Por Roberto Sosa/ La excursión de las niñas muertas, inicia en el patio de una casona antigua, los personajes se cubren los rostros con la fotografía de una mujer que nos muestra su lengua, es el rostro de la autora Anna Seghers, una judía-alemana que salió de su país cuando principia la Segunda Guerra Mundial huyendo del nazismo alemán. La narradora es Netty Radvanyi, bisnieta de Anna quien sube por una escalera metálica hacia un balcón para dar inicio a la ficción.
El biodrama empieza cuando la autora regresa a su niñez para hablarle al espectador de una excursión escolar en un barco por el río Rhin, en Mainz, Alemania. El relato describe el viaje de regreso a Alemania, Anna vivió en México entre 8 o 9 años. La travesía cruza el tiempo en distintas épocas. En 1914 aparece con sus compañeras de clase, sus mejores amigas de infancia. El periplo finaliza en 1942 con la llegada del nazismo y las guerras que dilucidan su suerte y de sus amigas ya adultas.
Los espectadores excursionan el recinto siguiendo a los protagonistas por pasillos escaleras, salones y terrazas. En cada espacio se escenifica un fragmento de esta autobiografía, memorias y confesiones que toman relevancia en voz de Netty, descendiente directa de Seghers. La energía de este sitio se abraza al relato; en su interior se respira el aroma de otra época. La dramaturgia se mete entre grietas de muros, pasillos y escaleras siguiendo las huellas del tiempo y memoria.
El texto lo escriben conjuntamente Micaela Gramajo y Netty Radvanyi, basadas en el original. Netty ya había escrito un biodrama, (después de conocer la obra de Gramajo, Te matare derrota) que tocaba temas similares como el régimen fascista de los alemanes, el Holocausto y su herencia judía. Contaron con la complicidad de Homero Fernández Segura quien las reúne para levantar el proyecto.
La dirección es de Micaela Gramajo, su trabajo es interesante, aprovecha muy bien todos los espacios para transitar historia con personajes. Su herencia judía le da perspectiva exacta sobre el tema; Micaela vive ahora de cerca el anti semitismo el cual tiene el mismo peso histórico con el pasado que marcó a sus antepasados en la Alemania nazi. El texto le otorga elementos para abordar un tema de esta índole. Su afinidad con la autora es notable.
Actúan: Regina Flores Ribot, Ana Cortina Zirpins, Erik Gutiérrez Otto, Rubén Casas, Netty Radvanyi, y Micaela Gramajo. Habitan personajes reales en distinto tiempo; cada uno lo encarna y construye desde su propia visión del relato. Juegan en áreas donde mesas, libreros y demás objetos se adhieren a su labor histriónica. Tienen al público muy cerca, desafío que aprovechan para mostrar su talento.
La excursión de las niñas muertas es dentro de una casa que impresiona por su estilo y construcción, pareciera que el tiempo allí no transcurre, se quedó a vivir dentro de sus muros y pisos. “La casa nos escogió y nos recibió, llegó a nosotras de una manera hermosa, en un acto de generosidad absoluta”: Micaela Gramajo. Salí del sitio con la satisfacción de ver teatro en un espacio distinto, con otra energía, con una magia especial.
Musicalización, Carlos Matus; dispositivo escénico, Alain Kerriou; vestuario, Netty Radvanyi; traducción Claudia Cabrera. Esculturas: Malcolm Coelho y Girasol Botello. Una colaboración de Ohtli Producción A.C., el Patronato de la Industria Alemana para la Cultura A.C. y el Museo Universitario del Chopo.
La obra se presenta sábado y domingo hasta el 17 de abril en una casa escogida de la colonia Santa María La Ribera, para asistir hay lista de espera, y se debe escribir al correo ohtliprod@gmail.com
