Hace 10 años, en 2013, el reconocido actor británico Kenneth Branagh llegó a las noticias al ser víctima de la maldición de “La tragedia escocesa”. Durante el Festival Internacional de Manchester, en una representación de Macbeth, de William Shakespeare, Branagh hirió a un compañero de reparto durante una escena de combate. La cuestión no pasó a mayores y el actor fue atendido después de la función en el hospital (pues se negó a abandonar la obra, mostrando su profesionalismo). Esta noticia le recordó al mundo la maldición que sobre la célebre obra se dice que existe.

El mundo del teatro está lleno de supersticiones, como evitar vestir de color amarillo o en lugar de desear buena suerte desear mucha mierda. Pero ninguna de estas genera más temor que la de pronunciar el nombre de Macbeth dentro de un teatro. Esto ha hecho que la obra sea conocida, entre la gente de teatro, como “La tragedia escocesa”. Parte de la leyenda dice que tampoco se deben recitar más de tres estrofas de la obra.

Esta superstición tiene origen, según los estudiosos, en la época en la que el dramaturgo situó la obra. La tragedia se ubica en el siglo XVI cuando reinaba Jacobo VI en Escocia, quien estaba obsesionado por la brujería. También hay quien dice que se debe a que los hechizos que utilizó el dramaturgo fueron conjuros reales utilizados por brujas. Otra teoría dice que a las brujas de la época no les gustó verse retratadas en la obra y lanzaron una maldición.

El origen de la maldición es materia para otro texto, que seguramente pronto compartiremos en nuestro sitio. Lo que te queremos contar es que, así tan macabro como se oye todo, Pausa Dramática y Nocturno Teatro llegan con una obra que nos muestra que una maldición también puede ser cosa de risa. Se trata de Macbeth Mabel, una tragicomedia escocesa, de Emiliano Dionisi, bajo la dirección de Alonso Íñiguez.

Acá les damos tres razones por las cuales no se deben de perder este montaje.

1. Una adaptación tremendamente afortunada. El ensayista, poeta y dramaturgo Alfonso Reyes consideraba que lo que ve cada uno, incluido el autor, en un trabajo literario es distinto siempre. “De aquí que cada ente literario esté condenado a una vida eterna, siempre nueva y siempre naciente, mientras viva la humanidad”, decía el intelectual mexicano. Esta cita aplica a la perfección a Mabel. Su autor y todo el equipo que participa en ella logra tomar en sus manos una de las tragedias más oscuras, que hablan de los aspectos más sombríos del ser humano, y transformarla en una comedia divertida, luminosa y que sale de lo común.

2. Dos intérpretes, muchos personajes. Adriana Montes de Oca alternando con Angélica Bauter y Santiago Zenteno dan vida a un sinnúmero de personajes, tantos, que uno pierde la cuenta. El texto de Dionisi resuelve de manera efectiva cómo narrar las situaciones con apenas dos personas en el escenario. Los intérpretes ejecutan a la perfección cada escena y el público se mantiene riendo durante todo el montaje. Es un espectáculo en sí mismo ver a Angélica o Adriana (según sea el caso) y a Santiago recorrer, literalmente, el foro entero para dar vida a los personajes.

3. El encanto de lo simple. La ficción en esta obra nos planeta un escenario controlado y sencillo. Una actriz y un actor con los elementos indispensables, pero sobre todo seguros, para narrar esta peligrosa historia. Sin embargo, detrás de ello hay un meticuloso trabajo de todo el equipo creativo. Lograr este efecto, con elementos que funcionan como una precisa maquinaria, involucra el diseño de escenografía de Mauricio Arizona; del vestuario diseñado por Anabel Ortega; el diseño sonoro de Fernando Sisniega y Alan Muciño; el combate escénico coordinado por Ramón Cadaval; y los efectos especiales de Promedsa.

Este montaje nos deja el buen sabor de boca que deja una propuesta honesta y refrescante. La obra nace de una necesidad personal de todo el equipo que en ella participa. Nos comparten, en el programa de mano, que después de la pandemia sabían que “uno de nuestros regresos a los escenarios debía ser con una obra que sacara sonrisas después de tanta oscuridad”. El objetivo lo cumplen cabalmente con esta obra.

Así que ya lo sabes, si tienes ganas de disfrutar una comedia que transita de los diálogos ingeniosos a una trepidante comedia física, Mabel es una magnífica opción. Además, al ingresar a la sala te regalarán un lindo obsequio que seguramente, no querrás quitarte aunque ya haya finalizado la función.

Para más información de Mabel, horarios y boletos, haz clic aquí.

 

Por Óscar Ramírez Maldonado, Fotos: Cartelera de Teatro.

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