Por Itai Cruz/ En mayo, gracias a una tradición de 53 años, el teatro germano tiene la costumbre de celebrarse, de mostrarse, de concentrarse, de entrar en discusión.

Desde 1964 se celebra el Theatertreffen Berlín 2016, el encuentro de teatro alemán, y el presupuesto anual destinado a las 140 salas de este tipo es de 2 mil millones de euros, donde Berlín ocupa un lugar primordial. Esto nos habla de la gran maquinara de gestión pública que se pone en marcha, que es una de las tantas vidrieras del poderío artístico y económico que tiene la nación germana.

Berlin_1Como suele suceder en otras capitales, acá hay varios circuitos: el alternativo, el público, el profesional, en el cual trabajan algunos actores de llegada más masiva, y el comercial en sí mismo. En todos estos años el encuentro ha tenido 9 directores artísticos y 89 jurados, y se han presentado 574 montajes en más de 70 salas. Como es costumbre, el jurado selecciona las obras más destacables del teatro en alemán (una forma de incluir a Austria y a Suiza).

Este año, el jurado, compuesto por seis hombres y una única mujer (dato un tanto llamativo), cumplió con ese rito de viajar durante el año tratando de lograr una muestra representativa. La selección de los montajes que formarán parte de su programación es decidida, discutida y peleada por un jurado que, durante el año, ve más de cien montajes hasta tomar una decisión final por mayoría.

Berlin_3El jurado tiene una regla, cuenta Barbara Burchhardt, su única integrante mujer: “Si uno de nosotros, al llenar una ficha, dice que la obra analizada es digna de ser tomada en cuenta, obliga al resto a verla”. Los alemanes parecen ser estrictos con eso tanto como con la puntualidad.

En la programación de este año, que comenzó el viernes pasado y culmina a fines de mayo sobresalen las producciones de las grandes compañías estatales alemanas, los textos clásicos, la presencia de directores que vienen con la fama de niños terribles de la escena, grandes obras con importantes montajes escenográficos.

Berlin_4Con el fin de darle cabida a los artistas emergentes y generar una discusión sobre la producción escénica, en esta ocasión y gestionado por el Instituto Goethe, hay invitados de India, Palestina, Rumania, Rusia, Serbia, Sierra Leona, Chile, Eslovaquia, Sri Lanka, Venezuela, Argentina, entre otras naciones.

De esta manera Alemania da a conocer su producción escénica y posicionarla en el gran mercado de las artes escénicas internacional con un poderío, tanto artístico como económico, que pocos países tienen.

Con información de La Nación

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