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REFLEJOS DE ELLA: Entre lo religioso y lo pagano



Foto: Cortesía Teatro La Capilla

Por Roberto Sosa/ De su ideología, de otra forma de sentir y desear. Su mirada es introspectiva, hacia donde habitan sus anhelos, sus ansias. Aislada en una celda, extravía sus pensamientos y proyecta su juventud.

Habla dormida para compartir sus sueños y sus frustraciones. En este universo ficticio donde convergen las dos, está una presencia masculina. Es ¿la muerte? ¿el hijo de Dios…? o sólo un hombre que la erotiza.

El texto de Fernanda de Monte nos habla de Sor Juana Inés de la Cruz y Juana Inés de Asbaje y Ramírez, las dos mujeres confluyen en un mismo espacio, en uno es la mujer madura recluida en su dormitorio, es obligada a dejar de escribir y callar, ella prefiere morir; y es la joven que cuestiona y se inconforma. La escritura de la autora es la afinidad que siente con el personaje.

La atmósfera de la obra es oscura, análoga con la época que le tocó vivir. Las dos actrices encarnan un personaje en distintos momentos de su vida. Dos etapas marcadas en los hábitos, Sor Juana viste uno en color negro, Juana Inés de Asbaje utiliza uno blanco. Una es el reflejo de la otra. El relato desborda el pensamiento de una mujer que traspasa el tiempo; la obra dialoga como lo haría la gran escritora novohispana.

La inercia se interrumpe con la presencia de un personaje ambiguo: Moira. Se baja del escenario, se mueve entre el público para confrontar y cuestionar: ¿Quién se siente un gran Señor…? La prensa quizá, pero no”. Indaga los vacíos emocionales de los asistentes. Se hace presente en los dos espacios, el ficticio y el real. Sobre el escenario baila con la Marquesa y con Juana Inés, rompe con los protocolos.

La dramaturgia de Fernanda del Monte bifurca al personaje, en paralelo vemos a la misma mujer inconforme y rebelde, joven y madura. Anhelante del conocimiento, adelantada a su tiempo. La obra refleja su pensamiento e ideología que transitaba entre lo religioso y pagano. ¿Qué pensaría Sor Juan Inés de la Cruz de un México misógino, desigual y violento siglos después, donde siguen los feminicidios, violaciones y desapariciones forzadas?

La dirección es de Carol Brokan, su propuesta –como lo dice el texto- es presentar a la misma protagonista con rostros distintos, escogió bien a dos actrices que le dieran certeza al relato; el hombre que las dos imaginan de forma distinta, lo lleva con mesura y lo apremia con lo necesario. La Marquesa representa la época y Moira rompe con los esquemas. Brokan articula el lenguaje escénico y logra un buen resultado.

Las actuaciones son de Pedro Kóminik (Moira), Gabriela Betancourt (Sor Juana Inés de la Cruz), Regina Vallejo (Juana Inés de Asbaje), Hugo Rocha (Hombre) y Maricarmen Molina (Marquesa). En cada uno vive el personaje y cada uno lo sabe encarnar. No hay uno mejor que otro, todos están en el mismo nivel. Kóminik por momentos se roba la atención con la coreografía virreinal. Creativos: Gerardo Olivares, iluminación; Rafael Durad, diseño sonoro y composición; Violeta García, vestuario.

Reflejos de ella es una coproducción de Arlequín Arte Multidisciplinario, Regina Vallejo y Alharaca Teatro. Las funciones son en La Capilla Teatro, los viernes a las 20:30 horas, hasta el 23 de marzo.

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