Por Jessica Coca / Novia de Rancho, escrita por Cutberto López, dirigida por Luis Fernando López y protagonizada por José Luis Guarneros “El Macaco”, es la historia de una joven mujer que al verse plantada en el altar, saca no sé de dónde un rifle y toma secuestrados a sus invitados (el público).
Cuando la policía trata de llegar a un acuerdo con ella para liberar a los rehenes, ésta les dice que para dejar ir a los invitados deberán de traerle a Cutberto (su prometido) para que se case con ella o la deje como estaba.
Durante el transcurso de la obra, la novia nos va narrando a los invitados los desengaños amorosos por los que ha pasado a lo largo de su vida, partiendo desde el amor inocente del Kínder, seguido del amor platónico de la primaria en donde idealiza a uno de sus maestros; el despertar del amor adolescente que espera que en su fiesta de XV años se haga realidad y finalmente la enooorme fila de pretendientes que se le forma al entrar en el mundo laboral pero que, desafortunadamente para ella, ninguno fue el amor de su vida.
Decepcionada por no encontrar a su media naranja, en una reunión conoce a Cutberto, quien la ignora totalmente, pero ella decide echar toda la carne al asador y hacer de él su príncipe azul.
“¿Quién no va a estar en un estado de efervescencia cuando lo que tanto anhelas, cuando tu sueño máximo, cuando tu ilusión más ilusionada está a punto de cumplirse?, ¿quién no va a desfallecer entre suspiro y suspiro cuando veías que lo que era casi imposible está por realizarse?, ¿quién no va a tener la piel de gallina culeca cuando sabes que alcanzas el último tren?, ¿quién no va a llorar cuando sabes que vas a dejar de engrosar las filas del ejército de las quedadas, amargadas y solteronas y vas a llegar… y vas a llegar al altar con el hombre de tus sueños, pura, casta, virgen, inmaculada y hasta desparasitada por qué no, y todo para qué…? ¡Para que el infeliz te deje como novia de Ransho!, ¡no es justo!”, éstas son sólo algunas de las divertidas líneas que te harán reír sin parar en los 70 minutos que dura la obra.
Es así como una novia despechada, con un peculiar acento norteño, hace que sus rehenes pasen un excelente rato mientras narra todo lo que ha hecho con tal de alcanzar la felicidad total, misma que no está dispuesta a perder por un simple plantón, haciendo que la historia termine con un final inesperado.
Este monólogo es sin duda una comedia que no se pueden perder, les aseguro que la disfrutarán mucho tanto hombres como mujeres.
¡Que disfruten la función!
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