Por Alegría Martínez/ El hábito de no expresar lo que cada persona desea recibir de regalo; el desastre que podría causar la muerte del venerado Santa; la defensa de un hermano mayor a una niña decepcionada en época decembrina; el descubrimiento de un mundo desconocido para una chica alejada de tradiciones y naturaleza, y la postura de las Reinas magas ante la tradición patriarcal, forman parte de las Antinavideñitas, título que integra cinco obras escritas por jóvenes dramaturgas que cuestionan viejas costumbres, leyendas y conductas, desde una mirada que clama por un cambio franco en época de sonrisas y regalos.

Por quinta ocasión se estrenan en La Capilla los textos escritos por autoras que, en esta oportunidad, han trabajado en el taller de cuentos antinavideñitos Los autores a Belén, impartido por Jimena Eme Vázquez, y que en cuatro de los casos, actúan su propio texto.

Dramaturgia que contrasta el ansia generalizada de ternura, bondad, borrón y cuenta nueva, con la contradicción que cada actividad navideña implica para los distintos integrantes de esta sociedad sedienta de un rato de paz, pero con poca capacidad para construirla.

Boris Shoemann y Daniel Bretón dirigen a las cuatro actrices y al único actor, quienes desde la soledad del escenario, con una silla o un atril, como únicos elementos escenográficos -según sea el caso- se plantan frente a un público al que le hablan de frente y lo hacen partícipe de sucesos que despiertan incógnitas sobre temas adoptados como hechos y costumbres inamovibles desde hace siglos.

Este elenco, que en su mayoría participa en el ciclo de Antinavideñitas por vez primera, consigue la empatía de una audiencia que comparte el asombro, la crítica y el humor de cada monólogo.

Enigmas al regalar, de Theodora Román Torres, desenmascara a las personas que no pueden sincerarse con su propia familia cuando se les pregunta qué quieren de regalo. La pregunta lanzada por una joven que tiene la intención de comprar un presente navideño del agrado de cada familiar, tropieza con el falso afán de quienes eligen no revelar su auténtico deseo, con la actitud de agradecer hipócritamente lo recibido por encima de su verdadero deseo, lo que cierra la posibilidad de comunicación y cercanía con las personas que supuestamente aman.

La obra, Una Navidad sin Santa, de Natalia Grandio, propone a la viuda de Claus como personaje principal de un proceso de cambio, ante el fallecimiento de Papá Noel, en el que los Reyes Magos, hacen acto de presencia, como si formaran parte de una banda de aprovechados con la intención de usurpar el lugar de doña Claus y su grupo de Elfos, empeñados en salvar la Navidad y los regalos que realmente piden los niños.

Sentado en su silla periquera, el personaje de la joven mujer -con cabello blanco y gorra roja de Santa, enfundado en larga falda y saco negros- comparte cómo se enfrentó al trío de Reyes, que pretendieron imponer sus reglas a favor de los adultos.

Un joven entra a escena con atril rojo en mano, en la obra Alegato navideño, de Yollotzin Tenorio Herrera, en este caso, interpretado por Gerardo Mendoza y no por su autora, para dirigirse a un jurado en defensa de su pequeña hermana, que al no encontrar sus juguetes junto al árbol, decidió tomar ruda venganza contra los adultos de su familia que, enfrascados en su festejo, generaron la desilusión de la niña.

El joven actor, entre la defensa, el cinismo y el sarcasmo que envuelve la argumentación de su personaje, deja clara la actitud de un mundo adulto que enfrascado en su evasión, crea ilusiones que termina por romper estrepitosamente.

El viaje de una joven superficial y consentida, a un pueblo de costumbres y tradiciones, donde no existen locales de la cadena de cafeterías extranjeras que proporciona estatus, ni referencias conocidas por el personaje, provoca el contraste con una joven oriunda del lugar, a quien la citadina intenta convertir a su mundo banal e ilusorio. Con ese humor que critica la frivolidad, la obra Marginada Navidad, de Ana C. Jacobo, muestra el perfil de algunos grupos jóvenes que ostentan su inmensa ignorancia.

Mágicas confusiones, de Karla P. Rocha, abre paso a una Reina maga simpática y platicadora que se propone revelar la verdad sobre el trío de idolatrados Reyes, a quienes se adjudica la otra parte de la magia navideña. Las tres reinas magas, traídas al presente mediante la voz de una de ellas, otorgan una vuelta de tuerca al significado de los regalos destinados al Niño Jesús y a la virgen María.

Si bien la protagonista, -que porta brillante media corona sobre su cabeza y atuendo contemporáneo-, acepta errores de logística y planeación en la entrega de presentes por parte de las Magas, la posibilidad de la magia y la generosidad ancestral, ahora a cargo de mujeres, se yergue frente al ancestral patriarcado.

Queda abierta a la reflexión joven sobre el otro lado de la moneda navideña, que además de dar los primeros pasos en la expresión actoral, enriquece la colección de Los textos de La capilla, que anualmente se publican y dejan constancia del arduo trabajo a favor de esas voces, que cada vez son más y que solo encuentran eco en este espacio escénico y editorial, en la acaramelada época decembrina.

Las Antinavideñitas se presentan de jueves a sábado, hasta el 30 de diciembre (excepto 24 de diciembre), en Teatro La Capilla, Madrid 13, Col. Del Carmen, consulta horarios y precios, aquí.