Por Ro Tierno/ Compuesta por Marcela Rodríguez, a través de los textos de Frida Kahlo, estará en el Teatro del Centro Cultural Helénico hasta el 18 de marzo.
En el 2004, la apertura del baño de la Casa Azul después de 50 años fue todo un acontecimiento, allí habitaban tesoros íntimos de la artista mexicana: sus cartas y diarios personales donde habla a corazón abierto de muchos temas, como el arte, sus miedos, de sus dolores físicos, y de Diego, claro.
La ópera compuesta por Marcela Rodríguez invita a descubrir esta otra Frida, con una puesta en escena más que original: una escenografía hecha de papel, efímera y surreal, donde transcurre la escritura de los textos en puño y letra de la artista.
Las actrices, Jesusa Rodríguez (también directora de la obra), y la soprano Catalina Pereda, interpretan a esta Frida y a través de ellas se da una conexión categórica del público con el universo íntimo de Kahlo.
Los actores Alejandro Camacho M. y Carlos Brown interpretan a seres extraños, que por momentos parecieran ser los pensamientos de Frida. Actuaciones destacadas que generan un todo orgánico en la escena dándole dinámica y consistencia.
Las cartas de Frida transcurre en once escenas consecutivas, teniendo como línea los escritos y el núcleo artístico que las atraviesa. Así, reconocemos a una Frida crítica, temerosa, inconsciente del reconocimiento que tendría luego de su muerte.
Las cartas transitan por su estadía en Europa, sus relaciones con los artistas como André Breton y Marcel Duchamp, su estado físico, sus opiniones políticas y sociales, y sobre todo un análisis de su obra, exponiendo el leitmotiv de sus pinturas. Se recorren varios años de su trayectoria y de su trágica vida, hasta su muerte en 1954 en Coyoacán.
La ópera es imperdible, tanto por la puesta en escena, las actuaciones, y el descubrir íntimamente a una de las artistas más destacadas de la pintura del siglo XX mexicana.
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