Por Itai Cruz/ La expresión de la mujer en el mundo de las letras y de las artes ha sido acallada, no solamente en la producción de textos, sino también en la publicación de los mismos. A lo largo de los siglos las mujeres, al aventurarse en campos que eran exclusivos de los varones, debían someterse a la exclusión.
De esta manera, en las artes escénicas muchas piezas de teatro, más a partir del siglo XIX, al igual que en otros campos del arte, podemos ver un proceso de emancipación de la mujer.
La primera aparición de una mujer que se tiene registrada, ocurrió en Italia. Mediante un decreto hecho por los hermanos Drusiano y Tristano Martinelli, que dirigían la compañía italiana I Confidenti, lograron demostrar que las actrices Angela Salomona, Angela Martinelli y Silvia Roncagli eran necesarias para la representación.
A continuación, te presentamos a estas mujeres que han hecho historia en el mundo de las tablas:
La Calderona
Su verdadero nombre era María Calderón, también apodada “Marizápalos”. Fue una notable intérprete madrileña del siglo XVII, que abandonó los escenarios en plena fama cuando conoció al rey español Felipe IV, durante una presentación del Corral de Comedias de La Cruz. Su historia es conocida, ya que es la madre de Juan José de Austria, fruto de sus amores clandestinos con el rey. Después de dar a luz, se le ordenó ingresar en el monasterio benedictino de San Juan Bautista. Sin embargo, cuenta la leyenda, La Calderona huyó del convento y acabó sus días en la sierra que lleva su nombre situada al norte de Valencia en el camino de Aragón.
Sor Juana Inés de la Cruz
El Siglo de Oro de las letras y las artes hispanas dejó muchos nombres masculinos y pocos nombres femeninos. Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana no fue sólo uno de esos pocos nombres escogidos, que después sería conocida como La Décima Musa, La Musa de América, El Fénix de México. Sor Juana fue pionera en las letras feministas por su defensa a la igualdad de oportunidades educativas para las mujeres y su derecho a expresarse. Destacó también en la dramaturgia, particularmente en la comedia, el sainete y el auto sacramental (especie de drama religioso). A lo largo de su vida, mostró una increíble generosidad y solidaridad hacia las mujeres, a las que animó a seguir sus pasos intelectuales.
Sarah Bernhardt
De madre cortesana y padre desconocido, Sarah sufrió además un accidente que con la edad, le traería consecuencias. Sin embargo, superó todas las adversidades y pasó a la historia como una de las mejores actrices de todos los tiempos. Sus interpretaciones alejadas de los excesos, basadas en la naturalidad y en una voz que envolvía el escenario en el que actuaba, atraparon a críticos y público. Tanto en el teatro como en los primeros años del cine, Sarah Bernhardt cosechó grandes éxitos y su fuerza de voluntad unida a su gran talento fueron la clave de su éxito. Freud tenía un retrato suyo en el consultorio y Oscar Wilde le dedicó su obra Salomé.
Jeanne Eagels
Amelia Jeannine Eagles nació en Kansas City, Missouri en 1890. Trabajó como cajera en unos almacenes, hasta que se interesó por la actuación, convirtiéndose en una de las más destacadas actrices del primer cuarto del siglo XX en Broadway. Comenzó su carrera con Dubinsky Brothers. En 1926 le ofrecieron el papel de “Roxie”, en el musical Chicago, pero en los ensayos decidió abandonar el proyecto. También hizo cine, tanto mudo como sonoro. Falleció a los 38 años a causa del alcohol y las drogas, y ese mismo año se estrenó la película The letter, por la que recibió una postulación póstuma al Oscar como mejor actriz, la primera vez que ello ocurrió.
Margarita Xirgu
Poco tiempo antes de que estallara la guerra civil española, el mundo de las letras y el arte vivió unos años de esplendor. Grandes nombres como Unamuno o Lorca brillaron con luz propia, así como el de Margarita Xirgu, actriz de teatro que deslumbró a toda España y gran parte de Latinoamérica. También representó obras de otros grandes autores, vivos en su momento o ya fallecidos, como Dumas, Wilde, Pérez Galdós, Valle Inclán, Casona, Bernard Shaw y D’Annunzio. Cuando estalló la guerra, tras el triunfo franquista, optó por el exilio y adoptó la nacionalidad uruguaya. Murió en Montevideo en 1969.
Agatha Christie
Aunque es mayormente conocida por sus obras policíacas, poco se habla de que también fue una exitosa autora teatral. En 1952 se estrenó La ratonera, obra suya basada en su relato Tres ratones ciegos y otras historias, la cual impuso un récord de permanencia en cartelera en Londres. En 1953, Testigo de cargo, basada en su relato homónimo, llegó al cine dirigida por Billy Wilder, con varias luminarias famosas de aquel tiempo, entre los que estaban Charles Laughton, Marlene Dietrich y Tyrone Power.
Eva Perón
La mujer que ha causado la mayor conmoción en la historia de Argentina, debutó en el teatro a los 16 años, con un pequeño papel en La señora de Pérez. En 1938 consiguió entrar en la Compañía de Teatro del Aire y en 1942 era contratada por la Compañía Candilejas. Aquella carrera artística no sólo le serviría para conseguir su sueño y una vida más o menos acomodada, sino que sería -para la futura Eva Perón- una gran experiencia para hablar en público y enganchar con su fuerza y su carisma a todos los que la escuchaban. Eva dejó su carrera artística y se implicó en la política, en el camino conoció a Juan Domingo Perón, quien se convertiría en presidente de Argentina en 1946. Evita ejerció como embajadora de buena voluntad, mientras tomaba nota de las distintas actividades sociales realizadas en estos países para mejorar la situación social de los trabajadores y desamparados, hasta que el cáncer la hizo perecer y su muerte a los 33 años la convirtió en mito.
¿A quién más agregarías?
