Fotos: Jorge Vargas
Por Roberto Sosa/En la mitología griega según Esquilo, Prometeo es el amigo de los mortales, honrado principalmente por robar el fuego de los dioses y darlo a los hombres para que fueran libres; motivo por el cual Zeus lo castiga. Prometeo no tenía miedo alguno a los dioses y ridiculizó a Zeus y a su poca astucia. Para el autor francés André Gide, Prometeo se come a su águila, versión contrapuesta de Esquilo: es el águila quien se come el hígado de Prometeo.
En esta obra, los personajes son vistos desde tres perspectivas: la mitológica (Esquilo), la filosófica (Gide) y una visión contemporánea de Alaciel Molas, autora del texto. Es la actualidad y los todopoderosos son de carne y hueso: Prometeo en cuerpo de mujer, Zeus es un hombre maduro con su perro, Hefesto lisiado y cojo (al nacer su madre Hera lo vio tan feo que lo tiró del Olimpo) y Eris la Discordia, una mujer en cuerpo de hombre.
Hefesto y Eris se confabulan; el encuentro entre Zeus y Prometeo podría ser una opción para redimir a la sociedad. Zeus convocó a los Dioses. Lo prometeico es ahora librar el fuego, no el que fue robado, sino el que está presente en los sucesos de hoy, en las balas y los misiles que matan a la gente. El apólogo del mundo terrenal, es un cataclismo; el de los dioses es salvaguardar al ser humano.
Alaciel Molas nos habla de nuestro contexto con personajes extraídos de la mitología griega; los suyos son de carne y hueso, y habitan el mundo de hoy. Un texto interesante que se expresa en la contemporaneidad, con la mirada en el Monte Olimpo. En la versión de Molas, igual que la de Esquilo, a los personajes los mueven el odio y la venganza. En la mitología el águila castiga al encadenado Prometeo. Hoy Prometeo habita el cuerpo de una hermosa mujer con “lindas tetas…”
Las actuaciones son Tito Vasconcelos (Eris, mejor conocida como la Discordia), Alaciel Molas (Prometeo), Ángel Ancona (Zeus) y Luis Arturo García (Hefesto). Sus actuaciones no son niveladas. Vasconcelos y García están esplendidos; construyen y matizan magníficamente a sus personajes. Alaciel al inicio sobre actúa y cierra bien con un monólogo que dimensiona la obra. Ángel Ancona regresa a los escenarios como actor después de algunos años de no hacer teatro, y se nota, no tiene ritmo, no se ve cómodo y necesitó de un apuntador.
La dirección (ópera prima) es de Javier Rojas Trejo, es actor, productor y fue asistente de directores como Mario Espinosa, Claudio Valdés Kuri y Ron Daniels. Con Prometeo y la elección deja ver su inexperiencia, no conforma un espectáculo sólido; el desnivelado trabajo de su elenco es su responsabilidad. El resultado no es completo, no es una obra redonda.
Prometeo y la elección es una historia de dioses que busca la reflexión del espectador. La perspectiva y disertación es cómo se ve el mundo de hoy, y cómo se podría llegar a una realidad distinta, que cimente un mejor futuro. Las guerras por el poder, la violencia y la muerte, es la historia de la humanidad. Se plantea una hecatombe mundial que quizás podría cambiar el designio.
La iluminación y escenografía son de la siempre creativa Natalia Sedano; música original, Arturo Marruenda; vestuario y maquillaje, Alan España. La obra se presentó en corta temporada en el Foro de la Artes del Cenart; más adelante tendrá funciones en el Centro Cultural Carretera 45; cambia de escenario, esperamos que sea para bien.
