realizará Teatro para el Fin del Mundo es la presentación de la obra Desarmes:memorias del sitio de Sarajevo. Este montaje, explica su director, es teatro documental que surge a partir de una investigación que él realizó en 2018 en la ciudad de Sarajevo.

A partir de ello, “se abre un expediente bastante amplio y complejo alrededor de la Guerra de los Balcanes, específicamente el sitio que sufrió la ciudad por más de cuatro años”. Durante este proceso, el creador escénico recogió testimonios de sobrevivientes del conflicto, especialmente artistas que realizaron activismo en resistencia frente al escandio de la guerra. A partir de esto, señala, trabajó sobre tres “polos neurálgicos” en la obra: el documental Miss Sarajevo de Bill Carter; la canción del grupo U2 homónima del documental; y el montaje de Esperando a Godot, de Beckett, que realizó en 1993 Susan Sontag con actores Bosnios en la ciudad de Sarajevo. 

Estos tres eventos sirvieron, consideró Ángel Hernández, como una llamada de atención al mundo y una alerta de lo que se estaba viviendo. El caso del montaje de Susan Sontag -ensayista, cuentista, crítica literaria y de arte contemporáneo-, nos confiesa el director, resume el espíritu del proyecto. A pesar de las condiciones que se vivían en ese momento, nos explica, “fue un montaje emblemático que puso de manifiesto lo que resume todo el espíritu del proyecto de Desarmes, que es la resistencia del arte frente a los conflictos armados, cómo el arte puede tener una injerencia de transformación social”. 

Desarmes:memorias del sitio de Sarajevo, destaca, es una plataforma crítica que viene a generar nuevas preguntas en relación a eventos determinantes en la historia humana, como lo son las guerras. 

 

El arte tiene capacidad de generar memoria

En este sentido nos comenta que el planteamiento de Desarmes es que si bien el arte no tiene la capacidad de terminar con un conflicto armado, sí tiene la capacidad de generar memoria acerca de las atrocidades que deja a su paso la guerra. Al respecto, puntualiza: “Podríamos decir que la muerte corresponde a ellos, pero las ruinas son nuestras, las ruinas de una guerra que pueden hablar por sí mismas de la barbarie, pero también de la posibilidad de reconstrucción que en cierta medida abre un espacio de esperanza”. 

Para el creador escénico el arte es una “herramienta altamente significativa”, que permite confrontar nuevas ideas en procesos de reconstrucción social. Para Teatro para el fin del mundo es posible cambiar las cosas a partir de estos formatos, nos dice. En este sentido, reflexiona, el diseño de estos dispositivos pueden ir incidiendo en cambios que, aunque pequeños, pueden llegar a ser mucho más grandes. Lo anterior, “cuando se junten de manera estratégica las voluntades de más personas que puedan empujar para que esto suceda”. 

 

Paralelismo con México

Sobre el paralelismo con lo que actualmente sucede en México, Ángel Hernández nos confiesa que se cuestionaron sobre la pertinencia de tocar este tema. Al hacerlo, nos dice, se preguntaron “si existía un vínculo que nos pudiera acercar a la realidad que se vive particularmente en México con lo sucedido en Bosnia”. La respuesta, comparte, fue positiva: “Nos dimos cuenta que existen muchísimos paralelismos, e independientemente cuál sea el contexto, la capacidad humana de resistir frente a estos escenarios del crimen nos parece que se regula en cualquier latitud del mundo”. 

En México, reflexiona, “nos están matando a los artistas también”. Se registran desapariciones y fallecimientos de artistas comprometidos socialmente, con la justicia y la defensa de los derechos humanos, señala Hernández. Estas personas, continúa, han sido “víctimas de atropellos, de persecución, de muerte, de una campaña de exterminio muy bien llevada por parte de sistemas que no necesariamente se relacionan con el crimen organizado, sino con una maquinaria mucho más compleja de violencia”. 

Ante esto, consideró, se requiere protección y seguridad para “hacer lo que hacemos”. En este sentido, destaca, que México en materia de desaparición forzada y desplazamiento humano ha sido un país muy golpeado en la historia moderna. 

Bajo esta perspectiva, agrega, que si bien el tema de Desarmes no sucede en México, “nos damos cuenta no solo que puede pasar, sino que está pasando y ha pasado”. Por ello, subraya Ángel, es necesario poner el tema sobre la mesa e insistir, ya que “queremos seguir vivos, queremos seguir diciendo lo que decimos de manera libre y sin miedo a no regresar a casa”. 

 

Las posibilidades de las resistencias civiles pacíficas

Sobre este tema, Ángel Hernández aprovechó para invitar al público a realizar una reflexión con ellos sobre el tema. Además, agregó, es una oportunidad de buscar posibilidades de generar resistencias civiles pacíficas mediante la generación de este tipo de discursos

En Desarmes el público, agrega, verá un planteamiento diseñado para ser intervenido con experiencia que el espectador pueda sumar.

Consideró, además que en buena medida ver este espectáculo es parte de una responsabilidad social. Sobre este particular explica que a partir de relacionarnos en un montaje así puede ayudar “a sentirnos mucho más localizados en un ejercicio de comunidad”. Lo anterior, agrega, nos permite generar una resistencia en donde el público no solo sea espectador de una puesta en escena, sino que sea partícipe directo también”. 

La obra, nos comparte su director, en su segunda parte cierra con la colaboración del público. “Nos parece muy interesante que también pueda analizar cómo el mundo ha atravesado por diferentes procesos de resistencia frente a la violencia en diferentes etapas de la historia y cómo podemos enfrentarlo ahora tomando en cuenta esas condiciones de violencia que cambian”. 

En este sentido, destacó: “La gran maquinaria de violencia por la que atraviesa México es cambiante y cada vez más perversa por ser cada vez más cambiante, por lo tanto creo que nosotros también necesitamos tener una respuesta que pueda tratar de enfrentar esa circunstancia desde una cultura de paz, desde una política de los cuidados, desde un acompañamiento sensible, desde una posibilidad de ayudarnos no solo a sobrevivir sino a vivir con dignidad”.

Desarmes. Memorias del sitio de Sarajevo se presentará el 20 y 21 de mayo en el Foro la Morada, Centro Cultural Universitario Tlatelolco. Para más información, horarios, boletos y más, haz clic aquí.

 

Por Óscar Ramírez Maldonado, Foto: Sabina Hernández

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