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LA VELOCIDAD DEL OTOÑO: Escuchar y entender a nuestros padres



Por Mariana Mijares/ La vida avanza y el tiempo no se detiene, esto es algo que ha entendido Alejandra (Susana Alexander), quien se encuentra encerrada en su departamento hasta que su hijo Carlos (Fernando Canek) irrumpe en él luego de haberse trepado por un árbol, y por el balcón, para entrar a la fuerza.

Carlos no ha visto a su madre hace años, y aunque de inicio desconocemos el motivo, su primera interacción no resulta tan cordial.

Trepaste como Tarzán de quinta categoría. Ya me viste, ahora ya te puedes ir por donde entraste”, le dice ella con indiferencia.

Momentos después, él se acerca más, y ella nota que ha cambiado.

Diste el viejazo”, le dice, lo que nos confirma que no se han visto en mucho tiempo y que esto se trata de un reencuentro.

La obra de Eric Coble (traducida y adaptada por Guillermo Wiechers) ocurre en el departamento de ella, donde la escenografía recrea perfectamente el mundo de Alejandra: atrás hay un pequeño mueble con un tocadiscos; cerca, una mesa con algunas fotografías y una lámpara; el reposet rojo donde ella se sienta, junto hay una pequeña mesa con un encendedor y una botella, y algo muy diferente: la entrada principal ha sido transformada en una barricada, con burós apilados, un librero, una silla y un banco, todo frente a la puerta impidiendo la entrada.

La botella que ella sostiene está además conectada a otras 10 botellas mediante unos cordones, porque además de hablar con ella, Carlos tiene una misión realmente importante: evitar que su madre vuele el edificio con bombas Molotov como amenazó.

Él cuestiona si esas botellas contienen gasolina, pero ella explica que no, contienen líquido revelador, una sustancia incluso más flamable que la gasolina.

No puedes dinamitar un edificio emblemático de Polanco”, reclama él.

Ah, entonces esto es un problema de bienes raíces”, responde ella.

Luego se entiende que la radical decisión de querer volar el departamento, y el edificio como consecuencia, se debe a que los hermanos de Carlos: Leonor y Miguel, quieren llevarla a un asilo. Luego de que intentaran hacerla razonar sin éxito, amenazan con traer a la policía, por lo que Carlos tiene una hora para hacerla cambiar de opinión.

El hijo entiende muy pronto que intentar convencer a su madre no será fácil, por lo que más bien cambia de estrategia y opta por escucharla de verdad. Alexander y Canek empiezan así a compartir, en lo individual y en conjunto, las reflexiones de sus personajes y el momento de vida por el que atraviesan.

Carlos es ese hijo pródigo que regresa; con años de experiencias, tristezas y desamores que el actor construye a partir de la vulnerabilidad. Su momento más emotivo llega cuando comparte la impotencia que mostró al reaccionar ante un accidente.

Además, también recuerda lo significativo que fue el que su madre lo llevara a los museos, y sobre todo, que le enseñara a ver las cosas de verdad.

Al escuchar con atención a su hijo, el personaje de Alexander va bajando sus barreras y empieza a sincerarse sobre cómo su cuerpo está fallando y la mente ya no es lo que era, dejando entrever su miedo a morir, y sobre todo, cómo quiere ser recordada.

El que ella sea honesta, abre la puerta para que Carlos también le comparta cómo fue haberse ido por sentir que sus padres no aceptaban su orientación sexual.

Entre estos diálogos, el texto de Coble también incluye varios instantes de humor. Las risas son solo una de las formas en las que Alexander conecta con el público. Su carisma e ingenio se mantienen, son evidentes, y sobre todo, sigue presente esa conexión que ha forjado con su audiencia a lo largo de una trayectoria de más de 70 años, pues empezó a actuar a los 7.

La primera actriz, que ahora tiene 80 años, ofrece una actuación tan viva y animada que es difícil imaginar que sus hijos quieren mandar a un asilo, pero conforme sigue compartiendo su sentir, va confesando que al verse frágil en los ojos de alguien más, entendió su verdadera fragilidad.

He tenido un buen cuerpo, uno que me ha llevado a infinidad de lugares, pero se está rompiendo”, admite.

Mientras esta madre sigue reflexionando sobre el imparable paso del tiempo, Alexander ha hecho lo propio al declarar que esta será la última temporada teatral que realice; aunque piensa seguir haciendo unipersonales. Como su personaje, ha tenido una buena vida, además de una notable trayectoria.

Como en el árbol cubierto de hojas de otoño que está presente en este escenario y que se vuelve otro personaje, la actriz ha compartido que los textos que ha hecho son como su savia, lo que le ha dado vida.

La velocidad del otoño sin duda resonará con diversas generaciones; quienes son padres, o abuelos en la tercera edad podrán identificarse con la protagonista, mientras que los hijos, entenderán los sentimientos de Carlos, lo que genera diferentes niveles de conexión con la obra.

Hacia el final, Carlos ha entendido por lo que está atravesando su madre y en lugar de querer cambiarla, opta por acompañarla en su proceso. Esto se vuelve el principal valor de la obra: invitar a que los hijos realmente escuchen, entiendan y respeten, los deseos de quienes les dieron la vida.

Carlos y su madre están en una situación específica, pero en realidad su dinámica resulta universal; porque al final, hagamos lo que hagamos, la vida -como los árboles-, seguirá su curso natural. Solo nos queda disfrutar de cada estación, y a nuestros padres, en la manera en la que ellos elijan ser acompañados.

La obra se presenta sábados y domingo hasta el 30 de junio en el Teatro Rafael Solana, consulta horarios, precios y descuentos, aquí.

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5 comentarios sobre “LA VELOCIDAD DEL OTOÑO: Escuchar y entender a nuestros padres

  1. Soy Raquel Bialik, amiga de la infancia de Susana. Estaré este sábado ,abril 14,a las 5:00 asistiendo a la obra. Me encantaría poder darle un abrazo a Susana. ¿Es posible?
    Le llevo también la Revista Ser Mayor donde aparece en la portada. Yo fui colaboradora estrecha de dicha Revista por años(y aparece una de mis colaboraciones)
    Nos unen muchos recuerdos.
    Ojalá le hagan llegar este correo. Gracias

  2. Buen día
    Se ve una excelente obra, me gustaría saber si en su gira tiene contemplado venir a Tijuana, B.C. y cuando.

    Gracias.

    • Hola, María! Gracias por contactarnos, te sugerimos consultar las redes sociales de la obra y de doña Susana, sólo manejamos información sobre las funciones que se realizan en la CDMX, Saludos.

  3. Muy buen argumento para las generaciones de ayer, que no se dieron tiempo para el acompañamiento por sin fin de circunstancias y para las futuras generaciones que por lo anterior no sabrán cómo acompañar pues han sido abandonados por el desamor a la tecnología y digitalización, felicidades por el mensaje.

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