Por Luis Santillán/ Ghost, la sombra del amor se presenta en México bajo la producción de Mejor Teatro y Morris Gilbert, es la versión del 2011, que se hizo de la película noventera del mismo nombre, con libreto y letras de Bruce Joel Rubin, y música y letras de Dave Stewart y Glen Ballard. La obra conserva la línea anecdótica donde una joven pareja ve fracturada su relación por el asesinato de Sam, quien tendrá que solicitar la ayuda de la médium Oda Mae para proteger a Molly y revelar los motivos que causaron su muerte.
El elenco del montaje está integrado por Paulina Goto, Felipe Flores, Christian Escuredo, Carlos Fonseca y Lorena D’ la Garza. Esta producción cuenta con más de un actor para los roles centrales, en esta ocasión, el personaje de Molly también será interpretado por Dai Liparoti y Sofía Tovar, y en el de Carl estará también Alex Brizuela.
La producción realiza un trabajo meticuloso que se puede ver en el vestuario cuyo diseño es de Estela Fagoaga y Felipe de Lima, porque recrea de manera creativa el referente temporal manteniendo un equilibrio entre la nostalgia y la funcionalidad.
El diseño de escenografía es el original de Federico Bellone y adaptado para México por Emilio Zurita y expone la gran capacidad técnica para lograr los cambios de escena con suma agilidad, los movimientos de las paredes, columnas, lámparas alcanzan su máxima cuando surge (literalmente) el vagón del metro de Nueva York. Hay transiciones en las que, apoyadas por la iluminación, dan acentos visuales que sorprenden y revitalizan tanto el ritmo y la atención.
De increíble magnitud es el trabajo de Lorena D’La Garza, con el personaje de Oda Mae, devora no sólo las escenas en las que está sino la obra completa, detalla la corporalidad a tal grado que le da un “andar” que queda en la memoria del público. Vocalmente tiene una gran capacidad para invadir el teatro entero con cada canción, coloca el léxico del personaje en el punto exacto para sentirlo orgánico, construye su capacidad de escuchar “al más allá” de manera creíble y divertida, posee la gracia y carisma para hacer que el personaje sea querido, a la vez genera estados emotivos que enlazan poderosamente con quien la está observando.
Son dos las secuencias memorables. La primera es aquella que ocurre en el vagón del metro porque es donde “la magia” para crear ese mundo entre la vida y la muerte es perfecta, tanto por la parte técnica como por la precisión de quienes están en escena, queda en relieve la destreza corporal como la exactitud de movimiento. La segunda se da por el trabajo actoral y es la primera escena donde aparece Oda Mae, quien hace a la anciana que solicita sus servicios y las dos actrices que hacen de asistentes de la médium cantan de manera asombrosa, juntas logran, quizás, el mejor número de la obra porque se puede apreciar la calidad musical e interpretativa.
El ensamble funciona bien, hay unicidad de movimiento en las coreografías, fuerza en las canciones y construyen los espacios a partir de la tipificación de personajes, son un conjunto que revitaliza los momentos.
Ghost, la sombra del amor, tiene la producción necesaria para ser un musical que agrade, es la opción para ver la magia del teatro y disfrutar del amor que no desaparece incluso cuando la muerte llega de manera inesperada.
La obra se presenta de viernes a domingo en el Teatro San Rafael, consulta horarios, precios y descuentos, aquí.
