Por Roberto Sosa/ Cabe recordar que Nora protagonista en la obra de Ibsen, es una ama de casa, esposa de Torvaldo y con tres hijos; todo en aparente armonía. El conflicto es que ella debe fingir cierta ligereza. Ante la sociedad de su tiempo, Nora entiende que para conservar el amor de su marido y resguardar a su familia, se debe mostrar como una mujer bella, frívola y alegre. La historia gira alrededor de una señora de hogar y un empleado de banco.
Torvaldo realiza un viaje a una zona cálida de Europa para curar sus dolencias; el traslado lo hace posible gracias al préstamo que Nora consigue con Krogstad, un usurero que en ausencia de su esposo, reclama el pago por el dinero que facilitó. En este punto de la historia inicia Sin permiso fuera de casa; narra los encuentros clandestinos de Nora y Krogstad en una esquina de alguna calle poco iluminada.
La dramaturgia es de Ximena Escalante, el relato es una disputa psicológica entre hombre y mujer. La tensión dramática es desde el primer encuentro, en la primera escena, crece con el desarrollo y se desvanece hacia el final. Los diálogos sujetan, en ellos los personajes muestran su posición que el dinero prestado representa. La historia que Escalante plantea en su texto es una riña de género, es presenciar quién de los dos impone superioridad desde sus emociones.
Ruby Tagle dirige el montaje con sensibilidad, para ella la historia y personajes deben abrazarse y fusionarse en un lenguaje artístico, y desde allí dialogar con el espectador. Los elementos que componen el montaje los conjunta para este propósito. Al fondo de una esquina delimitada donde se citan los protagonistas, Ruby incorpora un tercer personaje, en cada transición aparece un músico vagabundo cuyo instrumento llama la atención por su forma y notas que llenan el espacio.
Las actuaciones son de Patricia Madrid y Everardo Arzate, la empatía entre ambos es evidente, se cuidan y protegen. En cada uno habita el personaje, son creíbles, transmiten emociones y sensaciones que los protagonistas sienten y viven. Su actuación es el reflejo de horas de trabajo para preparar, crear y construir su personaje. Ambos tienen talento, compromiso y experiencia, con lo cual hacen la representación logrando un buen resultado.
Sin permiso fuera de casa es un momento en la historia de Casa de muñecas, clásico de Ibsen, drama realista que emancipa a la mujer. La historia escrita hace más de un siglo tiene resonancias en nuestro tiempo; quizá para algunas mujeres de hoy el tema podría ser anacrónico y obsoleto, no obstante, las pasiones, ímpetus y exaltaciones que las sacuden y mueven no cambian, siguen igual. Lo femenino y sus emociones son inevitables, son por siempre.
El espectador que vea la obra se encontrará con un buen montaje, bien producido y acabado. Al entrar a la sala tomará su butaca y se acomodará para presenciar una puesta en escena con todas sus convenciones. El teatro es música donde los actores vibran igual que las notas del instrumento, salen del escenario para alcanzar al público y lo hacen vibrar.
Escenografía e iluminación, Félix Arroyo; vestuario, Giselle Sandiel; música original y ejecución en vivo, Pablo Ramírez. Aurora Teatro y Sempiterno Theatrum.
La obra se presenta lunes y martes, hasta el 5 de abril, en la Sala Xavier Villaurrutia del CCB, consulta horarios y precios, aquí.
