El 25 de febrero de 1983 marcó el final de una era para el mundo del teatro con la muerte de Tennessee Williams, destacado dramaturgo estadounidense nacido el 26 de marzo de 1911 en Columbus, Mississippi. Williams se destacó como uno de los principales exponentes del drama del siglo XX, junto a Eugene O’Neill y Arthur Miller. A lo largo de su carrera, exploró temas como el machismo, la decadencia de la aristocracia sureña y los prejuicios sociales.

Williams, cuyo nombre real era Thomas Lanier Williams III, desarrolló su pasión por la escritura desde una edad temprana. Contrajo difteria a los siete años, la cual lo mantuvo en cas durante dos años. Entonces su madre lo impulsó a explorar su imaginación y le regaló su primera máquina de escribir.

Entre 1929 y 1931 asistió a la Universidad de Universidad de Misuri-Columbia. Su padre lo sacó de la universidad y comenzó a trabajar en una fábrica de zapatos. A los 24 años sufrió un colapso nervioso y dejó ese trabajo.

En 1936 se matricula en la Universidad Washington en San Luis. Al año siguiente se transfiere a la Universidad de Iowa, donde adquiere el apodo de “Tennessee” por su acento sureño. Posteriormente estudio en el Taller Dramático de la New School en Nueva York.

Un tranvía llamado deseo (1947) es su obra más conocida. La historia se ambienta en el barrio francés de Nueva Orleans y fue aclamada tanto en Broadway como en el cine. La versión cinematográfica fue protagonizada por Marlon Brando y Jessica Tandy en 1951. Otras obras notables del autor son La gata sobre el tejado de zinc caliente (1955), por la que también recibió el Premio Pulitzer, y El zoológico de cristal (1944).

A pesar de su éxito, Williams enfrentó desafíos personales y profesionales, luchando contra el abuso de sustancias y las críticas adversas que afectaron su capacidad para escribir.

Su legado perdura en producciones teatrales y adaptaciones cinematográficas en todo el mundo, incluyendo México, donde sus obras continúan siendo apreciadas y reinterpretadas por nuevas generaciones de actores y directores.

En México se ha anunciado una nueva versión de Un tranvía llamado deseo. El montaje estará bajo la dirección de Diego del Río, y se espera que sea protagonizado por Marina de Tavira. La obra está programada para estrenar en agosto en el Teatro Julio Castillo, bajo la producción de 25 Producción

Un tranvía llamado deseo tiene una larga tradición en México. La obra se montó por primera vez en nuestro país un año después de haber sido estrenada en Broadway. Se trató de un montaje del grupo Teatro de la Reforma, bajo la dirección de Seki Sano. Se presentó en el Teatro de Bellas Artes y lo produjo el Instituto Nacional de Bellas Artes. En aquel entonces el titular del Departamento de Teatro de la institución era Salvador Novo.

Uno de los montajes más recientes de este texto fue en 2017. Bajo la dirección de Iona Weissberg y Aline de la Cruz se presentó en el Teatro Helénico con un elenco conformado por Mónica Dionne, Marcus Ornellas, María Aura, Rodrigo Murray, Daniela Rodríguez, Héctor Sandoval, Luis Montalvo, Omar Saavedra, Angélica May y Rebeca Roa.

En la última década, también han llegado a la cartelera de la CDMX otros clásicos del autor. En 2106, en el Foro Cultural Chapultepec, el público pudo disfrutar de La gata sobre el tejado caliente. Bajo la dirección de Enrique Singer actuaron Luis Roberto Guzmán, Iliana Fox, Patricio Castillo, Verónica Terán, Carlos Corona, Amanda Schmelz y Pablo Bracho.

En 2018, bajo la dirección de Diego del Río, se presentó en el Teatro Helénico El zoológico de cristal. El elenco estuvo integrado por Blanca Guerra, Mariano Palacios, Adriana Llabrés, Pedro De Tavira y David Gaitán.

Si bien hace 41 años el mundo perdió a un autor visionario del teatro, su influencia perdura hasta nuestros días.

 

Por Óscar Ramírez Maldonado, Foto: Orlando Fernández, Librería del Congreso.

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