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LA MADRIGUERA: Una oportunidad para ver el dolor



Fotos: Francisco Bravo

Por Luis Santillán/Playhouse Entertainment lleva a escena La madriguera (Rabbit Hole) de David Lindsay-Abaire, bajo la dirección de José Sampedro. La traducción del texto es de Sampedro.

El texto de Lindsay-Abaire tiene una estructura que permite catalogarlo como pieza. La línea anecdótica desarrolla situaciones que carecen de peripecia (entendida como una acción que modifique de manera irreversible la línea de desarrollo), pero que se sostiene por las características de los personajes, la interacción que tienen con los demás. Si bien tiene momentos de comedia, ésta nunca se da por hacer énfasis en vicios de carácter, sino que aprovecha contradicciones o complejidades de la situaciones.

Destaca el entramado que construye a partir de cómo procesa cada uno de los personajes la situación origen (la muerte del menor), las variantes y características de cada uno de los personajes requiere de muy poco para cimentarlos en la escena. Los ángulos que ofrece incrementan la reflexión del público y enlaza de manera poderosa los estados emotivos de quienes accionan y quienes miran.

La dirección de Sampedro le da una gran textura de cotidianidad tanto a las acciones como a las situaciones, eso permite que cada integrante del reparto pueda trabajar su personaje con la misma sutileza que tiene la dirección. Hay bloques que, cayendo en el terreno de los “gustos”, vale la pena preguntar si refuerzan o tan solo son “ilustraciones”, el más concreto es el audio de cuando el padre ve los videos del hijo. Para algunos ese momento le da fuerza, para otros quizá sobra, porque contrario a lo que Sampedro quiere evitar, le da un toque melodramático. Esa acción podría tener mayor fuerza si todo quedara en el trabajo del actor. Son extrañas esas decisiones porque casi en toda la obra el director confía en el trabajo actoral.

Se ha escrito sobre el eficaz trabajo de Margarita Sanz y hay poco que aportar al respecto. También se ha escrito sobre la actuación de Johanna Murillo, en resumen se menciona la casi nula variación que tiene su personaje, en un primer momento podría interpretarse como una falla del trabajo de Murillo, pero quizá no es así, cabe la posibilidad de que se haya tomado una decisión en conjunto entre director y actriz y apostar a eso. Tendría peso que la “madre” pase por un proceso menos visible.

Lo que vale la pena destacar es el trabajo de Adriana Llabrés. Lo que hace en escena permite ser un punto de equilibrio entre los demás personajes, los dimensiona a partir de la proyección que hace de ellos en la manera de relacionarse, pero lo meritorio en esta ocasión es lo que sucede con ella cuando no está en la escena. Escucha a sus compañeros, se liga emotivamente con el trabajo que mira, crea un vínculo con el suceso, reconoce la calidad actoral o la complejidad de la situación y todo eso le da una carga, un bagaje particular que proyecta en su actuación, que sirve para alimentar a su personaje.

Después del intermedio algo ocurre con la puesta, todo lo que ha sido eficaz, contundente, estimulante, va perdiendo peso. Pero viene desde el texto. El último bloque tiene escenas que sólo dan giro sobre lo ya planteado, lo ya visto, lo que ocurre es un alargamiento de la anécdota sin que algo sume. La escena que ocurre después de que la “madre” fue a hacer las compras funciona muy bien por la réplica que tiene de la primera escena, pero todas las demás parecen regodearse con lo ya creado.

La madriguera es la posibilidad de ver un suceso que nadie quisiera vivir, es por eso una de las razones que hacen del teatro un arte tan relevante y significativo, el público en un acto de comunión comparte estados emotivos, por una noche están enlazados con el dolor de otras personas, de otros seres. Nada de eso sería posible sin un equipo de trabajo que logre una puesta en escena como la que existe en el Foro Lucerna. El trabajo actoral es de gran calidad, la dirección juega con destreza lo que el texto ofrece, la producción cuida los detalles, en suma todo está para lograr que la obra repercuta en quien la mira.

Las funciones son en el Foro Lucerna hasta el 17 de septiembre, consulta precios y horarios, aquí.

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